jueves, 6 de mayo de 2010

NoviaAntañona

Novia Antañona
LA ESPERA NO CULMINA PARA SU ENTENDIMIENTO.

SENTADITA ALLÍ, EN ESE BANCO SUCIO Y POLVORIENTO DE LA IGLESIA, PROSIGUE LA NOVIA VIEJA, CON SU ÚLTIMA LÁGRIMA DE VERGÜENZA, -COMO ESPERMA CHORREADA DE UNA VELA QUE FUE BLANCA Y AHORA ESTÁ MUY SUCIA-.
SU MUECA DE ABANDONO NACIO ESE NEFASTO DÍA EN EL QUE EL NOVIO NO LLEGÓ Y DESDE ENTONCES NADIE HA PODIDO LEVANTARLA, NI SACARLA DE LA CAPILLA Y HA PÁSADO TANTO TIEMPO QUE HA COMENZADO A PARECERSE UNA DE ESAS VIEJAS ESTATUAS DE LAS VÍRGENES, UN CIRIO ANTIGUO, SIN USO, OLVIDADO.
DE PRONTO ELLA, VELO EN MANO Y SU VESTIDO DE TUL QUE ALGUNA VEZ FUE NUEVO Y HOY ES POBRE, AJADO, GASTADO POR EL DOLOR DE UN SUEÑO FRUSTRADO, POR UN DESENGAÑO, POR UNA PENURIA GENERACIONAL, NOS DEJA ESCUCHAR UN CHORRITO DE VOZ QUE SE VA CONVIRTIENDO EN ESTREPITOSA CASCADA EN PERFECTO FRANCÉS.
Ne me quittes pas
Il faut oublier
Tout puet s’oublier
Qui s’enfui déjà.
Oublier le temps
Des malentendus
Et le temp perdu
A savoir comment
Oublier ces heures
Qui tuaient parfois
A coups de pour quoi
Ne me quittes pas.
Ne me quittes pas.
Ne me quittes pas.
Ne me quittes pas...

DE PRONTO SE QUEDA EN SILENCIO. DA LEVENMENTE UNOS PASOS

ALICIA.- Guzmán me lo dijo... Tanto escoger... tanto nadar para ahogarme en la orilla... tanto glamour et savoir faire... y yo no le quise escuchar... No quise... porque así somos las mujeres enamoradas... Pensé que era una de sus bromas para fuñirme a mí; de sus desafíos por no haberlos preferido a ellos como el hombre de mi vida... Y no quise creerlo en la mirada vidriosa de papá cuando su familia vino a pedir mi mano y él aceptó porque fortuna mata desconfianza... Si alguien más me hubiera dicho... si alguien me hubiera parado en el mercado o en la puerta de Santa Teresa o en san Francisco y me hubiera gritado en la cara la verdad... pero todos... todos guardaron silencio... Dios me castigó... me faltaron el respeto y nadie pudo ayudarme... nadie dijo nada... sólo me dejaron aquí... La soberbia y la burla se volvieron hacia mí... mírenme... y a mí sólo se me pegó una letra de una canción que años después cantaría Jacque Brel: Ne me quittes pas...
¿Por qué cuando los miro a los ojos no me sostienen la mirada? Sí, es cierto, yo me burlé del matrimonio de la Hija de Guzmán Blanco... por pecar de pretenciosa y creer que se casaba en Les Champs Elisees... éramos demasiado francesas para entonces, por culpa de sus padres y a mí me pareció lo usual invitarla a comer con un grupo de amigas para divertirnos y burlarnos de ella... era la época... Era lo que se estilaba...
Ne me quittes pas.
Ne me quittes pas.
Ne me quittes pas.
Ne me quittes pas...

También me burlé de la fastuosa boda de la nieta de Rojas Paul... porque se decía en las calles de El Silencio que el marido tenía entonces un sabañón tan grande, -y que- cogió bañándose a orillas del Guaire, cerca del Conde, con una mujer de la mala vida, que se lo pegó en un aquelarre, por no decir una vulgaridad.... y el caballero, muy respetuoso y muy respetable -salvo por el asunto en cuestión- no le dejaba caminar dos pasos sin que quisiera rascarse como un mono la planta de los pies y otro lugar que prefiero no mencionar por honor a la moral y las buenas costumbres... Sí... allí mismo.... Les voy decir más: todo el mundo decía que era sabañón, pero yo estaba segura que era otra cosa que no mencionamos las damas decentes... imagínense que decían que cuando el caballero en cuestión se quitaba el pantalo ela aie se llenaba de una caspa que parecía que estaba nevando mientras él se rascaba con cuanto adminículo conseguía en su camino... y nos preguntábamos muertas de la risa –ustedes saben cómo somos de malintencionadas las mujeres cuando estamos solas hablando de todo el mundo-, nos preguntábamos – Marisol Mujica, Yajaira Bustamante, Elinor Pitre, Josefa Romero, Luisa Rivas, Mery Luna y yo- si la primera noche de boda ella no se habría contagiado de aquella picazón... y aquella nevada seca y picosa en sus partes... sí... es que –tan malas nosotras- nos lo imaginábamos y no podíamos controlar la risa... Sí es verdad... yo lo hice... me burlé... a carcajadas... como solo una hiena puede hacer... (TR) Y también fui yo la que obligó a Esthercita Crespo a sacarse una ridícula foto para que el viejo Heriberto Crespo, el dueño de la verdulería, creyera que se había casado con el impertinente del Pedro Ventura... pero como Venturita no quiso sacarse foto porque decía que eso era obra del demonio y que, además, las fotos eran solo para mujeres, ella tuvo que salir sola como la sayona en aquella ridícula mentira en la que trataba de decirle al energúmeno del papá: -sí, papi, sí me casé... escondida de todos pero me casé con Pedro Ventura...- y el sinvergüenza del marido seguía picando flores por San Juan; si cuentan –ustedes saben cómo era de chismosa la gente en esa época- que Pedro Ventura hasta tenía su jujú con una de las monjitas del convento que quedaba en Angelitos... Al principio de San Martín... Que todas las noches el frasquitero pasaba por la capilla yque para darle gracias a dios... y se las daba pero por los servicios de la monjita, y no por una razón meramente espiritual... y cuando Guzmán Blanco, bien afrancesado, obstinado de los curas y las monjas, mandó a derrumbar el edificio para construir los Bloques de El Silencio, se consiguió –para su asombro y el de la sociedad caraqueña- un jardín sembrado bien bonito, pero de niñitos muertos. Hijos en su mayoría, decían las malas lenguas de las niñas de sociedad que eran traídas por sus padres y familiares a esconder su vergüenza y su equivocación con las monjas, que sembraban los niñitos, a lo mejor con la inocente esperanza de que pegaran y crecieran como árboles, en nombre de Dios... ay Dios mío qué horror... lo cierto es que una de esas monjitas le brincaba a Pedro Ventura y conociéndolo como lo conocía, segurito que tenía su niñito enterrado en algún área de la huerta infantil... qué horror... (COMIENZA A REIRSE COMO UNA LOCA) Pobrecita Esthercita... tan negrita y venirse a enamorar de ese bicho, porque bien sinvergüencita que era. Ah, no, y cundo una le decía algo malo de Venturita, entonces ella decía que ya a ella no le gustaba el hombre, pero le tuvo doce muchachos... ¡¡Doce!! (TR) También me burle de otra... sí... Bastante que me burlé de la gocha Georgina, que se vino a Caracas escapada desde el Táchira con Márquez... el transportista más importante del gobierno de facto, que la metió en una residencia por los lados de Artigas y la dejó embarcada porque cuando se había establecido en Caracas pariendo cuatro muchachos de susodicho... se enteró que el muy berraco se había casado con la hijita de Meneses, porque esos sí que tenían real. El viejo Meneses ¿no te acuerdas? El que era capaz de ser empresario y pactar con los obreros y el demonio, pero no por pobre, sino por pájaro bravo, porque sabía que así manejaba mejor su empresa y sus reales... Bueno, te cuento y desarrollo: él no vio con muy buenos ojos que su única hijita se casara con aquel gocho, pero ya que la niña se empeñó con tanto afán que cerró los ojos y le dijo a su señora “-que sea lo que Dios quiera”- y así fue... tuvo cinco muchachos, pero al poco tiempo fueron llegando los cachorros de Georgina... imagínense que la Georgina se aprovechó que a la mayorcita le gustaban las muñecas y se paró frente a una juguetería y la niña se volvió loca viendo las Carolinas, que así se llamaban las muñecas para la época y se fue... y la dejó.... y cuando la niña se dio cuenta, su madre la había abandonado frente a una juguetería, por los lados de la Iglesia de Los Capuchinos... con la suerte que iba pasando un vecino y reconoció a la niña que no paraba de llorar y se la llevó a su casa... con la sorpresa de que cuando llegaron al lugar en el que la niña vivía con su madre, la loca de Georgina le tiró toda la ropa para la calle... y le dijo que se fuera con su papá... ¡Qué horror...! Y así la niña fue a parar a la casa de los Márquez Meneses y de ahí se las mandaron a las hermanas de José en Táchira, pero las tías la acusaron de ladrona y la regresaron a Caracas, donde tuvo que vivir como la invasora y era como el poema de Vallejos.
Hay golpes en la vida tan fuertes...¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante de ellos
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma... ¡Yo no sé!

Son pocos, pero son... Abren zanjas oscuras
En el rostro mas fiero y en el lomo más fuerte,
Serán talvez los potros de bárbaros Atilas;
o lo heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma
De alguna fe adorable que el destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
De algun pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre... pobre... ¡pobre! Vuelve los ojos como
Cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
Vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
Se e empoza, como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes.... ¡Yo no sé!


Yo siempre me orienté creyendo que la felicidad era un estado que exigía que no nos afligiera ningún mal, porque teníamos todos los bienes a nuestro favor y que estuviéramos asegurados contra todos los males... porque de una cosa sí que he estado segura toda la vida: que como cucarachitas todas las mujeres buscamos una manera u otra ese estado... es decir : La Felicidad... Porque ese es un estado que el hombre no sabe que existe, pero siempre se aprovechan de quien lo tiene para pisotearnos hasta volvernos nada.... Mira de pronto una cree que es feliz, que Dios te dio un chance, que es bueno con nosotros, quizás porque somos mujeres y siempre somos más sufridas... Si alguien me hubiera explicado por qué esa amistad tan cerrada con aquellos zagaletones era algo más que amistad... pero no me di cuenta... Yo pensé que era que Aquiles era fino y me negaba a creer que el amaneramiento de su amigo Antonio... Por eso fue que su papá accedió tan rápido a nuestra relación y a los proyectos de matrimonio... yo fui a visitarlo la vispera de nuestra boda y sin avisarle subí a su cuarto... alegre... pensando en los besos que le iba a dar... y alguna maldad que me iba a hacer... y ay, me empezó un cosquilleo entre las piernas que me dibujaban una espléndida sonrisa.. llegue al segundo piso y escuché unos ruidos en el cuarto de huéspedes y sigilosamente abrí la puerta para espiar... y de repente pasa una sábana una cobija y veo una ropa tirada en el piso... y él completamente desnudo con su pene metido en la boca del mal.... mientras le cantaba..
Ne me quittes pas...
Ne me quittes pas.
(LLORANDO)
Ne me quittes pas.
Ne me quittes pas

Y yo lo entendí... porque aquí en Caracas cualquier hijo de vecino entiende francés... Le estaba pidiendo que no lo dejara... que no lo dejara... que no lo dejara... que no.... lo dejara... por mí... mientras le chupaba como una paleta de helado el ... sí... eso... (PAUSA) Él quiso decirme no sé qué cosa... pero ya era tarde, la marica del Ricardo Bounarrotti... me extendió la mano y me dio un ladito. Yo comencé a temblar, pero eso sí... no iba a perder el chance... y yo... sin saber cómo lo hice, me arrodillé para lamerle el pipí.
Lo tomé entre mi mano para sentir su calor e inicié una movimiento muy suave, sólo para experimentar la sensación agradable de sentir cómo esa paloma de mis amores se crecía ante mí. Pronto la piel oscura que recubría su tallo empezó a estirar y el prepucio se retrajo dejándo al descubierto la cabeza de un púpura brillante, entonces la empecé a lamer con mi lengua enjugada de saliva y sentí como ese palo negro se creció en mi boca. (SE TOCA) El, sudoroso, me tomó por mi cabeza para asirme mas a su sexo. Así que me dispuse a darle una mamada preciosa entre esos matorrales con el sonido de las hojas que se estremecían entre si por la brisa algo fuerte. (SE VA MASTURBANDO) Yo lo miraba a los ojos mientras metía su pinga en mi boca y él me sonreía con su cabeza cubierta por el sobrero cuyas alas ondeaban por la brisa que lentamente iba secando el sudor. Su pipí se puso geneoso y palpitante y hasta tenía un cierto sabor silvestre como a maíz. Cuando me sentí agotada descansaba mi boca le daba trabajo al marico del Ricardo que no dejaba de pajearse la verguita esa más pequeña que un lápiz que tiene... porque la de mi hombre... esa sí que me había devuelto mi razón de ser. Cuando me sentía recuperada quitaba la marica del medio y volvía a mi trabajo con la boca, pero le pedía a mi hombre que embistiera él. Así que él me cogía por la boca con mucha sutileza. Me sacaba su pinga hasta quedarme sólo con la cabeza adentro como quien se come una chupeta y de pronto surgió como una erupción un líquido blanco, espeso, saladito,... rico, chica... y yo no tuve más remedio y me lo trague... todo... sin piedad ni contemplación... la marica gritaba que le dejara un poco, pero umju nanai nannai... ese jugo yo solita me lo tomé...
Aquiles me quiso explicar... intentaba explicarme lo que le pasaba con la fofolle de Ricardo y él y los otros... me llevó a la reunión que le tenían preparada... y me vistió de hombre... y como hombre me gozó toda la fiesta... sobre todo cuando se dieron cuenta que yo no estaba provista de lo que a ellos les sobraba... y no me mentí una sola mentira... sobre todo la de aquel negro lumumba que todos veneraban por el tamaño del miembro verdadero... todos eran verdades... hombres con verdaderos hombres... maricos con señores respetables... y yo que me había burlado toda la vida de los demás tuve que ver cómo Aquiles y Ricardo se amaban... y no lo entendí... Yo le dije que viniera a la boda
Que nos casáramos, que yo le escondía el secreto... que yo lo iba a esperar, así que tenía que venir... Y Aquí estoy, como una mueca sucia de la iglesia... esperando... esperándolo sí... avergonzada.... y sintiendo que todavía se burlan de mí... deambulando las esquinas de las maldades que le hice a otros para no querer recordar que ahora yo soy una abandonada... el prefirió a sus hombres... a sus miembros firmes... y no a mí... Al marico del Ricardo con pipi que parecía un pito de piñatas pobre... Y me dejó aquí... porque yo no le canté a tiempo... Ne me quittes pas... Ne me quittes pas... Ne me quittes pas...


De César Eduardo Rojas Márquez

viernes, 07 de mayo de 2010

No hay comentarios:

Publicar un comentario