jueves, 6 de mayo de 2010

discursopremioteatroinfantilGladysPacheco

Caracas, 10 de Octubre de 2006.

Srs. Teatro nacional Infantil.
Presentes.-

Damas y caballeros, compañeros del TIN reunidos en la sala que lleva el nombre de esa excelentísima estrella del drama venezolano como lo fue nuestra Dors Wells:

Buenas noches.

Con el debido respeto y como invitado a la celebración del día de hoy, les pido permiso para saludar a los homónimos que participaron en el primer premio de dramaturgia infantil Gladys Pacheco, en el que participé como jurado.

Queridos Dramaturgos:

En cada lugar al que asisto como escritor de teatro, no me canso de repetir que cuando Piscistrato se trajo a Tespis con su carreta a Atenas, no lo hizo sólo con la ingenuidad de divertirse un rato con esta suerte de rapsoda que mientras recitaba poemas épicos iba realizando una especie de danza ritual, sino que lo hizo con toda la intención de que este tipo de historias colaboraran con la consolidación del pueblo griego; es decir, para que la gente se sintiera parte de las mismas historias, adoradores de los mismos dioses, parte de los mismos temores y se reconociera con orgullo del mismo pueblo.

Esa razón política, que mantuvo a Piscistrato en el poder hasta la llegada de Pericles con el esplendor de la Tragedia griega, llegó a esa cultura porque se estaba consolidando una sociedad, porque necesitaba reflexionar públicamente sobre lo que era y en lo que se estaba convirtiendo y porque necesitaban preguntarse hacia donde se dirigían. Eso los hizo un pueblo grande.

Muchos de nosotros no nos damos cuenta de la fascinante herramienta que significa escribir teatro, sobre todo en un país que ni siquiera lee a diario el periódico, porque a pesar de las ausencias de acciones sociales, económicas y poíticas, que consoliden un espacio para los dramaturgos, nosotros existimos casi desde el anonimato, no sólo para complacer los gustos de una minoría, sino para responder y poner sobre el tapete social las preocupaciones del hombres, la mujer y los niños que transitan las calles de nuestro tiempo, sin dejar de un lado las palabras diversión, entretenimiento, vigencia, compromiso e interés.

Por esa razón quiero darles las gracias al TIN, por brindarle a los nuevos dramaturgos una oportunidad para que los promisorios escritores de teatro encontraran un lugar donde mostrar sus obras, qué importa si cometieron equivocaciones, no se construyo correctamente una frase o hubo problemas de ortografía o de estructura dramática, porque estemos claros –homólogos- el artista que no se equivoca alguna vez nunca hizo arte y nunca fue humano… y yo amo la humanidad con todas sus imperfecciones.


Y a los participantes también les doy las gracias… Gracias por escribir teatro porque como dijo el poeta más grande de la humanidad “Nosotros somos los herederos de los magos y nuestras vidas están hechas con los mismos hilos de los sueños” y si alguna vez sienten inseguridad porque algún normal les dice que el éxito en esta sociedad se mide por el dinero que tienes en el bolsillo, por favor respóndanle como hizo Jean Paul Sastre una vez que lo atacaron:

“No se trabaja en el teatro para ganarse la vida, se trabaja para mentir, para mentirse a sí mismo, para ser lo que no se puede ser, y porque se está harto de ser lo que se es. Representa uno para no conocerse y porque se conoce demasiado. Se hacen papeles de héroe, porque uno es un cobarde; y papeles de santo porque es uno un malvado (…) Se representa porque es uno un embustero de nacimiento, porque se ama la verdad y se le detesta. Representa y escribe uno porque si no enloquecería...
Vuélvase usted a su casa a contar sus monedas de oro y de miseria, y déjenos a nosotros contar nuestras monedas de cartón y felicidad.”

Que Dios los bendiga para que escriban más y mejor, felicitaciones a los ganadores… y no dejemos de escribir que la lucha contra la ignorancia y la desidia son grandes y no podemos transigir ni negociar bajo ningún respecto. Gracias Gladys Pacheco.

Muchas Gracias…
CÉSAR EDUARDO ROJAS MÁRQUEZ

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