La Trampa…
La Historia de una Ambición
Autor: César Eduardo Rojas Márquez.
Personajes :
Elenco Original Festival Sur Nor – Oriental José Ignacio Cabrujas- Teatro Simón Bolívar de Juan Griego Edo Nva Esparta y Elenco que estuvo en la Inauguración de la Sala Experimental del Celarg. Caracas.
1. Cristino Berroeta (Economista venezolano de Cuantiosa Fortuna) /José Francisco Silva.
2. Edith Berroeta de Pereira (Hija de Don Cristino/Esposa de Jacinto) /Linsabel Noguera.
3. Jacinto Pereira (Capitán de Corbeta de la Marina /Esposo de Edith) Chivo Loco / José Leonardo Ontiveros.
4. Luisa Brito (Prostituta / Hija negada de Don Cristino Berroeta) /Verónica Cortés.
5. Héctor Berroeta (Hijo de Don Cristino / Panadero de Profesión) César Eduardo Rojas /Luis Alberto Rosas.
6. Manira (Matrona de Burdel/ Enemiga de Luisa) María Daniela Santana/Rocío Mallo.
7. Edelmiro Grajirena (Abogado asesor de Don Cristino y Jacinto)
Aníbal Figueroa /María Emilia Díaz.
* Pieza Ganadora del Festival Nor Sur Oriental del Teatro Simón Bolívar de Juan Griego. Isla de Margarita Edo nueva Esparta. 1996.
* Con el estreno de esta pieza en Caracas se inauguró la Sala Experimental del sótano de la Casa de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg) 1997.
Primera Parte
I
Complot
EL ESPACIO ESCÉNICO EMULA UN BURDO TABLERO DE AJEDREZ Y LOS ACTORES, SENTADOS ALREDEDOR DEL MISMO TERMINAN DE ARREGLARSE PARA LA FUNCIÓN. LLEGA EL PÚBLICO. UNA SUAVE MELODÍA BAÑA EL ESPACIO. JACINTO ES EL PRIMERO EN MOVERSE DE SU LUGAR COMO UN CABALLO DE AJEDREZ Y HÉCTOR LO INTERCEPTA MOVIÉNDOSE COMO UN ÁRFIL. JACINTO LE MUESTRA UN FRASCO CON GOTAS.
JACINTO.- Aquí está.
HÉCTOR TOMA EL FRASCO Y CUENTA ALGUNAS GOTAS.
HÉCTOR.- ¿Cuánto?
JACINTO.- Dos gotas.
SE MUEVEN Y MIRAN A A ACTIRZ QUE INTERPRETA EDITH TERMINANDO DE DAR SUS ÚLTIMOS TOQUES A SU PERSONAJE.
HÉCTOR.- ¿Qué haremos con Edith?
JACINTO.- No come pan.
HÉCTOR.- Puede darse cuenta.
JACINTO.- Por eso la vamos a mantener alejada.
PASA EDELMIRO Y SALUDA CON UN GESTO DE SU CABEZA Y PROSIGUE.
JACINTO.- Tú te tienes que encargar de este.
HÉCTOR.- No será difícil sacarlo del juego.
PAUSA.
JACINTO.- Me gusta sentirme así.
HÉCTOR.- A mí también… (MIRA A CRISTINO) ¿Tenemos que matarlo?
JACINTO.- Podríamos detenernos una vez que haya enloquecido. Pero vivir con un demente…
HÉCTOR.- Es mi padre.
JACINTO.- Y el padre de mi mujer. Este país necesita otras cosas, Héctor y la gerontocracia está decidida a dejarnos crecer. Piensa en tus negocios. Tenemos que manejar el Capital, o nunca llegaremos a lo que queremos. Mientras él esté con vida y claro de mente, nos mantendrá a rienda corta.
HÉCTOR.- No quiero que muera; pero es cierto… Tengo que encargarme de lo que me merezco.
JACINTO.- (HACIÉNDO ÉNFASIS EN EL FRASQUITO) Dos gotas, hasta el final.
HÉCTOR.- Ya lo sé: dos gotas cada vez… Jacinto…
JACINTO.- ¿Sí?
HÉCTOR.- Cuidado con tratar de traicionarme… Porque soy capaz de hacerte llegar al Cielo caminando.
JACINTO.- ¿Hacerme llegar al Cielo caminando?
ARTICULACIÓN.
Primera Parte
II
La Secuaz.
EN UN BURDEL DE MALA MUERTE HAY UNA PELEA ENTRE MANIRA, LA MATRONA DEL LOCAL Y UNA PROSTITUTA HERMOSA QUE TODOS CONOCEN COMO LUISA.
MANIRA.- ¡Sáquenmela! ¡¡No puedo seguir viéndola sin pensar en asesinarla!! ¡No la quiero en mi local…! Quien pone las reglas y administra este local soy yo! ¿Qué te has creído? ¿Qué podrías embrujar al leguleyo de mi marido y él iba a deshacerse de mí para dártelo todo a ti, querida? ¡Estás muy equivocada! ¡Este burdel es mío! ¡Y hay cosas que yo ya sabía antes de que tú nacieras! (A LOS DOS HOMBRES QUE LA TIENE AGARRADA) No quiero que vuelva por aquí.
LUISA.- Tú me enseñaste el oficio.
MANIRA.- ¡Sáquenla!
LUISA.- No es necesario. Yo sé salir. Te juro que tendrás que solicitar mi ayuda más pronto de lo que imaginas.
AGARRA TIERRA Y LA TIRA AL AIRE.
MANIRA.- Lo veremos. Me encantan los retos.
LUISA.- El tiempo se encarga de todo.
MANIRA.- Lo vas a lamentar. ¡Sáquenla!
LUISA.- Me voy… pero la batalla no está perdida.
MANIRA.- ¡Fuera!
LLEGA JACINTO EN TRAJE DE CAPITAN DE CORBETA.
JACINTO.- Buenas. Necesito hablar con una persona y un empleado suyo, asi usted es la dueña, me dijo que se encontraba aquí. (SE PRESENTA) Jacinto Pereira.
LUISA.- Manira.
JACITNO MIRA EL LUGAR Y MANIRA SE HALAGA.
MANIRA.- Parece que le impresiona mucho mi establecimiento.
JACINTO.- ¿Viene mucha gente por aquí?
MANIRA.- mis muchachas trabajan bien…
JACINTO RECONCOE A LA MUCHACHA QUE CONDUCEN FUERA DEL LOCAL.
JACINTO.- ¿Usted es Luisa Brito o me equivoco?
MANIRA.- No pierda su tiempo con esa. Las tengo mejores… ¡Sáquenla de mi negocio les dije!
JACINTO.- ¡Esperen, por favor…! (A MANIRA) ¿Cuánto le debo?
MANIRA.- Esa no trabaja para mí.
JACINTO.- Este es su local y yo necesito hablar con ella (SACA DINERO Y LE DA A MANIRA) ¿Le parece bien así?
MANIRA.- Es que…
JACINTO.- (AGREGA UNA CANTIDAD JUGOSA) Y esto por su información.
MANIRA.- (SE METE LOS BILLETES ENTRE LOS SENOS) Dentro de un momento mando a que la saquen de aquí… Sean breves.
JACINTO.- Gracias.
MANIRA.- ¿Toma? ¿Le gustaría un trago?
JACINTO.- Realmente ahora no…
MANIRAS.- Es una lástima… Cuídese.
JACINTO.- Lo haré… muchas gracias.
MANIRA Y SUS HOMBRES SE VAN. SILENCIO.
LUISA.- (OFRECIÉNDOSE) ¿Usted dirá?
JACINTO.- (LA CORRIGE) Quiero que me tutees.
LUISA.- Tú dirás…
JACINTO.- ¿Sabes quién soy?
LUISA.- Sí.
JACINTO.- ¿Sabes qué hago?
LUISA.- Y si no lo supiera podría enterarme por la ropa y la petulancia ¿Qué quieres?
JACINTO.- Una ayuda; es decir: un servicio. Hay algo que necesito hacer y ter quiero a mi lado. Estoy dispuesto a pagar muy bien.
LUISA.- ¿Tengo derecho a decidir?
JACINTO.- No (LE MUESTRA LOS PAPELES) ¿Se te olvida que en esta casa de vecindad, que es este país, no existen secretos? Imagino que la nana sufriría mucho con todo esto.
LUISA.- Murió. Hace mucho tiempo, tu nana… mi madre, se murió. Me rogo que fuera a buscarlos, pero yo no supe cómo… y fíjate cómo son las cosas de la vida: Jacinto Pereira, el muchachito que me corrompía en su cuarto, que me enseñaba a ser ociosa mientras mi mamá hacía el oficio de su casa para mantenerme… Mi primer vicio viene a pedirme ayuda… no a exigirme ayuda… El tiempo ha pasado… No te inquietes… no voy a decir que no, pero… alójame en un buen hotel. Estoy cansada de las madrigueras…
JACINTO.- Haré algo mejor… te llevaré a mi cas… diré que eres mi prima Luisa; que has venido a la capital porque tu madre murió y no tienes a más nadie en el mundo sino a mí.
LUISA.- Es verdad… ¿Y el dinero? ¿Por qué esto es un pacto, verdad?
JACINTO.- Y tú eres mi secuaz.
LUISA.- ¿La prueba?
JACINTO.- Tendrás una pequeña demostración esta misma noche… Vamos.
JACINTO Y LUISA SALEN. MANIRA LOS VE ALEJARSE Y SU MIRADA NOS HACE ENTENDER QUE ELLA TAMBIÉN TIENE UN PLAN.
ARTICULACIÓN.
Primera Parte
III
El Cónclave Berroeta.
EL TABELERO SE TRANSFORMA EN LA OFICINDA DE CRISTINO BERROETA. LLEGA CRISTINO SEGUIDO DE SU ABOGADO EDELMIRO GRAJIRENA, QUE PARECE PREOCUPADO POR UNA RESPUESTA QUE NO LE HA DADO EL VIEJO. REVISA UNA CARPETA Y LA CIERRA DE MALA GANA.
CRISTINO.- ¿Qué quiere?
EDELMIRO.- Dice que quiere hablar con usted, Don Cristino.
CRISTINO.- ¿No sabe que no me gusta que me moleste con sus tonterías mientras trabajo? Cinco minutos. Me descuido cinco minutos y la bolsa puede hacerme caer en la ruina; puedo perder diez inversiones, cincuenta clientes; miles de dólares… Y él viene a traerme sus tortas, o sus desabridos panes que me hace comer con “lechita fresca”, como si fuera un anciano; mientras me habla de harina, levadura y huevos… Y la Banca fluctúa en mis narices mientras escucho los planes que tiene con su panadería y pastelería… y la diferencia que existe entre el ponqué y el panetón para colegialas. Es odioso. Es mi hijo, pero es un tonto. No aprendió que no hace falta ensuciarse las manos para obtener dinero y ganancias. Intereses. Me atrevo a decir que si desapareciera mañana, esta familia se convertiría en un buque a la deriva.
EDELMIRO.- ¿Qué quiere que le diga?
CRISTINO.- ¡¡Que se muera!!
EDELMIRO.- ¿De su parte? (PAUSA) ¿Entonces no va a recibirlo?
CRISTINO.- ¿Qué quiere?
EDELMIRO.- No me quiso decir, pero me dijo que es muy serio y necesita su autorización.
CRISTINO.- ¿Qué trae hoy?
EDELMIRO.- Una canilla. Me parece...
CRISTINO.- Dile que pase. Y en lo que pida la leche, te apareces con las tazas de café y a la mía me le agregas un poco de ron, sin que se dé cuenta; luego me dice que tengo que ser breve porque debo reunirme con lso Cuntreras y el judío Goldman, por lo del préstamo para la tiendita de bebé.
EDELMIRO.- ¿Le va a dar el préstamo al judío?
CRISTINO.- Haz pasar a mi hijo y no me dejes solo con él por mucho tiempo.
EDELMIRO.- Hay otra cosa.
CRISTINO.- ¿Qué?
EDELMIRO.- Héctor viene acompañado por una muchacha.
CRISTINO.- (CAPCIOSO) ¿Por una muchacha?
EDELMIRO.- Creo que su hijo está entusiasmado con ella.
CRISTINO.- Mi hijo.
EDELMIRO.- El mismo.
CRISTINO.- ¿Qué sabes?
EDELMIRO.- Salen juntos desde hace algunas semanas. Es familia de Jacinto Pereira…
CRISTINO.- El chulito de mi hija…
EDELMIRO.- Los he visto caminar por la plaza Bolívar, a la hora del almuerzo. Héctor ha intentado besarla, pero ella no se lo ha permitido. Ni siquiera deja que la tome de la mano, ni la ha dejado que la lleve al cine… Aunque lo he visto insistir mientras le echan cotufas a las palomas de la plaza.
CRISTINO.- Miren al Héctor… ¿Por qué no me habías dicho nada?
EDELMIRO.- Usted no había preguntado…. Además nunca la había traído.
CRISTINO.- Hazlo pasar. Espera un momento... Pero a él solo. Que la muchacha sepa quién es el que manda en esta familia.
LLEGA EDITH LA HIJA DE DON CRISTINO. ENTRA SIN LLAMAR ANTES A LA PUERTA. EDIELMIRO SALE A CUMPLIR CON SU ENCOMIENDA.
EDITH.- Maravillosa, maravillosa, maravillosa, maravillosas; es maravillosa. Esa muchacha con la que Héctor está saliendo es… Ay, no sé… Papi, estoy feliz por mi hermano. Tienes que conocerla.
CRISTINO.- ¿Qué hace mi hija fuera de su casa, a esta hora del día?
EDITH.- Sabía que Héctor iba a venir a verte. Me imagino que Edelmiro ya te habrá contado. Quise adelantarme. Está afuera. Tienes que conocer a la muchacha que viene con él. Es prima de mi Jacinto. Y a lo mejor se convierte en tu nuera.
CRISTINO.- Lo sé. Le dije a Edelmiro que llamara a tu hermano solamente.
EDITH.- Déjala pasar, papá... aprovecha que está aquí para que le des el visto bueno. Es…
CRISTINO.- Moderación.
LLEGA HÉCTOR ACOMPAÑADO DE EDELMIRO.
HÉCTOR.- Permiso.
CRISTINO.- ¿Cuándo tiene un hijo mío quie pedir permiso para entrar en la oficina de su padre?
HÉCTOR.- Bendición.
CRISTINO.- Dios lo bendiga. Por alguna extraña razón estamos hoy todos reunidos.
HÉCTOR.- (SALUDANDO A SU HERMANA) Edith
EDITH.- (DESPUÉS DE BESAR A SU HERMANO) Creo que Héctor nos tiene una noticia muy importante, papá… Hoy se ve… no sé… ¿Recuperado, será la palabra?
EDELMIRO.- Feliz.
EDITH.- (CELEBRANDO LA FRASE DE EDELMIRO) ¡Feliz! Se ve feliz… Y yo creo saber por qué. No me voy a poner imprudente, pero si la ocasión lo amerita, me mandé a hacer un vestido azul de seda azul con armador nostalgia… que se vana a morir cuando lo vean.
HÉCTOR LE ENTREGA LA CANILLA DE PANA A SU PADRE.
HÉCTOR.- Para ti.
CRISTINO.- Es una tarea. A tu hermano le gusta sentir que me alimenta. Cada semana me trae un pan, una torta, o milhojas…
EDITH.- Es como un homenaje; deberías sentirte orgulloso.
CRISTINO:- Lo estoy… lo estoy… Aunque a veces me hace sentir un poco viejo.
HÉCTOR.- Sería incapaz de querer que sienta eso, padre.
EDITH.- (IMPRUDENTE) Papá, dile a la muchacha que pase. ¿No pensarás dejarla sentada sola allá afuera?
CRISTINO.- (HACIÉNDOSE EL DESENTENDIDO) ¿Qué muchacha?
EDELMIRO.- La amiga de Héctor.
CRISTINO.- ¿Es amiga suya? Por eso lo veo tan nervioso últimamente. ¿Me imagino que será buena?
EDITH.- De muy buena familia.
CRISTINO.- Usted cállese, que su hermano tiene boca.
SILENCIO.
HÉCTOR.- ¿Qué quiere que le diga? Yo prefiero que la conozca y que me dé su opinión.
SILENCIO.
EDTIH.- Es la prima de mi esposo.
CRISTINO.- No tiene dinero.
SILENCIO.
HÉCTOR.- Y eso qué importa, padre; yo gano lo suficiente…
CRISTINO.- Eso no es suficiente.
EDITH ENVIA A EDELMIRO A BUSCAR A LA MUCHACHA SIN QUE DON CRISTINO SE DÉ CUENTA.
CRISTINO- Esto es una traición. He pasado toda mi vida trabajando, luchando para tener cierta estabilidad económica… y mis hijos en vez de pensar en el futuro, en sus familias, han escogido a unos buenos para nada. A unos limpios, sin posición, con los que he tenido que cargar para que puedan obtener una posición medianamente respetable… ¿para qué? Han tenido la posibilidad de obtener los mejores partidos de este país, asistieron a los mejores colegios de los que nunca han obtenido nada… sino parejas de segunda.
LLEGA EDELMIRO CON LUISA, PERO DON CRISTINO NO LA NOTA Y CONTINÚA.
CRISTINO.- Seguro que se trata de una niña que está esperando que cargues con su vida y sus miserias… ¿Qué debo hacer? Piénsalo muy bien. No quiero verte por ahí como un mequetrefe… Cargando unos cachorros que van a impedir tu crecimiento.
CRISTINO DESCUBRE QUE LUISA LO ESTÁ ESCUCHANDO.
CRISTINO.- ¿Qué es esto? ¿Por qué me desautorizan así?
LUISA.- La situación parece no favorecerme, Héctor. Así que es mejor que nos marchemos. Ya habrá otra oportunidad para conocer a tu… Don Cristino. Ahora está un poco “excitado” . Buenas. (SE DISPONE A HACER MUTIS)
EDITH Y EDELMIRO.- Buenas.
LUISA LE HACE UN GESTO A HÉCTOR Y ESTE SALE DETRÁS DE ELLA. SILENCIO. DON CRISTINO COMIENZA A REIR COMO UN LOCO.
CRISTINO.- Así que esta es la hembra que ha escogido mi hijo Héctor para que sea su compañera. Ya sabemos quién va a llevar los pantalones en esa casa. Ojala no pase por ahí otro y deje a mi muchacho sin mujer, porque la va a pasar muy mal. Pueden decirle que si llega a casarse con ella sin mi aprobación, no va a obtener un céntimo de mí. Si ella se comparta así es debe ser porque tiene dinero… ¡¡Entonces que gaste…!! ¡¡Que pague por lo que quiere!!
ARTICULACIÓN.
Primera Parte
IV
La Celada.
EL TABLERO DE AJEDREZ SE REAJUSTA Y PASAMOS DE LA OFICINA DE DON CRISTINO A UNA CALLE DE LA CIUDAD. TODOS PARECEN AGOBIADOS POR EL CALOR. EDITH,A PIE, VIENE ASUSTADA PORQUE SE HA DADO CUENTA QUE LA SIGUE UNA MUJER MUY EXTRAÑA CARGADA DE NARANJAS. LA CALLE VA QUEDANDO VACÍA. EDITH TIENE MIEDO. DE PRONTO TOMA VALOR Y SE LE ENFRENTA A LA BUHONERA.
EDITH.- ¿Me está siguiendo?
MANIRA.- (CON DISIMULO) ¿Perdón?
EDITH.- (FIRME) Me está siguiendo
MANIRA.- (FINGE SUSTO) De ninguna manera (LE MUESTRA LA CESTA) Vendo naranjas.
EDITH.- Por supuesto que me está siguiendo. ¿Qué quiere?
MANIRA.- Está equivocada, señor; yo sólo vendo naranjas.
EDITH.- ¡O me dice qué quiere, o comienzo a gritar que me quiere robar para que se la lleven presa!
SILENCIO.
MANIRA.- Me gusta su traje.
EDITH.- Y por eso me seguía…
MANIRA.- (EN FALSA CONFESIÓN) La vi cuando pasó cerca de mi puesto y me pensé que si la seguía y la miraba de cerca, podría copiar el modelo de su vestido, sin que usted lo notara. Es que mi hija mayor pronto cumple quince años y, usted sabe, me gustaría que tuviera un vestido como el suyo. Disculpe mi impertinencia. Soy pobre. Pero quiero presentar a mi hija en sociedad como ella siempre ha soñado. Puede pensar que soy una loca, pero soy madre. Si usted es madre sé que podrá entenderme.
TARAREA UNA CANCIÓN SOBRE EL DOLOR DE LAS MADRES.
EDITH.- La entiendo, aunque no soy madre. Me asusté. Pensé que era una ladrona que me quería robar, qué se yo… No haga más nunca eso. Puede buscarse inconvenientes.
MANIRA.- Le pido nuevamente disculpas. No le quito más tiempo
SE DISPONEA IRSE COMO UNA PERRA REGAÑADA.
EDITH.- Espere.
MANIRA.- ¿Señora?
EDITH.- ¿Cómo se llama?
MANIRA.- Manira
EDITH.- Manira, yo tengo algunos vestidos que no uso y que están en muy buen estado. Si quieres podría darte el que más te guste para tu hija… y hasta podría dártelos todos, al fin de cuenta ya no los uso.
MANIRA.- ¿De verdad haría eso?
EDITH.- Están un poco pasados de moda, pero yo creo que a tu hija no le importe eso.
MANIRA.- Eso no importa, señora. Aceptaría cualquier cosa que hiciera feliz a mi hija…
EDITH.- ¿Qué haces Manira? Digo, a parte de vender naranjas…
MANIRA.- ¿Yo?
EDITH.- Imagino que eso no te da lo suficiente para comer.
MANIRA.- Lo intento. Yo plancho algunos días; a veces lavo ropa, aunque a mi hija no le gusta... Hasta puedo limpiar casas si la cosa está muy mala. La situación no está muy buena en mi hogar desde que mi marido nos dejó solas… Yo puedo hacer algo para usted, si usted lo desea… en pago de los vestidos… para que no piense que soy una limosnera.
EDITH.- (NEGÁNDOSE) Gracias; en mi casa hay servidumbre.
MANIRA.- Bueno, usted dirá cómo quiere que le pague. Me da mucha vergüenza, pero si quiere le regalo estas naranjas, tenga… Son Califronias. Un vecino las trae de Valencia.
EDITH.- No puedo aceptarlas.
MANIRA.- Vamos. Tómelas. Si usted me da esos vestidos para que mi hija luzca bella en sus quince años, yo tengo que hacer algo para usted; darle algo a cambio de esa alegría
EDITH.- Me conformo con que te sientas bien.
MANIRA.- ¿Cuándo entonces?
EDITH.- ¿Dónde vives? Para enviarte los…
MANIRA.- No, no señora, yo prefiero ir a su casa, si no le molesta. Es mejor. El lugar donde yo vivo no es muy seguro y a mí no me molestaría ir personalmente.
EDITH.- Tendría que ser… el jueves en la tarde… como a las tres.
MANIRA.- El jueves a las tres. ¿Dónde?
EDITH BUSCA UNA TARJETA Y SE LA DA A MANIRA.
EDITH.- Sin falta.
MANIRA TOMA LA TARJETA.
MANIRA.- Allí estaré.
EDITH.- Esa es la dirección. No hay pérdida.
MANIRA.- Y… ¿por quién pregunto?
EDITH.- Por mí.
MANIRA.- Sí, pero cómo se llama. Yo le dije mi nombre, pero usted no me dijo el suyo.
EDITH.- Pregunta por la señora Edith…
MANIRA.- ¿No quiere en verdad las naranjas?
EDITH.- Una.
MANIRA.- Tenga.
EDITH.- Hasta el jueves.
MANIRA.- Hasta el jueves, señora Edith. Allí estaré como un clavel… Y que Dios se lo pague.
EDITH HACE MUTIS. MANIRA SE SONRÍE.
MANIRA.- Hasta el jueves, señora Edith Berroeta de Pereira, esposa de Jacinto Pereira. Pobre Luisa.
ARTICULACION.
Primera Parte
V
La Visita de Luisa.
EL TABLERO SE REORGANIZA Y AHORA ES LA SALA DE LA CASA DE DON CRISTINO. LUISA, PORTADORA DE UNA BOLSA DE PAPEL Y ACOMPAÑADA DE JACINTO QUE LA DEJA EN LA PUERTA, HA ENTRADO SIN DIFICULTAD, HASTA QUE EDELMIRO QUE LA OBSERVA CAUTELOSAMENTE UN RATO LE HABLA.
EDELMIRO.- ¿En qué podemos servirla?
LUISA.- Deseo hablar con Don Cristino.
EDELMIRO.- Está durmiendo y no le gusta que lo molesten.
LUISA.- puedo regresar más tarde.
EDELMIRO.- Estoy seguro que él preferiría que no lo molestara ni ahora ni después.
LUISA.- Disculpe pero mi intención no es molestar.
EDELMIRO.- ¿Qué hace aquí entonces? Porque estuve presente y doy fe que no congeniaron.
LUISA.- Hágame la caridad y dígale que quiero hablarle.
EDELMIRO.- ¿En nombre suyo o de alguna institución…? Le parecerá ridículo, pero siempre que le digo que hay alguien que quiere verlo me hace la misma pregunta… y si no sé qué responder se pone furioso.
LUISA.- (SONREIDA) Puedes decirle que en nombre de la institución que soy yo…
EDELMIRO.- no sé si va a salir. Si es así creo que va a ser difícil que la atienda.
LUISA.- Dígale que yo puedo acompañarlo hasta el lugar que vaya… Es urgente.
EDELMIRO.- Veré qué puedo hacer…
LUISA.- Dígale que es sobre una inversión de capital que deso hacer y que me gustaría que me asesorara.
EDELMIRO.- ¿Una inversión?
LUISA.- Una inversión.
EDELMIRO.- Don Cristino cobra por asesorar a la gente.
LUISA.- Yo puedo pagarle.
EDELMIRO.- El cobra muy caro.
LUISA.- Ese término no existe para mí. ¿Puede avisarle? Quisiera hablar… con él.
EDELMIRO.- Don Cristino es muy extraño. Es posible que no quiera hablar con usted.
LUISA.- Inténtelo. Es muy importante para mí. Tiene que ver con el negocio que su hijo Héctor piensa hacer para agrandar el negocio. Si funciona, es posible que forme parte de esta familia más pronto de lo que imagina.
EDELMIRO.- Usted es de esta familia desde que comenzó a salir con él ¿Se piensa casar con él?
LUISA.- Si él no cambia de opinión.
EDELMIRO.- Pienso que la que puede cambiar de opinión es otra persona.
LUISA.- ¿Eso por qué?
EDELMIRO.- Es una cosa que tiene que ver con algo que no dice pero que yo siento.
LUISA.- (DIVERTIDA) ¿Con algo que yo no digo pero que tú sientes? ¿Dónde?
EDELMIRO.- Eso no puedo decírselo…
LUISA.- ¿por qué?
EDELMIRO.- Por una parte, no sería cortés y yo soy un caballero; por la otra Don Cristino dice que la única manera que puedo aprender qué quieren los demás es guardar mucho silencio, observar muy bien… Hacer las cosas como las personas quieren que se hagan y esperar… y en cualquier momento puedes descubrir cómo hacer para que ellos hagan lo que yo uno quiere. No es muy complicado, pero a mí me parece difícil
LUISA.- (CON SORNA) Te juro que puede asustarme.
EDELMIRO.- Esa no fue la intención.
LUISA.- ¿Y cuál fue entonces?
EDELMIRO.- Conocerla.
LUISA.- ¿Y cómo quiere conocerme?
EDELMIRO.- No lo sé todavía... Pero tengo una pequeña intuición… ¿Le llamo a Don Cristino?
LUISA.- Me encanta la gente astuta; me sorprende.
EDELMIRO.- ¿eso lo dice para poder manejarme o por simpatía?
LUISA.- Por las dos cosas…
EDELMIRO.- Le llamo a Don Cristino.
ARTICULACIÓN.
Primera Parte.
VI
Reunión Clandestina.
JACINTO PEREIRA Y OTROS POLÍTICOS IMPORTANTES PLANIFICAN SUS ACTIVIDADES MILITARES. CASI TODOS HOMBRES DE LA MILICIA. SÓLO TRES EXPONEN.EDELMIRO, JACINTO Y HÉCTOR CON UN PASAMONTAÑAS PARA QUE NO LE RECONOZCAN.
JACINTO.- Se duda que tenga relevancia.
EDELMIRO.- Es un sueño, compañeros. Nuestro jefe de Estado no es un tonto. Sabe muy bien dónde afincar y dónde hay que aflojar.
HÉCTOR.- Existe relevancia. Además, muchos están dispuestos a enfrentar a los desestabilizadores que operan desde los consorcios mercantiles. Si no se detienen, la historia de la Mafia va a continuar en este país
EDELMIRO.- Pero han tenido la publicidad necesaria. Es parte del juego. Eso podría interesar a la opinión pública.
HÉCTOR.- En estos momentos la gerontocracia no va a aflojar nada. Si fracasamos no van a salir del sistema y ya encontrarán la manera de volverse a colar… Para cubrirse las espalda están hablando de algo que llaman Neoliberalismo… Si se manejara un buen Capital podríamos mover los hilos necesarios para bajarlos de las nubes. Pero lamentablemente no tenemos ni un céntimo.
JACINTO.- Si me acompañan en la empresa que les he ofrecido, el dinero puede llegar a nuestras manos más pronto de lo que nosotros mismos podemos imaginar. Si no, tendremos que rogar bastante para que algo ocurra y alguien pueda asumir la responsabilidad del país, sin regalárselo a terceros…
EDELMIRO.- ¿Qué podemos hacer?
HÉCTOR.- ¿Qué les parece tocar al dictador?
JACINTO.- No; ese no es el procedimiento más conveniente.
HÉCTOR.- Es el único que sabe cómo se maneja este negocio.
EDELMIRO.- Sería un error caer en el mismo hueco.
HÉCTOR.- No podemos seguir ocultando las verdades, aunque nos perjudiquen: Nos lo van a cobrar igualito, como nosotros queremos cobrarlo ahora.
EDELMIRO.- Usted es bien tonto si piensa que vamos a quedarnos peleando con los grandes solamente por venganza. Déjele eso a la aldea. Usted y yo dejamos de ser aldea hace rato… Si seguimos con esa mentalidad, perdiendo el tiempo en pequeñas batallitas que no importan, que no existen, porque casi nadie sabe que nosotros existimos, no vamos a llegar a ningún lugar. Nosotros no le cobramos nada a nadie, solo tomamos lo que nos pertenece: el país.
JACINTO.- Entonces acompáñenme; Si me prometen que me van a ayudar a tomar la fortuna del padre de mi esposa, les explico cómo vamos a hacer en Carúpano.
JACINTO SALE. HÉCTOR SE QUITA EL PASAMONTAÑA Y MIRA CAPCIOSO A EDELMIRO QUE SIGUE A JACINTO.
ARTICUALCIÓN.
Segunda Parte
I
Una Sirvienta para DonCristino.
CASA DE DON CRISTINO, QUE NOS HABLA ROMPIENDO LA CUARTA PARED.
CRISTINO.- Cada vez esta casa necesitaba más cuidado y no había doméstica que aguantara el trote más de dos días, por lo que debo confesar que me sentía muy feliz. Luisa, mi futura nuera –si decide casarse con mi hijo Héctor-, que comenzó trayéndome los pancitos del muy bobo, decidió asumir, por voluntad propia y muy amablemente, la limpieza de la casa. Cosa que, por otro lado, no me pareció nada desagradable –Aunque al principio fingí lo contrario-Hacía tanto tiempo que no tenía cerca una mujer hermosa. Desde entonces siento cosas que pensé olvidadas en mi interior…. Y hasta en mi ropa interior. Lo siento por mi hijo, pero así soy. Un hombre siempre necesita a una mujer para la pieza. (SE METE LA MANO EN EL BOLSILLO Y SACA UN PEDAZO DE PAN) Este pan que mi hijo me hace se parece a él. Tiene un sabor un poco extraño. Continuemos.
LLEGA EDITH.
EDITH.- (LE BESA LA MANO A SU PADRE CON MUCHO GLAMOUR) Padre.
CRISTINO.- Aún no he conseguido mujer para la limpieza
EDITH.- ¡Qué extraño!
CRISTINO.- Pero Luisa, la prima de tu esposo, ha realizado una excelente labor. Además, es silenciosa, como a mí me gustan las mujeres que limpian.
EDITH.- Pero esa no son labores para la mujer que va a ser mi cuñada –si se llega a casar con mi hermanito-
CRISTINO.- Una mujer de pueblo siempre es una mujer de pueblo, por muy vanguardista que pretenda ser. Son como gallinitas hacendosas; necesitan sentirse en actividad, porque la ociosidad puede enfermarlas
EDITH.- Jacinto dice que ella nunca tuvo necesidad, en su casa, de eso.
CRISTINO.- ¿Qué me importa lo que pueda decir Jacinto?
EDITH.- No te pongas así. Sabes que no me gustas cuando dices impertinencias, porque tú no eres así.
CRISTINO.- ¿Qué sabes tú?
EDITH.- Soy tu hija. Yo también puedo fingir que soy terrible, cuando el caso lo amerita – ya verán más adelante- Aunque prefiero comportarme como una frívola, descocada, inocente, pero en el fondo muy inteligente hija de papá, esposa de quien se convertirá en el político más importante de este Estado y de este país, gracias a mi… un poco de filantropía no le hace mal a nadie.
CRISTINO.- ¿Qué tiene que ver todo eso con que la mujer pase coleto?
EDITH.- A eso voy. Te traje a la mujer perfecta… Es ella, le diej que em acompañara para que la conocieras.
CRISTINO.- ¿De dónde la sacaste?
EDITH.- Me conoces.
CRISTINO.- Por eso mismo te pregunto.
EDITH.- Voy a buscarla para que la conozcas.
SALE EDITH Y LLEGA LUISA CON DELANTAL Y ATUENDO DE AMA DE LLAVE.
LUISA.- El almuerzo estará listo dentro de poco, Cristino. Espero que te guste cómo he dejado tu casa.
CRISTINO.- Lamento comunicarte que la demostración está llegando a su fin. Edith, mi hija, me trajo una mujer para que atienda la casa.
LUISA.- (TRISTE) Ya me estaba habituando a estar cerca de ti y de tus cosas.
CRISTINO.- (CONSOLÁNDOLA) Puedes venir cuando quieras.
LUISA.- Nunca sería igual.
CRISTINO.- Mejor vienes sin Héctor.
LUISA.- Si tú lo dices… Aunque no sé si a tu hijo le gustaría…
CRISTINO.- Él no tiene por qué enterarse de que vienes a verme.
LUISA.- Yo no tengo secretos con tu hijo.
CRISTINO.- Nunca existen los secretos, cuando no existen las cosas malas ni las cosas buenas
LUISA.- Amén. (COMO SI LO FUERA A BESAR) Me gustan los hombres que son capaces de tomar decisiones. Tú tomas decisiones y sabes cómo hacerlo. Ojalá tu hijo aprendiera eso de ti. No me permitiría mirar en otra dirección nunca.
DON CRISTINO SE PONE MUY NERVIOSO Y SE DESMAYA.
LUISA.- (SORPRENDIDA) Cristino, Don Cristino... ¿Qué le pasa? (LE TOMA EL PULSO) Está muerto.
EDITH VIENE ACOMPAÑADA DE MANIRA VESTIDA COMO DOMÉSTICA.
EDITH.- ¿Qué le hiciste a mi papá?
MÚSICA
ARTICULACIÓN.
Segunda Parte
II
Pocillo de Mierda.
JACINTO COPA EN MANO Y LUISA COMPLOTAN CON MUCHA INTIMIDAD.
LUISA.- Y entonces el viejo cayó así… sin más… redondito… Te juro que yo creí que se había muerto.. Pero eso no es todo…. Cuál es mi sorpresa, cuando Edith regresa a al sala y se acerca a ver qué le había pasado a su padre, pues venía acompañada con Manira, vestida de doméstica de telenovela… Yo no sabía si reírme o asustarme… Me quedé desconcertada…
JACINTO.- ¿Pero no se dio cuenta de que te conocía…?
LUISA.- Ella se comportó como si me había visto por primera vez
JACINTO.- Te pido que no te vayas a poner a inventar tonterías. Ya tenemos suficiente peligro con que ella esté en la casa… Ya yo haré lo mío…
LUISA.- Todavía no hagas nada…
JACINTO.- No… todavía no voy a hacer nada. Tengo que hacer desaparecer a una familia entera, para poder sobrevivir y para que el país tome el rumbo que necesita, porque la Razón del estado siempre está por encima de la razón de la familia o cualquier otra cosa… Pero salvo eso… yo no voy a hacer nada… Menos ahora que mi suegro tiene que curarse para que pueda morir de súbito, de repente… tú sabes: para que digan que hizo como los árboles que antes de morir echan su mejor floreada. Ahora, su propio hijo mayor, tu novio, tiene que aumentar la dosis en los panes para que no haya posibilidad der salvación y yo pueda obtener la silla que me corresponde, después de poner a pelear en la ciudad capital a las dos familias más poderosas del Valle. Si eso ocurre como queremos, nos vamos a poder divertir con la plata de nuestro suegrito.
EDITH.- (OFF) ¡¡Esto es un escándalo!! ¿Qué es todo esto? ¡Jacinto! ¡¡Jacinto!! ¿Quién se atreve…? ¡Jacinto, Luisa! ¡No sean descarados! ¡Vamos! ¡Vengan!
JACINTO Y LUISA TRATAN DE SER COTIDIANOS ANTE LA FIERA.
EDITH.- (CON UNA CARTA EN LA MANO) ¡Jacinto! ¿Me puedes explicar de qué se trata esto?
JACINTO.- ¿Qué pasa? ¿Qué va a pensar Luisa de tu comportamiento?
EDITH.- Me tiene sin cuidado lo que piense tu prima.
LUISA.- Vamos a ver, prima Edith, cuéntanos: ¿qué sucede’
EDITH.- Yo venía caminando a mi casa y una mujer me ha parado por el camino y casi me obligó a tomar esta carta. Yo la abrí. En contra de mi voluntad yo la abrí… ¿Y cuál sería mi sorpresa? En la carta me aseguran que tu supuesta prima es tu cómplice de tus infidencias… Que tienes una amante y ella sabe perfectamente cómo se llama. Y yo no me merezco eso. No merezco que me seas infiel. Yo me he portado como la dama que soy contigo… Nunca nadie podrá decir que me he portado como una cualquiera con otros hombres… porque yo soy tu esposa y mis votos de amor los hice para siempre… para siempre… Confiesa: ¿con quién me estás siendo infiel? ¡¡Contesta!! ¡¡¿Con quien?!!
JACINTO.- Te estás comportando como una loca.
EDITH.- ¡Eso es lo que tu quieres: que me vuelva loca… que me vuelva completamente loca! Pero no te voy a dar ese placer Jacinto. (A LUISA) Querida, te agradezco, por el bien de las dos y por la amistad que pudo unirnos en algún momento, que recojas tus pertenecías y regreses a tu casa o a un hotel, o a donde te venga en gana; pero sal de mi casa. Sé que comprenderás que la vergüenza que siento no debe quedar sin castigo ¿verdad? Y el trozo que te toca dice que no te quiero en mi casa más nunca… porque uno no puede despertarse en la mañana, en su casa y pensar que la cómplice de su marido está durmiendo plácidamente en una habitación de tu hogar… Porque quien en la mañana se bebe un pocillo de mierda, no puede esperar más nada que mierda en el resto del día… No quiero explicaciones… ni aunque esté equivocada.
LUISA.- (LLORANDO) Oh, Edith, eres injusta… (SALE CORRIENDO)
JACINTO.- ¿Qué has hecho Edith? ¿No te has detenido a pensar que puede ser una trampa de mis enemigos políticos? ¡Eres una…! (CORRE DETRÁS DE LUISA) ¡Luisa, Prima…! ¡Espera!
EDITH.- Perfecto… Ya me deshice de una mujer sospechosa, que no es de mi familia y se aprovechaba de mi casa…
EDITH VUELVE MUY TRANQUILA A SU LUGAR.
MÚSICA.
ARTICULACIÓN.
Segunda Parte
III
Ruptura Familiar.
LLEGA EDITH DISCUTIENDO MUY FUERTE CON SU PADRE, SEGUIDOS POR MANIRA.
EDITH.- ¡¡Me parece una desconsideración con mi persona, padre!! ¡¡No me parece justo que yo bote a una persona de mi casa, por las razones que ya conoces… y tú, mi progenitor, la recojas inmediatamente de la calle, como si la mala perversa fuera yo!!
CRISTINO.- Déjate de impertinencias.
EDITH.- ¡Mira quién habla de impertinencias! ¡Estoy cansada de todo esto! ¡De tus malas contestaciones, de tus necedades!
CRISTINO.- ¡¡Edith, respeta a tu padre!!
EDITH.- Prometo que te voy a respetar el día que esa mujer salga definitivamente de nuestras vidas.
CRISTINO.- Va a ser la esposa de tu hermano.
EDITH.- Pero parece que quien la quiere para si es otra persona.
CRISTINO.- (INDIGNADO) ¿Qué insinúas?
EDITH.- Siempre he sabido que menosprecias al sexo femenino; que somos poco aptas para tus gustos profesionales y que de la única manera que aceptas a una mujer a tu lado, es para que limpie la casa, o para que te sirva en la cama.
CRISTINO.- ¡¿Quién dice eso?!
EDITH.- Eres mi padre, no se te olvide. Te he visto muy bien desde que nací; porque soy mujer y he sido, por tu culpa, una desventajada en esta familia.
CRISTINO.- Controla tus palabras.
MANIRA.- Permiso, don Cristino
CRISTINO.- ¡¿Qué?!
MANIRA.- Le solicito su permiso para irme con la señora Edith.
CRISTINO.- ¿Por cuánto tiempo?
EDITH.- Para siempre. Se viene conmigo. No necesitas a nadie para que te limpie. Ya tienes a Luisa, que como es de pueblo es muy hacendosa. Vamos Manira, recoge tus cosas y salgamos de aquí.
CRISTINO.- ¡Bah! ¡Sal de aquí tú también traidora!
EDITH.- Ah... y arregla todos tus papeles; no quisiera que murieras pronto y me quedara fuera de la herencia familiar, porque se lo dejaste todo, por equivocación, a una… “desconocida”.
CRISTINO.- Grosera.
EDITH.- Precavida.
CRISTINO.- ¡Fuera!
EDITH.- Con gusto.
CRISTINO.- Te voy a...
EDITH.- Ni se te ocurra levantarme la mano, porque no voy a respetarte las canas y te mato… Pelele.
CRISTINO.- ¡Fuera!
EDITH.- Hasta nunca Cristino... si no puedes recuperar mi respeto.
EDITH HACE MUTIS CON MANIRA.
CRISTINO.- ¡Edelmiro! ¡Edelmiro! ¿Dónde está mi abogado?
LUISA.- Permiso.
CRISTINO.- Pasa.
LUISA.- ¿Qué sucede?
CRISTINO.- Nada que yo no pueda solucionar.
LUISA.- No quiero incomodarte con tu familia.
CRISTINO.- Luisa, llámame a Edelmiro Grajirena; he decidido arreglar mi testamento, antes de que los malditos me quiten la vida para quedarse con todo por lo que he luchado durante tanto tiempo.
MÚSICA.
ARTICULACIÓN.
Segunda Parte
IV
La Muerte de Don Cristino.
EL TABLERO SE REAJUSTA. LA HABITACIÓN DE DON CRISTINO. EL DOCTOR GRAJIRENA HACE CORRECCIONES AL TESTAMENTO DE DON CRISTINO. SIN QUE LO NOTEN HÉCTOR, OBSERVA LA REUNIÓN.
EDELMIRO.- Listo.
CRISTINO.- ¿A ver? (LEE EL DOCUMENTO)
PARECE QUE ENTRAMOS EN UN ESPACIO PARALELO DONDE LOS PERSONAJES NO SE VEN ENTRE ELLOS.
HÉCTOR.- (SORPRENDIDO /SIN QUE LO ESCUCHEN) Dejó toda su fortuna a mi nombre… siempre y cuándo Luisa sea la administradora y vivamos en esta casa.
EDITH.- (DESDE LA RABIA) Cuidado padre… te quieren matar.
EDELMIRO.- (AL PÚBLICO) Yo creo que exageró. Tengo que hablar con Jacinto. Esta mujer puede quedarse con toda la fortuna.
LUISA.- (AL PÚBLICO) Cristino se ha portado tan bien conmigo, que tengo que agradecérselo. Esta noche paso por su cuarto.
CRISTINO.- (AL PÚBLICO REFIRIÉNDOSE A LUISA) Yo de que me como ese manjar, me lo como, como que me llamo Cristino Berroeta.
JACINTO.- (AL PÚBLICO) La verdad es que está bien buena.
HÉCTOR.- Tengo que realizar ese matrimonio lo más pronto posible. Tengo que adelantarme, antes de que Jacinto invente alguna estrategia y me saque del juego. Aquí le traigo el pancito final a mi padre.
MUSICA. HÉCTOR LE DA EL PAN A SU PADRE.
CRISTINO.- Me voy a comer este pan antes de que comience con el cuento de la multiplicación de los panes.
JACINTO.- Ni imaginan lo que tengo preparado para todos.
EDITH.- No saben de lo que soy capaz cuando me siento amenazada.
MANIRA.- Luisa cree que soy tonta, pero ya verán.
HÉCTOR.- (A SU PADRE) ¿Pan?
CRISTINO TOMA EL PAN. COME UN TROZO. EDELMIRO EFECTUA LA BODA DE CRISTINO Y LUISA. AMBOS FIRMAN.
HÉCTOR (MUY DEPRIMIDO).- Lo sabía. Me dejaron afuera.
LUISA.- ¿Un poco de amor?
JACINTO.- El Estado necesita a alguien que asuma la responsabilidad de algo. ¡¡Y ese soy yo!!
EDITH.- Todo esto es una mierda.
LUISA DEJA CAER SU TRAJE Y QUEDA EN NEGLIGE. PONE UN DISCO DE PASTA Y DOBLA LA CANCIÓN ¿QUÉ TE PEDÍ? DE LA LUPE. A CRISTINO SE LE SALEN LOS OJOS
CRISTINO.- (CON ESTERTORES QUE ANUNCIAN SU MUERTE) Que hermosa eres Luisa… Que hermosa eres…
LUISA.- Soy tu hija…
CRISTINA.- ¿Qué dices?
LUISA.- Soy tu hija con Soraya Brito, mi madre… Incesto… Te casaste con tu propia hija… Y a partir de hoy seré la dueña de toda tu fortuna.
CRISTINO.- Edel… miro. (MUERE)
HÉCTOR.- Todo fue una trampa… yo me iba a casar con ella…
TOMA UN ARMA Y SE APUNTA A LA CIEN PERO EDITH SE LO QUITA
JACINTO.- ¿Y ahora?
LUISA.- Ya lo dije: todo me quedó a mí…
JACINTO.- A nosotros.
LUISA.- Tampis pour toi, mon petit…El dinero es mío… Y no estoy dispuesta a compartirlo con nadie.
JACINTO.- ¿Cómo?
EDITH.- No se vayan sin conocer el desenlace.
HÉCTOR.- ¿Por qué me sacaron?
MANIRA.- Les prometo que se van a sorprender.
JACINTO.- Todo va a ser como yo quiero.
EDELMIRO.- Hay gente inocente y hay gente pendeja… y ya sabe a que grupo pertenecen estos. No les garantizo nada, pero vamos llegando a la mitad de la pieza. Pueden aplaudir. Oscuro.
ARTICULACIÓN.
Tercera Parte
I
Clemencia.
EL TABLERO DE AJEDREZ ESTÁ VACÍO. LLEGA EL ACTOR QUE INTERPRETA A CRISTINO CON MAL ASPECTO. CENITAL SOBRE CRISTINO.
CRISTINO.- Antes de continuar con esta entretenida pieza de teatro, los personajes de la pieza hemos decidido juzgar si es conveniente que para la continuación de esta trama, el personaje de Cristino Berroeta; es decir: yo, perezca de una vez de una vez… sin la más mínima oportunidad de enriquecer el desarrollo de dicho personaje, o si es conveniente que se tomen otros caminos para que la “humanidad” que se encuentra inmersa en esta extraordinaria obra de arte, no se desvanezca ante sus propios ojos… Explico: (ABRE UN MAPA CON LA DESCRIPCIÓN DE LA ESTRUCTURA DE LA PIEZA Y LA PARTICIPACIÓN DE LOS PERSONAJES) Como vemos, estos son los cuadros por los que transitó la existencia de este personaje humilde y angustiado, que sólo puede comportarse como el incipiente actor que me interpreta puede hacerlo… Porque uno ha tenido malas experiencias… Lo que pasa es que uno es un personaje afortunado que ha podido traspasar las puertas del umbral, de la imaginación a la realidad de ficción, para ser interpretado en la realidad empírica… No como otros que han tenido que quedarse revolcándose en la procacidad de su no existencia… Yo soy así… yo quiero que las personas… que el público reflexione; que me tomen en cuenta. Uno tiene que velar por sus derechos… Por favor levanten las manos y apoyen a este personaje moribundo… ¡Clemencia! ¡Clemencia! ¡Pido la clemencia de ustedes, señores espectadores! ¡Intervengan ante este asesino cruel por mí! ¡Soy este humilde personaje a quien él priva de la vida sin razón! (SE APAGA EL CENITAL) ¡¡Nooooooo!!
ARTICULACIÓN.
Tercera Parte
II
El Descubrimiento.
EN LA OSCURIDAD (ANTES DE ENCENDERSE LAS LUCES) ESCUCHAMOS UNA CONVERSACIÓN QUE EVIDENTEMENTE ES ENTRE JACINTO Y LUISA.
LUISA.- ¿Estás solo?
JACINTO.- Si.
LUISA.- ¿Qué vamos a hacer ahora? Edith se quedó con la mitad de todo.
JACINTO.- Y tú con la otra mitad. Necesito ese Capital que tienen entre ustedes dos completo, o nunca voy a llegar a ser el Presidente de la República.
LUISA.- Quiero que mates a tu esposa y te cases conmigo.
JACINTO.- No me conviene matarla. Podemos recluirla en un manicomio y que un tribunal declare su incapacidad para manejar sus bienes.
LUISA.- ¿Y Héctor?
JACINTO.- Digamos que un amigo mío lo vio por una calle y sin querer lo atropelló, dándose luego a la fuga. Desde ese día nadie sabe dónde está.
LUISA.- Te dije que no lo mataras.
JACINTO.- Lo hice por nuestra seguridad.
LUISA.- Saca a la imbécil de Edith de mi camino. No soporto su cara de idiota cerca de mí. Me hace sentir culpable. Hasta me hace sentir asco por ti y tú no puedes dejar que eso ocurra… Quiero verla afuera.
JACINTO.- La vas a tener, mi amor…. Cálmate… ¡Ahí viene! ¡Vete, que no te vea aquí…!
LUISA.- Adiós.
EL ESPACIO SE ILUMINA Y VEMOS A MANIRA QUE APAGA EL APARATO MAGNETOFÓNICO. EDITH LLORA EN SILENCIO. HÉCTOR ESTÁ PARADO JUNTO A ELLA Y LA CONSUELA.
MANIRA.- ¿Se da cuenta, señora? Yo nunca miento. Tener dudas es de humano y aquí tiene la prueba. Su esposo y su supuesta prima Luisa, han decidido quedarse con su herencia, encerrarla en un sanatorio y quién sabe cuántas cosas más son capaces por apoderarse de todo… si ustedes se lo permiten.
HÉCTOR.- Yo no estoy muerto.
MANIRA.- Pero no debe permitir que se enteren
EDITH.- ¿Qué debemos hacer, Manira? ¿Qué?
MANIRA.- Contraatacar; es decir: tenderles una trampa.
GRAN TENSIÓN.
ACORDES.
ARTICULACIÓN.
Tercera Parte
III
La Metamorfosis de Edith.
JACINTO SE REUNE CON LOS SUBERSIVOS QUE COMPLTAN CONTRA BETANCOURT Y PLANEAN SU PARTICIPACIÓN EN EL CARUPANAZO. HÉCTOR ESTÁ DISFRAZADO PARA QUE JACINTO NO LO RECONOZCA.
EDELMIRO.- ¡¡Carúpano nos espera, compañeros!!
HÉCTOR.- ¿Dónde está el capital que ofreció Jacinto?
JACINTO.- Lo tiene Luisa Brito, como bien sabe Grajirena; la otra mitad la tiene mi esposa.
EDELMIRO.- Le advertimos que la jovencita era de armas tomar.
HÉCTOR.- Tienes que persuadirla. La razón que posee nuestra organización para manejar esos Capitales es mucho más fuerte que tus debilidades y líos de faldas.
EDELMIRO.- Necesitamos dar ese golpe en Carúpano, antes de que llegue 1963…
HÉCTOR.- Y sin dinero no muchos nos van a dejar actuar como queremos. Ya en la Capital los civiles, muertos de hambre, han comenzado nuevamente a estafar la banca sin que nadie y mucho menos nosotros, se de cuenta.
EDELMIRO.- Nosotros no los vamos a acusar, porque de allí va a salir gran parte del apoyo. Se han otorgado tierras a países poderosos en territorio nacional, para que entiendan las bondades y el buen trato que podrían obtener… Ahora necesitamos más plata… real…para poder asumir el reto histórico como se merece.
HÉCTOR.- Tienes que elegir, Jacinto; yo siendo tú me decidiría por tu mujer… con muchachos… La otra, pobrecita, es una putica barata del Nuevo Circo… y todo el mundo lo sabe. Recuerda que en pueblo pequeño infierno grande.
EDELMIRO.- Eso te serviría mucho más en tus intenciones políticas… No te preocupes tanto por Luisa…. Recuerda que las ratas, las putas y las cucarachas sobreviven casia a cualquier cosa. A ella hay que darle bien duro para quitarle lo que queremos y ella considera suyo.
HÉCTOR.- Tu esposa está enterada de quién es Luisa y de muchas otras cosas.
JACINTO.- ¿Edith?
HÉCTOR.- Lo más recomendable es el arrepentimiento. Que pidas perdón. Es tu esposa y tiene que acompañarte en la campaña de este pueblo Cristiano… las mujeres entienden mucho mejor que nosotros de estas cosas.
LLEGA EDITH CON MANIRA. LOS POLÍTICOS INSTAN A TRAVÉS DE MIRADAS A QUE JACINTO SE ACERQUE A EDITH.
JACINTO.- Mi amor.
EDITH LO DESAIRA Y MANIRA LO CELEBRA. JACINTO SE MOLESTA.
JACINTO.- Manira, puede retirarse.
EDITH.- Manira se queda.
JACINTO (SIN ESCUCHARLA) ¡Haga caso!
EDITH.- A ella le pago yo…
JACINTO.- Este es mi hogar.
EDITH.- Que esta de pie gracias al dinero de mi difunto padre.
JACINTO.- Manira.
EDITH.- Ella se queda conmigo.
JACINTO.- ¿Ya le has enseñado a mi esposa cómo trabajan tus muchachas?
EDITH.- Deja a Manira tranquila.
JACINTO.- ¿Le dijiste cual era tu profesión?
MANIRA.- Señora, es mejor que me retire. El señor parece tentado a insultarme delante de sus amigos.
EDITH.- ¡Te quedas te digo! Aquí se respetan mis decisiones.
JACINTO.- Has enseñado muy bien a mi esposa.
EDITH.- Dile a tu supuesta prima que voy a comenzar un litigio por el dinero de mi padre, después de que Grajirena me divorcie de ti…
JACINTO MIRA COMO UNA FIERA A GRAJIRENA.
EDELMIRO.- De eso te quería hablar…
EDITH.- Y yo que creí que ser una mujer decente era ser una estúpida.
JACINTO.- Estás loca.
EDITH.- Ni siquiera me serviste en la cama como yo esperaba. Yo pensaba que podría ser escandaloso hablar de esas cosas… Manira me ha ayudado mucho.
JACINTO.- Manira es una matrona de un burdel del Nuevo Circo
EDITH.- Eso lo sabe todo el mundo…. Alguno de tus compañeros de partido y yo nos hemos divertido mucho hablando de nuestros planes políticos en el negocio de Manira.
HÉCTOR.- Hermano yo creía que usted sabía…
EDITH.- Le gusto a tus amigos… ¿Verdad Edelmiro? Y como a ti te gustan las mujeres un poco más… vulgares…, me aprendí unas lecciones –Se dan cuenta que también me puedo portar como una bicha- Manira tráele la copia de la grabación a Jacinto (A JACINTO) Siempre has tenido muy buen suerte, pero conmigo la echaste por la borda, capitán. Acabaste con mi familia, ahora me toca a mí… tengo otras copias. Manira quiero tomar un baño. (SALE)
ARTICUALCIÓN.
Tercera Parte
III
La Trampa.
EL TABLERO SE ARREGLA COMO LA CASA DE CRISTINO AHORA DE LUISA. LLEGA JACINTO Y LUISA LO ATIENDE DE MALA GANA. HÉCTOR SE HA FILTRADO SIN QUE NADIE LO DESCUBRA.
LUISA.- ¿Qué quiere aquí?
JACINTO.- Edith.
LUISA.- ¿Qué pasa con tu mujer?
JACINTO.- Lo sabe todo.
LUISA BUSCA UN REVOLVER Y SE LO OFRECE A JACINTO. ESTE LO DEJA CAER.
JACINTO.- No; grabó todas nuestras conversaciones. Esta es la copia… Tiene otras en manos de varios abogados.
LUISA.- Tenemos que hacer algo…
HÉCTOR.- (TOMANDO EL ARMA DEL PISO) Morir.
HÉCTOR DISPARA HIRIENDO A JACINTO.
EDELMIRO.- (LLEGA CORRIENDO) No la mates. Es tu hermana… Ella es hija de Don Edelmiro con Soraya Brito, la sirvienta que trabajó en la casa de Jacinto Pereira.
HÉCTOR.- Perdiste.
SE LANZA Y TOMA EL ARMA
LUISA.- Vas a acompañar a Jacinto y a tu padre… y todos bajo mi mano.
LLEGA EDITH CON MANIRA.
EDITH.- Aquí está: Escucharon su confesión. Disparó contra mi esposo cuando no quiso cumplir con sus deseos y ahora intenta hacerlo con mi hermano. Llévensela. ¡¡Es una asesina!!
LUISA.- (DESCONCERTADA) Esto es una trampa.
MANIRA.- Quien mata a cuchilladas no debe esperar morir a escobazos.
LUISA.- ¿Qué dice?
EDITH.- Que quien ríe de último, ríe mejor… Llévensela.
EDELMIRO.- (REVISANDO A JACINTO) No está muerto. Está herido… Jacinto Pereira está vivo.
EDITH.- Manira, llama al hospital y trae algo para curar a mi esposo. Héctor, vete que vamos a preparar tu regreso a la casa y a la panadería. Le diremos a todo el mundo que estuviste de viaje a Timotes. Edelmiro, arregla los papeles para que Héctor y yo seamos los únicos beneficiarios de la fortuna de nuestro padre. Hay que llamar a Fleming para detener lo porque el golpe en Carúpano va a ser un fracaso; el gobierno ya ha mandado tropas y cuerpos de policías comandadas por Carlos Andrés, para aniquilar la revuelta. Es mejor que nos quedemos tranquilitos y resguardemos todas nuestras fuerzas ante lo que viene… Yo voy a esperar la recuperación de mi esposo y a lo mejor viajemos pronto al exterior, quizás a Paris, en un intento de Luna de Miel o separación definitiva ¡Vamos! ¡Que quien ríe primero, siempre cae en la trampa! ¡¡Así… la moraleja de esta historia!!
MÚSICA FINAL.
FIN.
César Eduardo Rojas Márquez.
LA ASUNCIÓN (ISLA DE MARGARITA)
02-09-1996
martes, 10 de abril de 2012
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