El
No Nacido de Pirandello
Escrita y dirigida por
César Eduardo Rojas Márquez
Versión de Espejo de Exánimes
(Luna de Muertos) 1984
El No Nacido de Pirandello narra
la historia de un personaje que quiere pasar el umbral de la imaginación del
escritor para poder ser interpretado. Este personaje ve nacer a otros en la
tinta del dramaturgo sintiendo a veces que incluso sus palabras son robadas
para dárselas a ellos. Lleno de insatisfacción y deseo por nacer queda atrapado
en una especie de limbo ante la muerte de su creador, el Gran Pirandello
Acto Único.
EL
CAMERINO DE UN VIEJO TEATRO. AL FONDO, COMO PUNTO DE FUGA, UN GRAN VENTANAL EN
EL QUE DESCUBRIMOS UNA HERMOSA NOCHE DE LUNA LLENA.
N.N.P.- “Ruego nuevamente al público que
no me interrumpa y advierto -pues he visto sonreír a varios “señores críticos”-
que esa es mi convicción. Muy dueños de no respetarla y de seguir atacando
injustamente… Ellos sonríen de mi convicción” (1) “Amor al peligro, hábito de
la energía y de la temeridad; valor, audacia, rebeldía; exaltación del
movimiento agresivo, el insomnio febril, el paso gimnástico, el salto
peligroso, la bofetada y el puñetazo; el auto de carreras, adornado de
serpientes de aliento explosivo que va disparado por la metralla. Velocidad
omnipotente, lucha, obras maestras de carácter agresivo. Tirar abajo las
puertas misteriosas de lo imposible, glorificador de lo de la guerra como
purificador del mundo, del militarismo, del patriotismo; del ademán destructor
de los anarquistas, las bellas ideas que matan y del menosprecio a la mujer.”
(2). Así iba a ser yo concebido… “invitando a destruir el culto del pasado, la
obsesión de lo antiguo, la pedantería y el formalismo académico; despreciando
toda forma de imitación; exaltando toda forma de originalidad, aunque fuera
temeraria, aunque fuera violenta… ; sacando valor y orgullo de la fácil tacha
de locura con que se azota y amordaza a los innovadores… Invitando al artista a
considerar a los críticos como inútiles y dañinos, pues trabajan a partir de
sus impotencias y contracciones anales… Revelándome cada día ante la palabra
armonía y buen gusto. ¡Ante todos los
motivos y los temas explotados en el arte; representando la vida actual,
incesante y tumultuosa; transformada por la ciencia victoriosa!” (3) Así sería
concebido, pero… nunca nací… Fui un aborto de su imaginación, un manchón de
tinta que no lograba esclarecerse en su mente, un oscuro… Eso fui y he sido…
¡¡Negro…!! ¡Una guerra negra en su mente! ¿De qué se quejan esos seis? Ellos
por lo menos pudieron contar sus historias para que otros los interpretaran. A
mí, eso, ni siquiera me fue permitido… Tuve que esperar otro intento y otro… y
otro… ¡Mil intentos…! ¡¡un millón de intentos…!! Ningún intento. Cuando al fin
parecía que estaban dadas las condiciones, para la concepción de mi futuro
nacimiento, era borrado, era echado del papel, justificando que no estaba
suficientemente maduro… y debía regresar frustrado a sentarme en un sillón
lejano y perdido en el inconsciente a esperar… ¡Tenía que esperar! Yo vi
traspasar las puertas del umbral a la taciturna señora Froila; a la
desgarradora presencia del hombre con la flor en la boca; a la despreocupada y
pueblerina Liola; al solitario señor Ponza; a los seis personajes malditos que
todo el mundo ha escuchado en sus quejas… A Ersila; Ana. Al magnífico y divino
loco que guardaba un puesto cerca del mío
y que se creía Enrique IV. A la digna Gasparina; al Diego vuelto a la
vida gracias a la adrenalina. A sus vivos. A sus muertos… Mi esperanza crecía
en cada pieza, en cada frase, en cada texto… mientras me consolaba diciéndome
que yo también atravesaría el portal de un momento a otro y que me podría ir
con los fascistas a la guerra, gritando con Marinetti que un automóvil rugiente
es más bello que la Victoria de samotracia… o que estos…
Pero
mi espera continuaba. Miraba pasar los años y con ellos las obras y los
personajes. Me convertí en un algo que existe pero que no es. En un algo que
acecha… Pero mis gritos nunca bajaron, siempre intensos, agitados… ¡¡Urgentes!!
Es 1934. Él ganó el premio Nobel de literatura y yo me dije: “-¡Es el momento
Luigi! ¡Es el momento! ¡Es el momento para que me plasmes negro sobre
blanco!-“. Y comencé a martillar en tu cabeza; patear el intelecto; gritar
desde mi ignorado lugar en el inconsciente, creándote terribles períodos de
terror, de malos sueños, de insomnios, de miedos para que pensaras en mí, pero
no “-¡Aún le falta madurez!-“ Yo te
absorbía, te abstraía, te llevaba al ocio creador… “-¡Te falta madurez!-“. Yo
veía cómo me robabas las palabras. Lo que yo sentía que iba a ser mío… Él se
deprimía y de momento creía que todo acababa…Yo gritaba desde adentro “-Oh,
deja de darte esos aires conmigo! ¿de verás crees que has encontrado quien se
meta en los asuntos ajenos, y especialmente en los tuyos? Por mí, puedes
matarte aquí y ahora mismo; ni siquiera me volveré para mirarte. Pienso que si
sigo sirviéndote de modelo, me habrás matado antes a mí.-“ (4) Y un día me di
cuenta que me robó hasta esas palabras que eran mías y se las dio a… ¡¡No sé a
quién se las dio!! 1.936, Mi dueño escribe… “Los Gigantes de la Montaña” se llamaba el escrito, o Cotrone y Los Artistas… ¡Qué me importa!
Esta es mi oportunidad… Él piensa que estoy suficientemente maduro, que seré el
artista que salvará a la compañía de las manos de Los Gigantes de la Montaña…
Estoy contento… ¡Estoy alegre! ¡Me he puesto mi mejor traje para bajar de la
imaginación a la pluma. Me despido de mis compañeros. Algunos que como yo,
esperan el momento para traspasar las puertas del umbral; para ser
interpretados por un joven actor que se amoldará a mí como la vagina al pene.
Que gritará, reirá y rabiará por mí. Que amará, odiará, sentirá como se lo
indique él…
Es
el momento… En cualquier momento… Estoy muy nervioso… Voy a nacer… En una
semana llegará mi turno… Él ha comenzado a pensar en mí todos los días en
secreto (RIE)… Todos los días en secreto…. (SE VA VOLVIENDO AGRESIVO) Todos los
días en secreto… todos los días… (HISTÉRICO) ¡¡Todos los días…!! Se murió
Pirandello… Se murió… Y yo… El personajes de su vida… Él…. ¡¡No me escribió!!
SE
LO TRAGA LA OSCURIDAD.
“Ruego nuevamente al público que no me
interrumpa…” (OSCURO)
Fin
César Eduardo Rojas Márquez.
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