miércoles, 28 de diciembre de 2016

EL NO NACIDO DE PIRANDELLO 1984

El No Nacido de Pirandello

Escrita y dirigida por
 César Eduardo Rojas Márquez








Versión de Espejo de Exánimes
(Luna de Muertos) 1984








El No Nacido de Pirandello narra la historia de un personaje que quiere pasar el umbral de la imaginación del escritor para poder ser interpretado. Este personaje ve nacer a otros en la tinta del dramaturgo sintiendo a veces que incluso sus palabras son robadas para dárselas a ellos. Lleno de insatisfacción y deseo por nacer queda atrapado en una especie de limbo ante la muerte de su creador, el Gran Pirandello 

Acto Único.
EL CAMERINO DE UN VIEJO TEATRO. AL FONDO, COMO PUNTO DE FUGA, UN GRAN VENTANAL EN EL QUE DESCUBRIMOS UNA HERMOSA NOCHE DE LUNA LLENA.
N.N.P.- “Ruego nuevamente al público que no me interrumpa y advierto -pues he visto sonreír a varios “señores críticos”- que esa es mi convicción. Muy dueños de no respetarla y de seguir atacando injustamente… Ellos sonríen de mi convicción” (1) “Amor al peligro, hábito de la energía y de la temeridad; valor, audacia, rebeldía; exaltación del movimiento agresivo, el insomnio febril, el paso gimnástico, el salto peligroso, la bofetada y el puñetazo; el auto de carreras, adornado de serpientes de aliento explosivo que va disparado por la metralla. Velocidad omnipotente, lucha, obras maestras de carácter agresivo. Tirar abajo las puertas misteriosas de lo imposible, glorificador de lo de la guerra como purificador del mundo, del militarismo, del patriotismo; del ademán destructor de los anarquistas, las bellas ideas que matan y del menosprecio a la mujer.” (2). Así iba a ser yo concebido… “invitando a destruir el culto del pasado, la obsesión de lo antiguo, la pedantería y el formalismo académico; despreciando toda forma de imitación; exaltando toda forma de originalidad, aunque fuera temeraria, aunque fuera violenta… ; sacando valor y orgullo de la fácil tacha de locura con que se azota y amordaza a los innovadores… Invitando al artista a considerar a los críticos como inútiles y dañinos, pues trabajan a partir de sus impotencias y contracciones anales… Revelándome cada día ante la palabra armonía y buen gusto.  ¡Ante todos los motivos y los temas explotados en el arte; representando la vida actual, incesante y tumultuosa; transformada por la ciencia victoriosa!” (3) Así sería concebido, pero… nunca nací… Fui un aborto de su imaginación, un manchón de tinta que no lograba esclarecerse en su mente, un oscuro… Eso fui y he sido… ¡¡Negro…!! ¡Una guerra negra en su mente! ¿De qué se quejan esos seis? Ellos por lo menos pudieron contar sus historias para que otros los interpretaran. A mí, eso, ni siquiera me fue permitido… Tuve que esperar otro intento y otro… y otro… ¡Mil intentos…! ¡¡un millón de intentos…!! Ningún intento. Cuando al fin parecía que estaban dadas las condiciones, para la concepción de mi futuro nacimiento, era borrado, era echado del papel, justificando que no estaba suficientemente maduro… y debía regresar frustrado a sentarme en un sillón lejano y perdido en el inconsciente a esperar… ¡Tenía que esperar! Yo vi traspasar las puertas del umbral a la taciturna señora Froila; a la desgarradora presencia del hombre con la flor en la boca; a la despreocupada y pueblerina Liola; al solitario señor Ponza; a los seis personajes malditos que todo el mundo ha escuchado en sus quejas… A Ersila; Ana. Al magnífico y divino loco que guardaba un puesto cerca del mío  y que se creía Enrique IV. A la digna Gasparina; al Diego vuelto a la vida gracias a la adrenalina. A sus vivos. A sus muertos… Mi esperanza crecía en cada pieza, en cada frase, en cada texto… mientras me consolaba diciéndome que yo también atravesaría el portal de un momento a otro y que me podría ir con los fascistas a la guerra, gritando con Marinetti que un automóvil rugiente es más bello que la Victoria de samotracia… o que estos…
Pero mi espera continuaba. Miraba pasar los años y con ellos las obras y los personajes. Me convertí en un algo que existe pero que no es. En un algo que acecha… Pero mis gritos nunca bajaron, siempre intensos, agitados… ¡¡Urgentes!! Es 1934. Él ganó el premio Nobel de literatura y yo me dije: “-¡Es el momento Luigi! ¡Es el momento! ¡Es el momento para que me plasmes negro sobre blanco!-“. Y comencé a martillar en tu cabeza; patear el intelecto; gritar desde mi ignorado lugar en el inconsciente, creándote terribles períodos de terror, de malos sueños, de insomnios, de miedos para que pensaras en mí, pero no “-¡Aún le falta madurez!-“  Yo te absorbía, te abstraía, te llevaba al ocio creador… “-¡Te falta madurez!-“. Yo veía cómo me robabas las palabras. Lo que yo sentía que iba a ser mío… Él se deprimía y de momento creía que todo acababa…Yo gritaba desde adentro “-Oh, deja de darte esos aires conmigo! ¿de verás crees que has encontrado quien se meta en los asuntos ajenos, y especialmente en los tuyos? Por mí, puedes matarte aquí y ahora mismo; ni siquiera me volveré para mirarte. Pienso que si sigo sirviéndote de modelo, me habrás matado antes a mí.-“ (4) Y un día me di cuenta que me robó hasta esas palabras que eran mías y se las dio a… ¡¡No sé a quién se las dio!! 1.936, Mi dueño escribe… “Los Gigantes de la Montaña” se llamaba el escrito, o Cotrone y Los Artistas… ¡Qué me importa! Esta es mi oportunidad… Él piensa que estoy suficientemente maduro, que seré el artista que salvará a la compañía de las manos de Los Gigantes de la Montaña… Estoy contento… ¡Estoy alegre! ¡Me he puesto mi mejor traje para bajar de la imaginación a la pluma. Me despido de mis compañeros. Algunos que como yo, esperan el momento para traspasar las puertas del umbral; para ser interpretados por un joven actor que se amoldará a mí como la vagina al pene. Que gritará, reirá y rabiará por mí. Que amará, odiará, sentirá como se lo indique él…
Es el momento… En cualquier momento… Estoy muy nervioso… Voy a nacer… En una semana llegará mi turno… Él ha comenzado a pensar en mí todos los días en secreto (RIE)… Todos los días en secreto…. (SE VA VOLVIENDO AGRESIVO) Todos los días en secreto… todos los días… (HISTÉRICO) ¡¡Todos los días…!! Se murió Pirandello… Se murió… Y yo… El personajes de su vida… Él…. ¡¡No me escribió!!
SE LO TRAGA LA OSCURIDAD.
 “Ruego nuevamente al público que no me interrumpa…” (OSCURO) 

Fin

César Eduardo Rojas Márquez.

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