jueves, 1 de enero de 2009

DESDE LA LUNA DE FAUSTO

Desde
La Luna...

de Fausto

Primera Parte
La Decisión de Felipe Von Hutten.
Trilogía a partir de la Novela del insigne
Francisco Herrera Luque
Versión original para el Teatro de
César Eduardo Rojas Márquez.
PREFACIO
TODO EMULA UN SET DE GRABACIÓN DEL CINE VENEZOLANO DE LOS AÑOS OCHENTA. LOS TÉCNICOS LLEGAN Y HACEN TODO EL ARREGLO NECESARIO PARA QUE ESTÉ TODO A PUNTO. EL SONIDISTA PRUEBA ALGUNOS TRUENOS Y LOS TRAMOYAS LEVANTAN UNAS PAREDES. EL ASISTENTE SUPERVISA TODO Y ANOTA EN UNA TABLA DE MADERA. LLEGA EL DIRECTOR CON SU SÉQUITO, MUY CEREMONIOSO.
DIRECTOR.-¿Están todos?
ASITENTE.- Casi todos, señor.
DIRECTOR.- ¡¿Cómo que casi todos...?!
ASISTENTE.- La Chamise y Schmidhuber no han llegado aún.
DIRECTOR.- Solucióname la vaina. ¿Sí?
ASISTENTE.- Sí, señor... ¡Prevenidos señores del equipo técnico!
CAMARÓGRAFO.- Cámaras una y dos listas y en posición.
ASISTENTE.- Actores en posición.
ASISTENTE 2.- En posición. ¡Silencio!
ASISTENTE.- Cuando usted quiera se inicia al filmación, señor Director ...
DIRECTOR.- Luces... Cámara...
ASISTENTE.- ¡Silencio! Primera parte. La Decisión de Felipe Von Hutten. Primera secuencia. Primera Escena. Fausto (CLAQUETEA)
DIRECTOR.- Rueda.
CAMARA.- Se rueda.

ESCUCHAMOS EL SONIDO DE LA CÁMARA. TODOS EN ACTITUD. COMIENZA LA GRABACIÓN.

ARTICULACIÓN




I
Fausto.
LOS TRUENOS HECHOS POR LOS TÉCNICOS ANUNCIAN UNA TEMPESTAD TUPIDA MIENTRAS QUE LAS CAMPANA DE UNA IGLESIA CERCANA ANUNCIAN LA MEDIA NOCHE. UN GUARDIA VIENE COMO FAROLERO CUSTODIANDO LA NOCHE
GUARDÍA 1.- (EN PREGÓN) ¡Es Media noche y todo en calma! ¡Rocío que anuncia lluvia!
A PESAR DE LOS ANUNCIOS DE LLUVIA UNA GIGANTESCA LUNA ENROJECIDA (PRODUCIDA CON UN EFECTO QUE DA RESULTADO Y POR LA QUE TODOS SE FELICITAN) ILUMINA A UN TENEBROSO ENTE, MUECA DE UN SER HUMANO, QUE NO PODEMOS EVITAR DE MIRAR, ACOMPAÑADO DE UN SER MONSTRUOSO QUE IMITA A UN PERRO NEGRO, FEO, SUSPENDIDO INMÓVIL DE UNA TELA BAJO UN CENIT DE LUZ CON UN ASPECTO AGRESIVO QUE FUNGE DE GUARDIAN DE LA MUECA DE SER HUMANO QUE PARECE EN TRANCE, MIENTRAS DANZA CON EL MONSTRUO. AMBOS FLOTAN EN EL ESPACIO ENTRE EL CIELO Y LA TIERRA, EN EL INTERIOR DE LA LUNA, MIENTRAS EL HOMBRE NOS DEJA ESCUCHAR LO QUE PARECE VER EN OTRO LUGAR.
FAUSTO.- De rodillas veo a un hombre, lleva las manos atadas... Un negro se acerca y danza; empuña un yatagán de punta curva cual cola de gallo. Brilla la Luna roja sobre una tierra seca, de extraña maleza. Una tropilla montada hace cerco al prisionero. Él clama por confesión. Un hombre ríspido, de tez olivácea y de barba negra, se mofa y promete absolverlo en las puertas del Cielo. Una mujer menuda, de pómulos altos y rizadas pestañas, baja de su yegua y contempla al prisionero. Es un gigante rubio en la flor de la edad, tiene los ojos azul plomizo y el perfil tudesco de las viejas casas de Franken. El hombre me recuerda a vos, Excelencia; se parece a vos, príncipe mío: tiene vuestra misma talla bizarra, el aire benevolente de los soñadores y la firmeza de los que nunca piensan morir...
FAUSTO DETIENE MOMENTÁNEAMENTE LA REVELACIÓN A PUNTO DE DESFALLECER. LAS CÁMARAS SE ACERCA PARA VARIOS CLOSE UP QUE VEMOS A TRAVÉS DE UNA PANTALLA LATERAL.
FAUSTO.- Pero dadme antes otra copa de vino. Desfallezco ante mis visiones. No debéis creer en Camerarius, por grande que sea su fama y ascendiente sobre el Emperador. Es mago de escuela antigua. Yo soy, en cambio, cuñado de Satanás.
BAJA Y BEBE. EL DIRECTOR HACE SEÑAS AL ASISTENTE PARA QUE LE INDIQUE AL HOMBRE DEL BOOM QUE ACERQUE MÁS EL MICRÓFONO A FAUSTO.
FAUSTO.- ¡Es bueno el vino Excelencia!
EL HOMBRE VUELVE A BEBER Y MIRA DE UN MODO EXTRAÑO AL CAN.
FAUSTO.- Pero esperad, algo me susurra Mefistófeles...
EL DESPOJO HUMANO SE ACERCA A LA TELA EN LA QUE CUELGA EL MONSTRUO Y EL CAN DANZA Y FAUSTO DUDA COMUNICAR LO QUE PARECE HEBER ENTENDIDO.
FAUSTO.- ¿Cómo?... ¿Estás seguro? ¡Ya lo avizoraba y temía...! ¡Horror! ¡Oh, Monseñor, infórmame mi diablo familiar que el hombre que está de rodillas, que me recuerda a vos, que se parece a vos, que tiene el mismo encanto y prestancia de vuestra augusta persona, no es otro que Su Gracia con doce años más...!
CAE NUEVAMENTE EN TRANCE. SE SUBE A SU TELA.
FAUSTO.- Pero... ¿qué ven mis ojos?... ¡El verdugo descarga feroz el arma sobre vuestro cuello! El golpe es inexperto... os saca un tajo, pero no os degüella... la sangre mana. De un salto os ponéis de pie... corréis tambaleante hacia la mujer... Os persigue el asesino... os da alcance... ¡Nuevamente descarga el arma embotada una y otra vez! ¡La cabeza se desprende, pero continuáis marchando... la sangre corre a borbotones...! ¡Es feo, Excelencia, ver a un decapitado dando traspiés! ¡Habéis empapado el traje de la mujer y el rostro de vuestro enemigo...! Un turco jura por Mahoma; dos enanos sollozan por vos. La Luna refulge en sangre.¡Oh, qué Luna, Monseñor!...¡Siento desmadejarme...!
HACE UN PARÉNTESIS PARA TOMAR ALIENTO.
FAUSTO.- ¡Dadme otra copa de buen licor!
BEBE Y HACE COMO SI HABLARA CON ALGUIEN DE FRENTE.
FAUSTO.- ¡Absteneos por Satanás, de ir tras la Casa del Sol! ¡Os lo dice Fausto, su hermano político, el más grande nigromante nacido de mujer! Quedaos acá, en Würzburg, donde vuestro hermano el obispo es también canónigo. Regresad al Palacio Imperial de Viena, donde os espera fraterno Su Alteza Serenísima el Príncipe Fernando, vuestro protector. Id a Toledo si os place. Medrad a la sombra de Carlos V, Príncipe de España y Emperador de las Germanías. Mentid e intrigad en la corte. Haced de bufón, de heraldo de buenas y falsas nuevas, de paladín de alfombradas justas, de todo cuanto os repugne y hiera; pero no vayáis en pos de la Casa del Sol. No corráis tras la quimera, mi amado príncipe y señor... ¡Os lo decimos Fausto y Mefistófeles, mi demonio personal y familiar!

LA IMAGEN DE FAUSTO Y EL PERRO DESAPARECEN COMO POR ARTE DE MAGIA DESHECHAS CON LA SANGRE QUE CORRE DESDE LA LUNA HASTA UNA HAMACA EN LA QUE UN HOMBRE PARECE SOÑAR., MIENTRAS LA LUNA SE ELEVA SANGRIENTA ENTRE LAS MONTAÑAS Y UNA BRISA TENUE LAME EL VALLE.

DIRECTOR.- Corte. Imprime.
APLAUSOS.
DIRECTOR.- Continuamos así que todos en posición.
UN ASISTENTE LE DA CAFÉ AL DIRECTOR. LOS TÉCNICOS CORREN LA ESCENA COMO UN COMPARTIMIENTO Y HACEN SEÑAS.
ASISTENTE.- Cuando usted quiera continuamos la filmación, señor Director...
DIRECTOR.- Luces... Cámara...
ASISTENTE.- ¡Silencio! Primera secuencia. Primera parte. Segunda y Tercera Escena. Fausto

EL HOMBRE SE LEVANTA Y AVIVA EL FUEGO DE LA FOGATA QUE CENTRA EL SUEÑO DE SUS EXHAUSTOS COMPAÑEROS. INESPERADAMENTE EL HOMBRE DEJA BROTAR DE SUS ENTRAÑAS UN SUSURRO.
FELIPE VIEJO.- ¡Oh, doctor Fausto! ¡Cuán grande era tu ciencia y dilatada tu sabiduría! ¡Pero, heme aquí, vivo aún, a doce años de tus augurios! ¡Fui y retorné al Dorado, A la Casa del Sol! ¡No es cacique el que a diario baña su cuerpo con polvos de oro! Apódase la Coñori, y es reina de las amazonas. Dióme en recuerdo y gracia este collar de esmeraldas, por sembrarle una hija.
TOMA DEL COLLAR A TRAVÉS DE LA PANTALLA.
¡Hembra ha de nacer, si quiere seguir viviendo! ¡Estoy roto y lacerado de felonías! Pero, ¿quién pudiera sospechar que entre mis andrajos llevo una gema de dos mil ducados? ¡Es cierto que he visto cometer las peores tropelías que ni el mismo von Spayer sería capaz de concebir. ¡Acertaste al vislumbrar sufrimientos infinitos, pero erraste Fausto, al predecirme un trágico fin como también lo temía el bueno de Goldenfingen! Muy lejos ha quedado El Tocuyo, con su maldito escribano y sus asesinos. ¡Ocho jornadas ha, de haberlos perdido de vista! Ahora sólo me resta dormir y reemprender la marcha hasta llegar a Coro, donde habré de tomar la nao que me lleve a España. Hablaré una vez más con el Emperador. Le expresaré mis anhelos de conquistar el país de los omaguas, con sus techos de oro y sus muros de plata. Apenas logre su aquiescencia volveré a Alemania. Regresaré a Staufen, donde yace tu cadáver, visitaré la tumba que te guarda... imploraré a Dios por tu alma maldita y cabalgaré una vez más, como lo hiciera antaño con Daniel Stevar, mi entrañable amigo, y con el conde Zimmer, poderosos señor de la comarca... ¿Te acuerdas, Fausto, cómo empezó esta historia?
CAE UN TRUENO QUE SE HACE CON TROZOS DE CHAPAS METÁLICAS Y CORTOS DE ELECTRICIDAD.
FAUSTO.- (OFF) Cabalgabais con ellos por los campos en pleno verdor. Todo era plácido y fecundo. ¡Cuan diferente a esta tierra seca y rojiza, erizada de espinas, muertas de sed!
EL PASADO REGRESA. A LO LEJOS SE ESCUCHA EL CABALGAR DE TRES CABALLOS QUE SE ACERCAN A TODO GALOPE Y LLEGAN TRES JÓVENES.
ZIMMER.- ¡No me digas, Felipe de Hutten, que el belitre de Bartolomé Welser ha enviado un ejercito a las Indias para hallar la Casa del Sol!
FELIPE JOVEN.- Así es, Excelencia. Don Ambrosio Alfinger, con una fuerza de trescientos hombres desembarcó en la isla de Venezuela el 24 de febrero de 1529.
DANIEL.- Es decir, ¿hace seis meses?
FELIPE JOVEN.- Justamente, mi señor.
ZIMMER.- Estás bien enterado, Felipe
DANIEL.- ¿Se os olvida, Zimmer, que Felipe, además de ser criado de la Real Familia, es deudo y deudor de los Welser?
FELIPE JOVEN.- (REPOSADO PERO SEVERO Y CIRCUNSPECTO) Pero no sólo eso, Excelentísimo señor. Se busca más gente para enviarla a Venezuela. Nicolás de Federman recluta mineros en Silesia.
ZIMMER.- Eso es lo que no entiendo. Su Alteza Serenísima, ¡a quien Dios guarde!, me pide soldados para defender Viena contra los turcos, a los que tiene encima, y sigue enviando tropas al Nuevo Mundo ¿Qué sucede con los españoles?
DANIEL.- Bien sabéis cómo son: van a la guerra cuando les viene en gana y al sitio por ellos elegido. No hay fuerza capaz de obligarlos a tomar las armas. Con deciros que hay ciudades que contratan mercenarios para que sustituyan a sus hombres.
ZIMMER.- ¿Y acaso mi situación es diferente? Arriba de veinte soldados de paga, las dos terceras partes de mi ejercito, nada más puedo ofrecer a su Alteza, salvo los voluntarios que atraiga el pregón de leva. Pero dudo mucho que acudan a enrolarse. Defender a Viena de los turcos es mal negocio. ¿A quién puede tentar una empresa donde no hay ciudades que saquear, ni mujeres para darle contento al cuerpo?
FELIPE JOVEN.- (ENCRESPADO) ¿Pensáis entonces, Excelencia, que sólo por mala saña van los hombres a la guerra?
ZIMMER.- ¡Así es, querido Felipe! La guerra tiene tres sustentos: los mercenarios, que hacen profesión de escoltar la muerte; los voluntarios, llenos de ensueños, y nosotros los nobles, herederos de los que en su turno fueron voluntarios o mercenarios con suerte.
FELIPE TUERCE EL GESTO MIENTRAS DANIEL SONRIE Y ZIMMER CELEBRA SUS AFIRMACIONES A CARCAJADAS.
ZIMMER.- No resisto el poder creciente de la burguesía. Los Welser son su más acabada personificación. ¡Pero dejemos de un lado la política y refresquemos el gaznate con un gran vaso de cerveza!
CUANDO SE DISPONEN A ENTRAR A UNA POSADA, SE ESCUCHAN GRITOS Y MALDICIONES DE HOMBRES Y POR LA VENTANA SALEN TROZOS DE PLATOS ROTOS.
FAUSTO.- (OFF) ¡Dejadme en paz!
FRAILE 1.- (OFF) ¡Vendrás con nosotros, mal nacido!
FAUSTO.- (OFF)¡Soltadme, por Belcebú!.
FRAILE 2.- (OFF)¡De esta no te escaparás en nombre de Dios!
ZIMMER.- ¡Veamos qué pasa ahí!

DIRECTOR.- ¡Corte e imprime!
APLAUSOS.
ASISTENTE.- pór el camino que se vislumbra… hoy es un gran día.
DIRECTOR.- No se me desanimen que continuamos así que todos en posición.
UN ASISTENTE LE DA CAFÉ AL DIRECTOR. LOS TÉCNICOS CORREN LA ESCENA COMO OTRO COMPARTIMIENTO Y HACEN SEÑAS.
SOJNIDISTA.- Sonido listo.
ASISTENTE.- Cuando quiera, señor.
DIRECTOR.- Luces... Cámara...
ASISTENTE.- ¡Silencio! Primera secuencia. Primera parte. Cuarta Escena. Fausto

ENTRAN AL LOCAL Y LAS PAREDES SE LEVANTAN PARA DEJARNOS VER LA INTERIORIDAD DEL LOCAL, EN EL QUE UN HOMBRE DE AVANZADA EDAD SE DEFIENDE DE DOS CLÉRIGOS ROLLIZOS, QUE A PATADAS Y PESCOZONES LE HAN ROTO LA CARA Y LO HAN DERRIBADO AL SUELO, Y CUATRO MILITARES QUE LE IMPIDEN LA HUIDA AL VIEJO, ANTE LA VISTA DEL TABERNERO Y ALGUNOS PAISANOS. LOS TRES JÓVENES HAN INGRESADO ESTRIPITOSAMENTE Y ZIMMER INQUISITIVO Y ENÉRGICO INTERPELA A LOS FRAILES.
ZIMMER.- ¿Qué sucede?
LOS FRAILES Y LOS SOLDADOS SE AQUIETAN ANTE SU PRESENCIA.
FRAILE 1.- Perdonad, Excelencia, dábamos su merecido a este maldito brujo: se ufanaba de haber vendido su alma al diablo. Es un caso de herejía. Además de anatema, merece la hoguera.
FRAILE 2.- Apenas supimos de su presencia en este lugar decidimos aprehenderle. El malhechos, amparándose en ese inmenso perro que allí veis, un demonio según sus propias palabras, ha opuesto resistencia a la justicia con la complacencia del tabernero y de estos ignaros campesinos. Por eso veis sangre en su cara y tantos destrozos.
ZIMMER.- (AL ANCIANO) ¿Es verdad lo dicho por los reverendos padres?
FAUSTO.- Cierto es, mi noble señor. Pero también es cierto que su ira es hija de la avaricia: les negué la fórmula de la piedra filosofal.
ZIMMER.- ¿La tenéis acaso?
FAUSTO.- Creéis que de tenerla me veríais vistiendo harapos y saciando mi sed a costa de la caridad de esta pobre gente que aspira a que busque para ellos un mejor destino?
FRAILE 1.- ¡Es un hechicero, un hereje!¡Merece la hoguera!
FRAILE 2.- Tenemos órdenes del Santo Oficio de llevárnoslo prisionero. Con vuestra venia, Excelencia, procederemos en cuestión. ¡Soldados! ¡Arrestad a ese hombre!
EL MONSTRUO QUE EMULA UN DOGO NEGRO GRUÑE Y EL ECO DEL GRUÑIDO ATEMORIZA A LOS PRESENTES.
FAUSTO.- Quédate quieto, Mefistófeles.
ZIMMER.- ¿Pero es cierto que ese perro lleva a dentro un demonio?
FAUSTO.- Como lo llevamos todos. Sólo que el mío prefiero llevarlo afuera
DANIEL COIMIENZA A REIR DE LA RESPUESTA DEL VIEJO MIENTRAS FELIPE LO MIRA SUBYUGADO.
FELIPE JOVEN.- ¿Cuál es vuestro pecado, buen hombre?
FAUSTO.- Leer el destino en las estrellas y en la voz de los muertos...
FRAILE 1.- ¿Habéis escuchado, Excelencia? A confesión de culpa, relevo de pruebas.
FRAILE 2.- ¡Arrestadlo!
FRAILE 1.- ¡Y a la hoguera con él!!
FELIPE JOVEN.- ¡Un momento, señores! El anciano ha declarado ser astrólogo y nigromante, pero no brujo. ¿Ejercéis, maestro, realmente la magia negra? ¿Hacéis hechizos para dejar las vacas sin leche... priváis a los hombres de su potencia?
FAUSTO.- De modo alguno, mi señor.
FELIPE JOVEN.- ¿Acudís por casualidad a los aquelarres? ¿Tenéis poder sobre las tormentas? ¿Hacéis horros los vientres de las mujeres?
FAUSTO.- Jamás lo he hecho, mi joven príncipe. Apenas leo el futuro al igual que Agripa, el gran Camerarius y el célebre Tritemius.
FELIPE JOVEN.- La nigromancia nunca ha estado penada por las leyes del imperio, tampoco la astrología. El propio Emperador, al igual que su abuelo Maximiliano, mantiene en su corte a notables nigromantes y filósofos de lo oculto.
FAUSTO.- Soy doctor en filosofía de la Universidad de Wittenberg y si en tal estado de pobreza me veis, es por haberme impuesto la norma de no visitar la casa de los príncipes.
ZIMMER.- (SUSPICAZ) ¿Por qué hacéis tal? ¿Acaso tenéis algo contra vuestros señores naturales? ¿Sois, por casualidad, un agitador de sangrientas revueltas campesinas?
FAUSTO.- Nada me tienta menos, mi señor que las lides de la política y la suerte de los poderosos.
ZIMMER.- (CEJIJUNTO) ¿Poséis explicarnos mejor?
FAUSTO.- Por una simple razón, Excelencia. El porvenir de los poderosos, al igual que el de los miserables, no requiere de las estrellas para avizorarlo.
FRAILE 1.- ¡Basta ya de burlas y de obstaculizar a la justicia Conde de Zimmer! No podéis oponeros al Santo Oficio y dejaos de tentar nuestra sospecha. Señores más poderosos que vos han sentido el rojo vivo de nuestro enojo ¡Soldados, haced preso a ese hombre!
FELIPE JOVEN.- ¡Deteneos! Soy Felipe de Hutten, criado del Emperador, consejero de su Alteza el Príncipe Fernando, hijo de Bernando de Hutten y hermano de Mauricio, canónigo de Würzburg y obispo de Eickestaad. ¡Ese hombre es inocente!¡Ordeno su libertad!
FRAILES.- ¡Monseñor! Perdonad. En nuestro ofuscamiento no nos percatamos de vuestra augusta presencia.
FELIPE HACE UN GESTO Y LOS FRAILES SALEN ACOMPAÑADOS DE LOS MILITARES E INMEDIATAMENTE FAUSTO SE ARRODILLA TOMANDOLE LA MANO PARA BESARLA.
FAUSTO.- Gracias, Monseñor, por el favor otorgado. Antes de tres años os hallaréis ante un gran peligro y correré para advertíroslo, donde quiera que os halléis.
FELIPE JOVEN.- ¿Y cómo sabéis tanto si no habéis hecho mi horóscopo, y ni siquiera habéis leído las líneas de mi mano?
FAUTO.- Me lo ha dicho Mefistófeles.
ZIMMER.- ¿Pero es cierto que en ese perro habita un demonio?
FAUSTO.- Ciertamente, mi noble señor. Me lo cedió mi cuñado para servir a los hombres.
ZIMMER.- En fin. Debéis huir inmediatamente de Staufen. Apenas nos marchemos, los inquisidores caerán sobre vos.
FAUSTO.- Así lo espero.
ZIMMER.- Refugiaros en mi Castillo y leednos a todos la buenaventura.
FAUSTO.- Recordad, mi excelso señor, que nunca piso el umbral de los poderosos . Mefistófeles pierde el olfato y yo el buen sentido.
ZIMMER.- (LANZÁNDOLE UNA BOLSA CON MONEDAS) Tomad entonces y marchaos de prisa.
FAUSTO SE INCLINA FRENTE A FELIPE DE UN MODO MUY PARTICULAR.
FAUSTO.- ¡Que Satán os libre de los santos, joven y limpio caballero!
AL FAUSTO MARCHARSE CON SU PERRO ZIMMER SIENTE LA SED DEL PRINCIPIO.
ZIMMER.- ¡Eh! ¡Tabernero! , tráenos, presto, dos grandes vasos de cerveza y otro de agua para Don Felipe
SE SIENTAN.
ZIMMER.- ¡Curioso el tipo ese! ¿Cuál es su nombre?
VARIAS VOCES RESPONDEN.
VOCES.- (AD LIBITUM)¡¡Se llama Fausto!!
ZIMMER.- ¡Cómo que Fausto?
DANIEL.- (CELEBRANDO GOZOSO) ¿El doctor Fausto? ¿Aquel que voló con grandes alas de Icaro sobre Venecia...?¿El que se tragó a un campesino con su carromato para evacuarlo luego un poco humedecido?
JUAN EL MINERO.- El mismo que supone Su Señoría. Quien acaba de salir es el más poderoso mago de todos los tiempos
TABERNERO.- (TRAYENDO LOS VASOS)¡Claro que sí! Sus proezas y milagros son inauditos.
DANIEL.- Yo he oído que tiene más de un siglo
ZIMMER.- Y debe ser cierto. Mi abuelo estaba en la corte de Francia cuando el doctor Fausto fue a venderle una imprenta al Rey Luis XI.
DANIEL.- Entonces, este Fausto es el socio de Gutenberg.
ZIMMER.- ¡Tal como lo decís! (BEBE TRES TRAGOS)
DANIEL.- ¡De ser así tiene el secreto de la inmortalidad! Su apariencia no pasa de los cincuenta, y, de haber tenido veinte años cuando visitó al monarca galo, ya completaría el siglo.
TABERNERO.- Es por haber vendido su alma al diablo
FELIPE JOVEN.- De ser un mago tan poderoso como dices, ¿por qué no hizo una de las suyas librándose de la Inquisición?
EL TABERNERO Y LOS PAISANOS RIEN ANTE LA PREGUNTA.
TABERNERO.- Antes de llegar los Inquisidores ya Fausto nos lo había advertido. Escuchaba a Juan el minero narrarnos sus aventuras cuando súbitamente dijo: “tres valen más que seis”.
JUAN EL MINERO.- Sí, es cierto. Contaba a Fausto mis andanzas cuando de pronto dejó caer su extraña afirmación. Como le pregunté su sentido, respondió enigmático: “seis vienen por mí, cuatro de coraza y dos con las mangas verdes. Pero yo haré que tres príncipes me liberen de ellos.”
ZIMMER.- ¡Notable!
DANIEL.- Realmente es un poderoso hechicero.
ZIMMER.- Yo no tenía mayor sed cuando pasé por vuestra taberna, pero de pronto me sentí acuciado por el deseo de tomar cerveza. Indiscutiblemente fue un ardid de Fausto para que lo auxiliáramos en sus tribulaciones. ¿Veis? Ya la sed ha desaparecido por completo.
DANIEL.- No es de maravillarse. Os habéis bebido diez pinzas y media.
ZIMMER.- De todas formas ha sido un hecho extraordinario que abona su justificada fama. Y cambiando de tema, continúa Felipe, hablándome de los Welser y de ese país llamado Venezuela, donde se halla la Casa del Sol.
FELIPE JOVEN.- Al parecer se han presentado algunas dificultades, pero ahora, con el refuerzo de Federman, serán subsanadas.
ZIMMER.- No me gusta ese Federman. Su padre es un comerciante, y para colmo, tuvo simpatías por Lutero; aparte de ser muy dado a la lectura, vicio este que no abunda entre guerreros.
FELIPE JOVEN.- (SONROJÁNDOSE) Pero es un valiente soldado, hábil y emprendedor.
DANIEL.- (BROMEANDO) Afirma que las tejas de las casas son del más puro oro y de plata la mitad de los muros. Pareciera que al oírlo estuviésemos leyendo esas historias embusteras del Amadis de Gaula y de su hijo Esplandián.
FELIPE JOVEN.- No te burles del Amadis. Es el libro preferido del Emperador. Fueron muchas las noches de invierno, estando yo a su lado, que se lo hacía leer y releer para su contento y reflexión.
ZIMMER.- Amadís o no Amadís ese Federman es un felón y un falaz.
FELIPE JOVEN.- (FIRME) Disculpad, Excelencia, que os contradiga, pero conozco bien a Nicolás y considero que es un hombre de pro, digno de todo mi aprecio y afecto.
ZIMMER.- Cómo se ve que eres joven y candoroso, Felipe, y que por ello no lo conoces bien. Nicolás de Federman, tenlo siempre presente, es un bellaco y de los peores que yo haya visto en mi larga y sufriente vida. Es un farsante en toda la regla y de la más baja estofa, al que se tarda en descubrir, por haberlo dotado el demonio de habilidades de encantador. ¡Qué el Señor te guarde de sufrirlo!
FELIPE JOVEN.- No creo que exista la posibilidad de que se junten nuestros caminos.
FAUSTO (OFF / CHILLANDO COMO UNA URRACA) ¡No digáis tal, Monseñor!
UN TRUENO ESTALLA Y LOS HOMBRE SALEN CASI HUYENDO DEL LUGAR.
ARTICULACIÓN.
LOS TÉCNICOS CAMBIAN DE TURNO. ENTRAN OTROS ESPACIOS.
ASISTENTE.- ¡Silencio! Primera Parte Segunda secuencia. Primera parte. El Turco
DIRECTOR.- Luces, cámara..¡Rueda!

II
El Turco
UNA SEMANA DESPUÉS, FELIPE HUTTEN JOVEN Y DANIEL STEVAR LLEGAN A LA CIUDAD DE ULM, A ORILLAS DEL DANUBIO BAJO EL SOL DE LA TARDE Y TRASPASAN LA PUERTA ORIENTAL Y TROPIEZAN CON UN ANCIANO ATRIBULADO QUE NO NOTABA LA PRESENCIA DE LOS HOBRES. MÁS ALLA UN GRUPO RODEA A UN TENIENTE.
ANCIANO.- ¡Que Dios y su santa madre nos protejan!
FELIPE JOVEN.- ¿Qué sucede anciano?
ANCIANO.- Pregunte a ese oficial. Yo no soy capaz de repetir lo que vocifera con tanta firmeza. ¡Que Dios nos cuide! ¡Huyan!¡Huyan pronto!
EL ANCIANO DEMENCIAL HACE MUTIS.
DANIEL.- ¿Qué será?
FELIPE JOVEN.- Preguntemos.¿Qué sucede, señor Teniente?
TENIENTE.- ¡Los turcos, señor, los turcos! Avanzan en dirección a Viena. Son doscientos cincuenta mil y los comanda el propio Solimán.
EL TENIENTE PARTE Y LOS PAISANOS COMENTAN Y FELIPE MIRA A DANIEL DE UN MODO PARTICULAR MIENTRAS SE ACARICIA LA BARBA.
FELIPE.- Debo partir ahora mismo para Viena. Mi patria y el archiduque necesitan de mi presencia
DANIEL.- ¡Vamos, Felipe!¿A dónde puedes ir a esta hora? Faltan dos Horas para oscurecer. Entremos en ese mesón de buena apariencia. Tomemos una buena cena. Descansa hasta el alba y ponte en marcha con mejor disposición. Dicen que preparan la oca más suculenta del Danubio...
ANDREA.- ¡Perdonad, Excelencia! Sin proponérmelo me he enterado de vuestras inquietudes. ¿Queréis llegar pronto a Viena? Pues, creo poderos servir. Soy capitán de una nave muy velera y me dispongo a zarpar hacia allá dentro de unos instantes.
FELIPE JOVEN.- ¡Qué bien! Acepto vuestra propuesta, maese.
ANDREA.- Me llamo ANDREA Goldenfingen y os aseguro que no hallaréis transporte más veloz que mi barca, y en especial esta noche, con el Danubio recrecido y el viento de nuestra parte.
DE PRONTO ELGRITO DE UN PELIRROJO DE MEDIA TALLA Y EXPRESIÓN BURLONA Y VIVAZ. DE UNOS VEINTIOCHO AÑOS INQUIETA A LOS PRESENTES.
NICOLÁS.- ¡Gordo Goldenfingen, grandísimo truhán!
DE UNA ABRAZA A ANDREA.
ANDREA.- ¡Señor Federman! ¡Cuan dichoso me hacéis de volveros a ver!
FELIPE JOVEN.- ¡Nicolás!
NICOLÁS.- No sabía yo, noble señor, que entendierais el lenguaje de los animales. ¿Cómo hicisteis para entenderos con Bola de Grasa?
RIEN.
NICOLÁS.- (A ANDREA) ¿Qué me cuentas, gordo, de Berta la bella de tu mujer? No hay posadera más hermosa en todo el imperio, además de cocinar como las hadas.
ANDREA.- Gracias, su señoría. Se lo haré saber apenas la vea. Permiso voy a la nave y regreso..
DANIEL.- Entremos.
NICOAS.- Prefiero esta mesa del exterior.
FELIPE JOVEN.- Me parece bien.
DANIEL.- Y a mí.
SE SIENTAN EN UNA TABLA DE MADERA. INMEDIATAMENTE EL TENDERO LE TRAE COPAS Y DANIEL, APARTE HACE UN PEDIDO.
FELIPE.- ¿Pero qué haces tú en Ulm, Nicolás? Te hacía camino a la isla de Venezuela.
NICOLÁS.- Y lo haré mañana, cuando despunte el alba. Vine a despedirme de mis padres. Me acompañan algunos soldados y veinticuatro mineros de Silesia. ¿Y tú, qué harás en el futuro? Continuarás hasta volverte viejo, de trotacaminos de sus majestades?
FELIPE JOVEN.- ¡Calla, por Dios Nicolás! Bien sabes que mi trabajo se apoya en el sigilo.
NICOLÁS.- (BURLISTA)No sé a quién engañáis. En Ulm todo el mundo sabe quién sois y de qué te ocupas. En la plaza uno de los soldados me dijo “Acaba de llegar Felipe de Hutten, el correo preferido de Su Majestad”, y al preguntarle a un anciano sobre tu paradero, no sólo me enseñó donde hallarte, sino que añadió “Es la imagen viva de Alberto Durero en su juventud” ¿Has visto el retrato en Nuremberg? Pues sois idéntico, con el pelo rojo, oscuro y suelto y esa expresión de Cristo desapacible ¿Por qué no te vienes conmigo a Indias? Allá está tu porvenir. Retornarás rico y experimentado.
FELIPE JOVEN.- ¡Imposible! Tengo deberes para con el Emperador y el Archiduque. El turco amenaza a Viena y a Europa.
NICOLÁS.- ¡Bah! El mismo cuento de siempre: oriente contra occidente. Solimán no es peor ni mejor que Atila o que Gengis Kan. Se cansará de molestar y terminará por regresara a su cueva. Vente conmigo a Indias, Felipe de Hutten.
ANDREA REGRESA Y SE APROXIMA CEREMONIOSO AL GRUPO
ANDREA.- ¡Señor! ¡Es la hora de embarcar!
SE ESCUCHA EL ESTALLIDO DE UN PROYECTIL Y EL SONAR DE UNAS CAMAPANAS QUE ANUNCIAN CONFLICTO. FELIPE LE DA UN ABRAZO FRATERNAL A DANIEL Y SALUDA CON CEREMONIA PERO CON DISTANCIA A NICOLÁS Y PARTE CON EL GORDO HACIA SU NAVE. EL TIEMPO Y EL ESPACIO SE CONJUGAN Y ESTAMOS EN LA NAVE DEL GORDO GOLDENFINGEN. FELIPE MIRA DESDE LA BORDA EL CAMINO DEL RIO MIENTRAS PIENSA.
FELIPE JOVEN.- (RUMIANDO) ¡Trotacaminos de sus Majestades! Eso y no otra cosa es lo que soy desde hace dos años. Vivo sobre un caballo, sin ser nunca el mismo, ni tampoco mío. He de cambiarlo a cada amanecer y hasta tres veces en una jornada, según la premura del recado. Hoy es Ulm, mañana Ratisbona, o Staufen, o Lyon, Toledo o Sevilla, llevando y trayendo confidencias del Archiduque. Nunca he disfrutado más de tres semanas de muelle holgura; nunca he permanecido más de tres meses en el mismo sitio. Más de doscientas leguas hube de galopar para preguntarle a Zimmer si amaba al Emperador. ¡Quince días de matacaballo para hacer una pregunta! ¿Qué gloria lleva la de ser recadero?
ANDREA.- Señor Hutten, ¿qué os parece el río a esta hora del atardecer?
FELIPE JOVEN.- Hermoso, sin duda.
ANDREA.- El Danubio es el verdadero camino real de Europa. Antes de la guerra llevaba mis barcos hasta el Mar Negro y la misma Crimea. Ahora debo limitarme a navegar entre Ulm y Viena.
FELIPE JOVEN.- ¿Y no os aburre esta vida, maese? Este vivir sobre un camino, aunque sea de agua y se mueva.
ANDREA.- ¡Por Dios que no! A pesar de estar casado con la mujer más hermosa de Suabia, como lo oísteis decir al Señor de Federman. Tenemos una posada en sociedad con mi padre camino a Ausburgo, que nos da buen dinero.
FELIPE JOVEN.- ¿Y se puede saber qué hacéis montado en este cascarón con mujer y haciendo en que ocuparos?
ANDREA.- Para seros franco, Monseñor, no soporto otro tipo de vida que estar hoy en un sitio y mañana en otro. Por grande que sea mi amor por Berta y por mi anciano padre, he de confesaros que me aburro solemnemente a la semana de estar con ellos, como si una maldición me obligase huir constantemente de mí mismo.
FELIPE JOVEN.- ¿Y qué dice vuestra mujer?
ANDREA..- Está de acuerdo. He tenido una suerte desmedida. Ella es víctima del mismo mal. Dice no resistir por mucho tiempo la vida al lado de un hombre. Su primer marido la encerró por cuatro años en una granja sin ver más cosas que patos y gallinas. Desesperaba, cuando la súbita muerte de sus esposo la dejó libre. Juro no atarse a nadie hasta encontrarse con alguien que le permitiera ser soltera por temporadas., Por eso hacemos tan feliz pareja.-
FELIPE JOVEN.- ¿Tenéis hijos?
ANDREA.- Desgraciadamente no
FELIPE JOVEN.- ¿No será vuestra esposa víctima de algún maleficio? Es inusitado que una mujer joven no haya concebido luego de cuatro años de vida marital y con dos hombres. Me temo, maese, que algo extraño os ronda.
ANDREA (RASCÁNDOSE LA CABEZA) Es curioso, sois la segunda persona en hacerme tales advertencias. El caballero Von Spayer, casualmente de Ulm, ducho en Teología y en Demonios, tiene la misma sospecha. Von Spayer es muy versado en brujas y las persigue implacable. La última vez que lo vi, hará ya dos meses, iba camino de Ausburgo. Pesquisaba el caso de una de ellas que volaba siete leguas en su escoba. ¿Creéis que mi pobre Berta sea víctima de un hechizo?
FELIPE JOVEN.- No sería de extrañar por lo que me habéis referido. Secar el vientre de las mujeres es una de sus mañas preferidas.
ANDREA GOLDENFINGEN SE PERSIGNA Y FELIPE TAMBIEN.
NADREAS.- Navegaremos por diez días por el río, mi señor.
LA NAVE SE DELIZA POR EL RÍO. UN GRAN TRUENO Y EL SONIDO DEL NAVÍO SOBRE EL RÍO NOS ANUNCIA LA ELIPSIS.
FELIPE JOVE.-¡¿Andrea, cuánto falta para llegar a Viena?
ANDREA.- ¡Tres leguas, señor...! ¡¿Por que?!
FELIPE JOVEN.- Porque veo un grupo de soldados en la orilla derecha, haciendo enérgicas señas.
ANDREA.- ¡¡Dicen que los Turcos ya tienen ocupada toda la ribera opuesta...!! ¡¡Nosotros entraremos a Viena por aquesta poterna lateral de la puerta oeste... Por ella estamos muy bien protegidos... Cientos de soldados vigilan como hormigas sobre las murallas...!!
LA BARCAZA ATRACA TOCA LA ORILLA Y COMO DESPEDIDA FELIPE LEVANTA LA MANO A ANDREA.
FELIPE JOVEN.- ¡¿Qué día es hoy, ANDREA...?!
ANDREA.- ¡Veinte de septiembre de mil quinientos veintinueve, Señor! ¡¿A que punto os dirigís?!
FELIPE JOVEN.- ¡Al palacio Imperial! ¡Voy en busca del Archiduque Fernando...!
LA BARCAZA SE RETIRA DE LA ORILLA Y FELIPE GIRA. LA ELIPSIS LO HA LLEVADO AL PALACIO IMPERIAL DEL ARCHIDUQUE.
FERNANDO.- (CON LOS BRAZOS ABIERTOS) ¡Bienvenido, Felipe, hermano mío!
FELIPE JOVEN.- Estoy a tus órdenes...
FERNANDO.- ¡Bienvenido a este lugar del infierno!(MOSTRANDO)¡Mira los campos de Viena cubiertos de tenderetes Turcos! ¿Ves aquello que se eleva como un minarete? ¡Pues es un minarete! Y aquel palacio de cristal que allá se alza y donde no llegan nuestras bombas, es la casa y harén del mismísimo Solimán, el Gran Turco, El sultán victorioso, el asesino de mi cuñado el Rey de Hungría. Mira aquel cuerpo de infantería: son jenízaros, la tropa favorita de “El Magnífico”, como se hace llamar el muy truhán, Observa con qué agilidad cargan y se detienen. ¡Echan pie a tierra! ¡Se arrodillan! Cesan los ruidos del campamento! ¡Todo el campamento está de hinojos! ¡Es la hora de los Turcos para hablar con Alá! ¡No deja de ser hermoso ver a doscientos cincuenta mil hombres de guerra con la frente en tierra y el trasero en alto, paralizados por el canto de muecín! Estos son los momentos en los que los deberíamos atacar... pero nuestra gente está aterrorizada... ¡Yo también lo estoy!...Las bajas han sido terribles. El Turco se ha tragado la cuarta parte de Europa y ahora pretende engullirse a Viena. ¡Quien nos iba a decir hace cuatro años... tu eras un crío... que nos hallaríamos en estas desventuras? ¡Recuerdas a Pavía? ¡Victorioso mi hermano, vencido el rey francés! Era un espectáculo sublime. Hoy lo sublime es La Sublime Puerta, y perdóname el mal chascarrillo. Pero la situación me tiene al borde de padecer los mismos males de mi madre, la Reina Juana. ¿Qué sabes de ella? ¿Continúa todavía en Tordesillas? ¡Pobre hermano mío! Pese a ser Emperador de Alemania, todavía no es Rey de castilla, por más que la rija cual si lo fuera. Los españoles detestan al extranjero. mientras mi madre viva, han sentenciado las Cortes, ella será la Reina. Por más que delire y maldiga a Germana de Foix, amante de mi padre y lasciva esposa de mi abuelo. A los españoles no hay quién los entienda, y a los alemanes menos. Por esa incomprensión, CARLOS V tiene que permanecer allá y yo encontrarme aquí, dándole la cara al turco y a Solimán, quien, según dicen nuestros escuchas, se ha sentido acongojado de medir sus armas, luego de trajinar tan oneroso, con un simple Archiduque. Pero ¡Mira! Ya calla el muecín. Los espahíes han montado de un salto al unísono en diez mil caballos. Resuenan los atabales. ¡Mira cómo refulgen sus alfanjes al sol! ¡Nos amenazan! Aquel que viene a caballo, cerrado de negro como una viuda, es el mismísimo Solimán. ¡Es imponente el hombre! ¿No te parece? Buen guerrero, mejor administrador, tolerante en religión, siempre y cuando le rindan acatamiento. Eso es lo que siempre he recomendado a mi imperial hermano. Pero bien lo conoces. El tal Lutero no es más que un cura gritón y rijoso. ¿Sabías que se casó con una monja? Dejaría de alborotar, al igual que tu primo Ulrich de Hutten, si cediésemos un poco a sus demandas. ¿Y qué es lo que piden? Pues librarse del Papa de Roma, a quien CARLOS V hace cinco años tiró de las barbas, luego de dejarle hecho un asco el Vaticano. Pero así es CARLOS V. Ahora tenemos a los castellanos recelosos y a los alemanes en rebeldía. A propósito, ¿Cuál fue la respuesta del conde de Zimmer? Es un buen gordo, bebedor de cerveza, fiel a nuestra causa... ¿Pero cuidado!... ¡Huyamos de aquí!... ¡Comienza el ataque!... ¡Ya descargan cañones y culebrinas!
HUYEN HACIA OTRO LUGAR. SE ESCUCHAN ESTALLIDOS DE LAS BOMBAS QUE DAN JUSTO EN EL SALÓN EN EL QUE SE ENCONTRABAN REUNIDOS. LOS DISPAROS DE LAS ARMAS NO DEJAN DE SER ACOMPAÑADAS DE GRITOS. EL TIEMPO PARECE ACELERARSE Y A LO LEJOS SE ESCUCHAN CABALLOS. DE PRONTO TRUENOS Y UN TORRENCIAL AGUACERO. UN PAR DE SOLDADOS QUE HAN RESITIDO LA GUERRA ANUNCIAN A TODO PULMON LAS NUEVAS.
SOLDADO 1.- ¡Viena resistió el ataque otomano, aunque las tropas del sultán llegaron a combatir en las mismas calles!
SOLDADO 2.- ¡¡Solimán levantó el campo y se retiró hacia Hungría...!!
SOLDADO 1.- ¡¡Se dice fueron las lluvias del otoño, maleficio de alguna bruja!!
SOLDADO 2.- ¡¡También se dice que antes de retirarse le hizo saber a los sitiados que él “no había querido tomar Viena, sino retar en combate al Archiduque Fernando”!
DESDE LO ALTO DE LAS MURALLAS GRITA FERNANDO.
FERNANDO.- ¡Ya te habremos de creer, bobo! ¡Te retiras porque no puedes con nosotros y ya estás enterado de que el Emperador ha desembarcado en Génova! ¡¡Vete ya, bobo!
UN RIDÍCULO PELOTÓN DE SOLDADOS INFANTES SE FORMA Y SALE CON FELIPE A LA CABEZA.
FERNANDO.- (DIRECTO AL ESPECTADOR) Hutten salió con un pelotón de caballería en persecución del enemigo. Eran guerreros bisoños los de su cuerpo, no mayores de veinte años, buenos para las justas galanas y para pinchar turcos de madera... que de no hacerlo bien, recibirían un porrazo... Pero para la guerra...
Hutten era hábil en este arte de lancear soldados de juguete, y, Aunque estuvo en Pavía, como era más paje que escudero, hubo de contentarse con “ver los toros de lejos”... A los ocho años viajó a Castilla con CARLOS V V, adolescente para entonces. Los españoles les parecían pintorescos y soleados, y luminosos sus campos. Detesta el frío y la bruma, como lo que tuvo que soportar en Flandes, en sus tiempos de paje, sirviente o familiar de los dos príncipes. El Emperador le tenía particular simpatía “ Llevas el nombre de mi padre y eso es bastante”, le dijo misericordioso en tres ocasiones. Amaba con veneración a CARLOS V V, y con precedencia, a mí. Por su proximidad a la familia se le hizo correo de sangre entre Toledo y Viena. Bruselas o Sevilla... Que Dios os proteja
LOS MUCHACHOS GRITAN Y SIN DESPLAZARSE DE SU LUGAR PARECEN CABALGAR A LA GUERRA. DE PRONTO SE ESCUCHA UN GRITO.
FELIPE JOVEN.-.- ¡Los Jenízaros!
UN SOLDADO COMO UN CENTANAR, ERIZADO DE ALFANJES Y DE UNA MONSTRUOSA PELOTA DE HIERRO, EMERGE DETRÁS DE LA COLINA Y CON UN MOVIMIENTO UNOS HUYEN Y OTROS CAEN. SÓLO QUEDA EL JOVEN HUTTEN SIN SENTIDO. EL JENÍZARO LO RECOGE Y SE LO LLEVA COMO UN TROFEO DE GUERRA, ECHÁNDOLO EN UN LUGAR QUE CONSIDERA SEGURO. LO ZARANDEA PARA COMPROBAR QUE ESTÁ VIVO.
FRANCISCO GUERRERO.- ¡Jolines, si aun vives! ¡Pero no será por mucho tiempo! ¡Reza a cristo o a Mahoma, nene, hasta aquí te llegó la hora!
FELIPE JOVEN.-(HACE ESFUERZO POR INCORPORARSE) Dadme la vida y recibiréis a cambio crecida recompensa. Soy familiar y consejero del Archiduque Fernando.
FRANCISCO GUERRERO.- ¡Jolines! ¡Y el muy cabrón habla en mi lengua! ¿Se puede saber de donde un chivato ojiazul como tú, habla la lengua de María Santísima?
FELIPE JOVEN.- (ESPERANZADO) ¿Sois español?
FRANCISCO GUERRERO.- ¡Por supuesto, hijo! ¿De qué otra parte pudiera ser para maldecir con tanto donaire?
FELIPE JOVEN.- ¿Y qué hacéis, entonces, en tierras de infieles, con el distinguido uniforma de los jenízaros?
FRANCISCO GUERRERO.- ¡Vientos de suerte que nos echa el diablo! Yo era un chaval... tenía ocho años apenas...
FELIPE JOVEN.- (INTERRUMPIÉNDOLO)A esa edad conocí España.
FRANCISCO GUERRERO.- ...jugaba en la playa con otros dos chicos... Allá en Málaga...
FELIPE JOVEN.-¡Cuán bella es Málaga...! Si supieras lo que allá me ocurrió en un barrio llamado Los Percheles...
FRANCISCO GUERRERO.- ¡¿Conocéis Los Percheles?! Allí vivía yo con mi madre, que era calientacamas de oficio... pero si continúas interrumpiéndome os cortaré el guargüero. Dejadme quitaros ese traje de latón, que para nada sirve cuando un jenízaro esgrime su bola de hierro.
FELIPE JOVEN.- ¿Y mis compañeros?
FRANCISCO GUERRERO.- La mitad, muertos y la otra mitad, cautivos... Ya el Sultán pedirá rescate, si algo tienen en la escarcela. ¿Sois rico?
FELIPE JOVEN.- Por patrimonio no tengo un centavo.
FRANCISCO GUERRERO.- Muerto, entonces, sois.
FELIPE JOVEN.- Esperad un momento, amigo, a lo mejor llegamos a una buena componenda.
FRANCISCO GUERRERO.- ¡Cuál pudiera ser ella?
FELIPE JOVEN.- (RONRONEANDO DESDEÑOSO)Retornar, pongamos por caso, a la vida civilizada...
FRANCISCO GUERRERO.- ¿Acaso creéis que en Turquía la pasamos mal? Si vivieses en Estambul, os daríais cuenta de que Toledo no es más que un hato de porquería, al igual que la misma Viena. Pero la verdad es que a uno le hace falta su gente... Como os iba diciendo, a los ocho años unos piratas berberiscos raptáronme y vendiéronme como esclavo en Constantinopla. Como yo era alegre y fortachón, avezado en la pelea y lenguaraz como un mercader, el Gran Eunuco, quien fue mi primer amo, decidió que yo servía para jenízaro. Y no mintió el muy cabrón: al poco tiempo aventaba a mis compañeros. Antes de cumplir veinte años era el preferido del Sultán, su guardia de corps y confidente...
FELIPE JOVEN.-(MARAVILLADO) ¿Sois casto, entonces?
FRANCISCO GUERRERO.- ¡¿Casto?! ¡¿Qué coño creéis que soy?! ¿Cuándo habéis visto a un andaluz de pura cepa, como el que tenéis delante, que desde niño no ande de buscatetas?
FELIPE JOVEN.-Perdón... yo creía...
FRANCISCO GUERRERO.- Precisamente por mis ardores, que siempre satisfice a hurtadillas, fui descubierto estuprando a una esclava cicarsiana destina al Gran Visir. ¡Qué culo! ¡Qué tetas! ¡Qué manera de menearme el cipote! (TR) Allí perdí la gracia de Solimán, amenazándoseme con la castración de volver a incurrir en lo que lo que ellos llaman “terrible pecado”. ¡Como comprenderéis, pasábamela con los huevos en un hilo! Pues yo, en materia de hembras soy más incontinente que un verraco. Con deciros que en días pasados fueron tales mis apremios, que me hallé forzando una mula...
FELIPE JOVEN.- ¡¿A una mula?!
FRANCISCO GUERRERO.- ¡Claro que a una mula! ¿Y por qué os extraña? Hay momentos, hijo, que a uno no le hace asco ni unas camella, que, además de oler a diablos, lanza mordiscos y patadas. Por eso tengo por norte regresarme a la cristiandad. Eso de caparme... me aflige sobremanera.
FELIPE JOVEN.- ¿Y por qué no regresáis conmigo a Viena? No está más distante de dos leguas y media. Intercederé por vos ante el Archiduque, estoy seguro de lograr clemencia, os darán un cargo de significación en el ejercito.
FRANCISCO GUERRERO.- No estaría mala la idea, si los hi de puta de los eunucos, que son los que llevan las riendas del gobierno, no hubieran dejado como rehenes a los dos chicos con quienes raptáronme hace dieciocho años. Ellos, aunque no valen para nada, son mi única familia. De no regresar vivo o contárseme entre los muertos, serán estrangulados en el mercado de Constantinopla.
FELIPE JOVEN.- ¡Qué pena! Os compadezco en vuestro destino ¿Cómo pudiese yo ayudaros?
FRANCISCO GUERRERO.- ¡Dejad los melindres!, gaznápiro, que no estamos en la corte! He desistido de cortaros el gaznate por el solo hecho de haber estado en Los Parcheles de Málaga, donde han quedado para siempre los alegres recuerdos de mi infancia, con sus burdeles festivos y aquel ingenio de ocurrencias. Os llevaré en vuestro corcel hasta las mismas puertas de Viena; y quiera El Profeta que algún día pueda escapar de aquella gentuza que me quiere capar. Tarde o temprano lo intentaré; tarde o temprano nos volveremos a ver, os lo prometo, como que me llamo Francisco Guerrero, cautivo de los Turcos y natural de Baeza! ¡Vamos en marcha, nene!¡Vamos en marcha!
SALEN.
LOS TÉCNICOS CAMBIAN DE TURNO. ENTRAN OTROS ESPACIOS.
DIRECTOR.- (AL ASITENTE) ¿Y la Chamise?
ASISTENTE.- Mandó a decir con el señor Calderón y el señor Briceño, que o firmaba un contrato o que ella no iba a venir hoy, porque hacer el ridículo en una película como esta, sin que le paguen como es debido.
DIRECTOR.- ¡Me cago en la madre que la parió! ¡¿Pero qué se ha creído la enana esa?!
ASISTENTE.- Parece que alguien le dijo que se recibió un aporte muy importante de la Embajada de Alemania y que era bastante... jugosa... y usted sabes cómo es... En lo que medio huelen platica a la gente se le abren las agallas.... Dijo hasta que iba a hablar con los hijos de... (AL OIDO)
DIRECTOR.- ¡¿Cómo es la vaina?! (IRACUNDO) ¡Qué les diga...que les diga! ¡Gran pendejada! ¿Pero dile que si lo hace se va a tener que ir a hacer cine al Congo Belga! porque yo me voy a encargar personalmente de coserle la totona para que no pueda ni mear más nunca delante de una cámara. ¡Qué jodido es hacer cine en Caracas, no joda! ¡Yo como que me voy a México...! Aunque sea sé que por lo menos habrá dinero de verdad para trabajar entre artistas y no entre esta secta de chismosos... allá la gente es profesional... hay artistas aunque muchos se parezcan a Capulina...... Aquí lo que hay es una turba de alcohólicos y comunistoides trasnochados, drogadictos y adictos al sexo tratando de darle forma a una vaina que a lo mejor nunca llega a ser de verdad venezolana, porque ninguno se siente venezolano. Uno sueña y sueña y sueña, y los norteamericanos te empujan el palo con dos explosiones, una matadera de gente y mucha acción de guerra... y el palo te llega a la garganta, porque mientras ellos se están afinando en la historia objetiva, nosotros de pajúos creemos en la subjetiva, en la que modifica al personaje principal, en Europa... y resulta que cuando la gente viene a ver tus vainas al cine, se queda dormida... porque no entienden de arte en el cine y se limpian el culo con tu proceso artístico... y te empujan a la acción principal, a la historia objetiva, a la sangre, los disparos y la mierda como única alternativa para sobrevivir en la pantalla grande... El coño de la madre de los Oscar’s, y nojoda... encima de eso hay que calarse a la sarta de delincuentes que son los actores, capaz de matara a sus propias madres para justificarse... ¡¿Que coño voy a hacer con la enana?!
ASISTENTE.- Prevenido sonido.
SONIDISTA.- Sonido prevenido.
DIRECTOR.- Dímele a la señora Chamise, que o se presenta ahora mismo a maquillaje para que se aliste para sus escenas que vienen en...(MIRA EL RELOJ) dos horas, o voy a llamar a Mejías, a Chocrón o a Curiel para que me mande alguna de las carajitas del teatro universitario, del pedagógico, o del Nuevo Grupo para que hagan su personaje... Que hasta a lo mejor así hasta descubrimos un rostro nuevo en el cine venezolano y nos quitamos de una vez la brejetería esta de siempre querer tenerla a ella en todas las películas venezolanas para que joda como una sarna... Y que no llegue borracha... porque de seguro tiene una pea de madre y señor mío... (CONFIDENTE) Y de todos modos llámate a la Antillano o a la Romero... Esas tienen lo que me gusta: fuerza... sobre actuadas como ellas sólo saben... pero con mucha fuerza...
ASISTENTE.- Si, pueden ser ellas, pero no la Pérez Díaz, porque si Briceño y ella están juntos se sacan los ojos... la última vez, cuando ella le dijo “Dulce” el llamo a la señora Amalia “Cupletera”... que no sé exactamente qué es lo que significa, pero parece que es una grosería porque la señora se puso como una fiera... y hasta quemó el set de donde grababan... con decirle que hasta Culebra llevó cucharazos.
DIRECTOR.- Mira... haz lo que quieras... Pero que me solucionen la vaina.
ASISTENTE.- Como diga, jefe.
DIRECTOR.- Claro que es como yo diga... Soy el director de esta mierda.
ASISTENTE.- Sí, señor... (TR)¡Silencio! Primera Parte. Escena secuencia tercera. primera parte. Coronación en Roma.
DIRECTOR.- Luces, cámara..¡Rueda!

III
Coronación En Roma
HUTTEN Y EL ARCHIDUQUE BEBEN UNA COPA DE LICOR CONTEMPLANDO LA NIEVE. A LO LEJOS LAS CAMPANAS DE SAN ESTEBAN.
FELIPE JOVEN.- Ha sido una gran cena de navidad después de la retirada de Solimán... Aunque no debéis olvidar que aun abunda gente maltrecha y llorosa por la calles de Viena.
FERNANDO.- Este es el palacio, deja que la ruina quede fuera de nuestra vista. (BEBE) Hemos de estar en Roma en febrero. Mi hermano será coronado por el Papa, Emperador del Sacro Imperio Romano. Es nuestra reconciliación con la Santa Sede. Ya nuestros enemigos no tendrán más que murmurar. Y para asegurar Alemania a los Habsbugo, me hará coronar Rey de los romanos.
FELIPE JOVEN.- (AMARGO, PARA SI) “Una vez más sobre el camino”.
EL SONIDO DE LAS CAMPANAS AUMENTA.
FELIPE JOVEN.- (A FERNANDO) ¡Dios os bendiga, Alteza Real!
FERNANDO QUEDA SOLO BAJO UN CENITAL COMO SI FUERA ESCUCHADO POR FELIPE. ESCUCHAMOS EN ACCIÓN LO DESCRITO POR ÉL SE COMPONE LA ESCENA DE LA CORONACIÓN.
FERNANDO.- En esa fastuosa oportunidad, abrirán los Grandes de España, vestidos con ricas telas tejidas en oro, cabalgando briosos caballos forrados en hierro. El Conde de Nasau a la cabeza de otros poderosos señores del Imperio con un traje también recamado en oro sobre su armadura. En seguida veinticinco pajes, en terciopelo amarillo, montados sobre alazanes con áureas gualdrapas. Seiscientos alabarderos, con trajes color gualda, sucederán a los pajes y precederán al Emperador, montado en un magnífico corcel húngaro, ricamente enjaezado con bocado y barbada de oro fino. Cuatro gentilhombres a pie sostendrán sobre la cabeza del Emperador un baldaquino tejido con preciosos hilos. Delante de Carlos V , cabalgará su Gran Mariscal Adriano de Croy, con la espada desenvainada. Tras el Emperador iré yo y la escolta palaciega, rivalizando en elegancia.
FELIPE JOVEN.- Yo no iré entre ustedes.
DEL TORO.- (PROTESTANDO) ¡Hi de putas! ¡Un traje de gala para la ocasión no baja de trescientos florines!
MORANTE.- ¡¡Nuestra paga de dos años!! (AMBOS HACEN UN GESTO SOEZ) Hutten, Del Toro y Morante, su servidor, desfilaremos detrás del cortejo...
DEL TORO.- Y con nuestras pesadas armaduras de fierro.
RIEN CON VULGARIDAD, MIENTRAS SE UBICAN EN UN SITO APARTADO EN EL QUE SE ESTÁ LLEVANDO A CABO LA CORONACIÓN POR EL PAPA CLEMENTE VII Y SUS CARDENALES. UNA VEZ CORONADO EL EMPERADOR HUTTEN DESCUBRE LA MIRADA DE UNA JOVENCITA RICAMENTE ENJOYADA QUIEN NO DEJA DE BUSCAR SUS OJOS COMO AL DESCUIDO. LA MÚSICA DE TROMPETAS, CLARINES, OBOES, RABELES, ARPAS Y VIOLAS INVADE EL LUGAR.
FELIPE JOVEN.- Me bastará haber visto esto para sentirme satisfecho. Lo recordaré mientras viva.
DEL TORO.- (MALICIOSO) ¿Habéis visto, Felipe, aquella doncella a cuatro puestos del Emperador?
FELIPE JOVEN.- ¿Quién es ella?
MORANTE.- Es la hija del Duque de Medina Sidonia.
DEL TORO.- Grande de España, Señor de Andalucía con pretensiones de rey.
FELIPE LA MIRA CON ARDOR Y TODO PARECE DETENERSE PARA QUE ELLA ESCUCHE LO QUE ÉL DICE
FELIPE JOVEN.- ¡Válgame el Cielo! ¡Nunca había a una mujer de tal perfección y donaire!
LA DAMITA AL ESCUCHARLE LE SONRÍE CON TRAVESURA.
DEL TORO.- ¡Vamos Felipe, que estás de suerte!
MORANTE.- ¡Mira, hijo, te hace otro requiebro!
RISAS DE CELEBRACIÓN. LA HIJA DEL GRANDE SALIÓ DEL BRAZO DE SU PADRE Y JUSTO ANTES DE SALIR ELLA VOLVIÓ A SONREÍRLE. Y AMBOS QUEDARON EMBELESADOS. UN ESTRUENDO DETIENE Y ATEMORIZA A LOS PRESENTES. DESDE EL DISCO DE LA LUNA DESCUBRIMOS LA PREMONITORIA PRESENCIA DE FAUSTO.
FAUSTO.- ¡Oídme bien los aquí presentes! ¡Lo que acabáis de ver es un presagio! ¡Carlos V de Habsbugo será el último Emperador coronado por un Papa! ¡Os lo dice Juan Fausto, el estrellero!
EL EMPERADOR CARLOS V HACE UNA SEÑA A SUS GUARDIAS QUE YA RODEABAN AMENAZANTES AL HOMBRE Y SU PERRO.
CARLOS V.- ¿Qué pretendes decirme, mago agorero?
FAUSTO.- Tomadlo por un buen auspicio, su Majestad! ¡Toda Italia será vuestra! Ya lo tengo en arreglo con mi cuñado...
UN TRUENO HACE DESAPARECER LA IMAGEN. TODOS ATERRADOS MIRAN A EL EMPERADOR QUIEN SONRÍE CON MALICIA.
CARLOS V.- ¡Entonces, que continúe la celebración!
TODO SE ORGANIZA EN UNA GRAN CELBRACIÓN CON VISOS ORGIÁSTICOS. MIENTRAS FELIPE Y SUS AMIGOS MONTAN GUARDIA
FELIPE JOVEN.- Nueve Días de fiesta y no he vuelto a ver a la duquesita... (DISIMULANDO) Ni al emperador...
DEL TORO.- Olvídate, Felipe de esa ilusión!
MORANTE.- Hay demasiada distancia entre un Grande de España y un pobretón como tú, por viejo y egregio que sea tu linaje.
DE PRONTO ELLA APARECE ACOMPAÑADA DE SU SOBERBIO PADRE. CON ZOZOBRA FELIPE BUSCA SU MIRADA SIN ÉXITO.
HERALDO.- ¡Su Majestad, El Emperador!
CON LAS ESPADAS EN MEDIO DE SUS OJOS, FELIPE Y SUS COMPAÑEROS DE GUARDIA VEN APARECE A CARLOS V, EL DUEÑO DEL MUNDO. FANFARRIA. AL SALUDAR Y TODOS HACERLE REVERENCIAN, SOLO EL DUQUE Y SU HIJA PERMANECEN ERGUIDOS Y APENAS SE INCLINAN AL PASO DEL EMPERADOR.
FELIPE JOVEN.- Menudo poder el de esta gente. Y yo alimentando en sueños imposibles.
FERNANDO.- ¡Mirad, Majestad, allá! Felipe de Hutten, por quien me habéis preguntado
CARLOS V.- ¡Felipe! Acércate...!
UN MURMULLO ENVIDIOSO ACOMPAÑA EL CAMINO DE FELIPE HACIA EL EMPERADOR.
CARLOS V.- ¡¿Qué te habéis hecho, hombre de Dios?! Ya he preguntado por ti. Dile a éste (SEÑALA A FERNANDO) que te envíe lo más pronto a Toledo con algún recado. Quiero tenerte cerca.
FELIPE ASIENTE CON UN GESTO DE SU CABEZA Y EL EMPERADOR Y SU SÉQUITO CONTINÚAN DEJÉNDOLO CON LOS OJOS LLOROSOS, MIENTRAS VE PARTIR A EL DUQUE Y A SU MOVEDIZA HIJA. Y EL ARCHIDUQUE QUEDA ESCRIBIENDO UNA CARTA CON LA COMPAÑÍA DE FELIPE.
FERNANDO.- ¡Felipe! Necesito que vayas a Ausgburgo para negociar con los Welser un nuevo empréstito. Aquí llevas sendas cartas para esas sanguijuelas
FELIPE JOVEN.- Como lo indique Su Gracia, digo, Su Majestad...
FERNANDO.- Siempre se te olvida la fecha de mi coronación. Fue hace dos años, el 5 de enero de 1531, no lo eches en saco roto, fui ungido en Aquisgrán Rey de los Romanos.
FELIPE JOVEN.- Perdone, Su Majestad...
TOMA LAS CARTAS Y SALE SIN DARLE LA ESPALDA A FERNADO.
FELIPE JOVEN.- (ANTES DEL MUTIS) Y hace dos años que no te he vuelto a ver, duquesita.
CAE TRUENO. SE COMIENZA A ESCUCHAR EL CHOQUE DEL AGUA DEL RÍO DEL PUERTO.
DIRECTOR.- ¡¡Corten!!
ARTICULACIÓN.

FERNANDO/ACTOR.- Que le cambien ese jubón a Felipe, porque se ha miado y huele a mierda.
ASISTENTE.- ¡Vestuario!
FELIPE JOVEN /ACTOR.- Es que no lo puedo evitar... siempre me ocurre cuando estoy frente al hecho artístico.
DIRECTOR.- Pues entonces que le compren pañales desechables al cabrón, antes de que me pudra todo el vestuario.
LOS TÉCNICOS CAMBIAN DE TURNO. ENTRAN OTROS ESPACIOS.
ASISTENTE.- ¡Prevenidos! Secuencia cuarta. Primera parte. Parsifal.
DIRECTOR.- Luces, cámara..¡Rueda!

IV
PARSIFAL
AL GIRAR FELIPE ESTÁ EN EL PUERTO Y ES RECIBIDO POR ANDREA EN SU BARCAZA. FELIPE EL VIEJO LOS MIRA CON CIERTA CURIOSIDAD MIENTRAS TOMA UN POCILLO DE CAFÉ.
ANDREA.- Me complace sobremanera, Monseñor, recorrer con vos la misma ruta. Ahora iremos más despacio, tenemos el viento y la corriente en contra. Pero no os preocupéis, mis fortachones muchachos a fuerza de brazos nos llevarán a donde os plazca. ¿Vais a Ausburgo, me habéis dicho? Os dejaré donde el Lerch desemboca en el Danubio. Siguiendo su curso llegaréis a la ciudad en un tercio de jornada con ventaja de que podréis pasar la noche en “Las Tres Herraduras”. ¿Conocéis Ausburgo?
FELIPE JOVEN.- Aún no.
ANDREA.- Es una ciudad muy próspera, dolor de cabeza de los grandes señores: el fuero otorgado por Maximiliano, al igual que a otras ciudades, ha dislocado sus privilegios. Los campesinos y artesanos que se acojan a sus murallas son declarados libres de toda tributación.
FELIPE AJENO MIRA EL PAISAJE TANTAS VECES RECORRIDO. EN LAS INMEDIACIONES DE UN PUEBLO UN TUMULTO Y UNA HUMAREDA LLAMAN SU ATENCIÓN.
FELIPE JOVEN.- ¿Qué sucederá?
ANDREA.- Están quemando a una bruja. ¿Quiere, Monseñor, acercarse a ver?
A LO LEJOS SE ESCUCHAN LOS GRITOS DE LOS POBLADORES.
FELIPE JOVEN.- En modo alguno. Sigamos adelante.
ANDREA.- De un tiempo a esta parte la quema de brujas se ha incrementado en Austria, en Suiza y en el sur de Alemania, en como llevan a la hoguera cien por años. (SE PERSIGNA) Temo a las brujas. Hacen hechizos, adoptan forma de gato, vuelan en sus escobas, seducen a los niños y a los jóvenes...
FELIPE JOVEN.- Lo sé. Por eso he reforzado mi actitud con el voto de castidad hasta el matrimonio, ante el mismo Príncipe Cardenal de Würzburg... (PARA SÍ) Odio a las brujas... temo a las mujeres de la noche, todas deben ser destruidas, todas deben yacer conmigo... Pero, ¿qué estoy diciendo, Santa María?
ANDREA.- Me parece bien que hayan quemado a esa bruja. Valida del mal de ojo causó la muerte de tres niños.
FELIPE JOVEN.-Está bien, entonces que la hayan destruido.
ATRACAN.
Andrea.- Hemos llegado, Monseñor. Pudierais hospedaros como os dije en mi, en mi posada de Las Tres Herraduras. Está a menos de tres millas de aquí.
FELIPE JOVEN.-Así lo haré.
(ALEJÁNDOSE EN SU EMBARCACIÓN)
ANDREA.- (GRITANDO) ¡Dadle saludos a mi padre y a mi amada Berta!¡Decidle que estaré de vuelta en casa antes de dos meses! ¡Salud Monseñor! ¡Que Dios y Santa María os acompañen!
FELIPE ATRAVIESA LA LUNA CON SU EQUIPAJE Y AL GIRAR DESCUBRE A UN VIEJO AFANOSO.
TABERNERO.- Entrad, mi señor. Ya me ocuparé de vuestro corcel.
FELIPE JOVEN.- Dejadlo, no quiere trasponer vuestro corral y prefiero que descanse al aire libre.
TABERNERO 2.- Descuidad, mi señor, esto suele sucederles luego de una larga travesía. Añoran seguramente la libertad de un cielo estrellado y el moverse sin esfuerzo por los caminos del río. Yo tengo un hijo que os parece... Sentaos donde os plazca, en un santiamén estaré con vos. Tenemos rodilla de cerdo para esta noche y sopa de coles. Voy a calmar a vuestro corcel.
UNA MUJER ALTA, DELGADA, VESTIDA A LA USANZA BÁVARA, MONGOLA POR SUS PÓMULOS SALIENTES Y MUY ATRACTIVA SE LE PARA EN FRENTE A FELIPE.
BERTA.- ¿En qué puedo servir a tan galano y apuesto caballero?
FELIPE JOVEN.- (DESLUMBRADO) ¡Santa María de Soddenheim!
BERTA.- (MALICIOSA)Yo soy Berta, la posadera, la mujer de Goldenfingen, el marino. ¿Acaso lo conocéis? Mi marido nunca está en casa... Aquí tenemos todo cuanto os pueda dar gusto. Buena mesa para el yantar,, buena gente para departir y buena cama para... dormir, si no preferís otra cosa.
TABERNERO 2.- (IRRUMPIENDO)Al fin vuestro corcel se ha sosegado.
BERTA.- (SIN QUE LA ESCUCHE EL ANCIANO)Quedaos a dormir, mi marido se acuesta esta noche con el Danubio.
BERTA SE DA VUELTA Y REGRESA A LA COCINA.
TABERNERO 2.- Comió con apetito su buena ración de avena
BERTA REAPARECE CON UN PLATO EN CADA MANO Y UN LARGO PAN BAJO EL BRAZO.
TABERNERO 2.- subo ahora a mismo a preparar vuestra alcoba. Os daré la que tgiene vista al río.
BERTA LE PONE LA COMIDA DE TAL MODO QUE PUEDA VERLE LOS SENOS Y ESTO INQUIETA A FELIPE.
FELIPE JOVEN.- (AL TABERNERO 2)Tengo prisa a llegar esta misma noche a Ausburg, con luna llena y buen paso llegaré antes de que canten los gallos.,
TABERNERO 2.- Lo lamento, mi señor, pero si es vuestro deseo aperaré de nuevo la bestia, para que prosigáis vuestro viaje luego de cenar.
ANTES DE QUE BERTA SE ENCAMINARA A ATENDER A UNOS PAISANOS LE SUSURRO A OIDO A FELIPE.
BERTA.- Si quieres volver a mí, estaré esperándote.
FELIPE COME NERVIOSO MIENTRAS SE REPITE.
FELIPE JOVEN.- Si Parsifal pudo resistirse a la bella Kundry, yo no puedo ser menos. (COME) Tan pronto vuelva la haré sentir el poder de mi continencia.
BERTA NO VOLVIÓ Y UNA VEZ TERMINADA SU CENA SE LEVANTÓ PARA IRSE.
FELIPE JOVEN.-(AL TABERNERO MIENTRAS LE PONE LAS MONEDAS EN LA MESA)Me marcho.
FELIPE SALE DE LA POSADA. UN RAYO Y UN TRUENO PRECEDIERON EL CHUBASCO. CAMINANDO EN UN RECODO DEL CAMINO.
FELIPE JOVEN.-Qué extraña resulta esta lluvia.
UN RELÑÁMPAGO DEJA VER UNA FIGURA FEMENINA BAJO UNA ARCADA.
FELIPE JOVEN.- ¡Berta! ¿Y si Berta es la bruja que buscan en estos parajes?
LA MUJER COMIENZA A REIR DE UN MODO MUY PECULIAR. A DESAPARECER LA NUBE QUECUBRÍA LA LUNA VEMOS AFAUSTO Y A MEFISTÓFELES OBSERVANDO LA ESCENA
FELIPE JOVEN.-¡Es bruja! No hay otra explicación. Estoy muy lejos de la Posada de Las Tres Herraduras, y a menos que haya volado hasta aquí, no encuentro otra explicación a su presencia en estos parajes. ¡Santa María apiádate de mí!
BERTA.- Tranquilizaos noble caballero. No soy bruja, ni soy Berta la posadera. Soy apenas su hermana gemela. Me llamo Gertrudis. Vivo cerca de aquí, a menos de cien varas y buscaba un ovejo que se me había extraviado cuando me sorprendió la tormenta.
FELIPE JOVEN.- ¡Qué gran parecido!
BERTA.- (TOMÁNDOLO DE LA MANO CON VOZ ARDIDA) Pero venid, mi señor...pongámonos a buen resguardo en aquel cobertizo. Esa la única parte techada. Allí podremos charlar y descansar mientras pasa el mal tiempo.
FELIPE SE DEJA LLEVAR HASTA EL PASTIZAL Y AFUERA SE ESCUCHA A EL CORCEL DANDO RELINCHOS Y COCES.
BERTA.-.Son muchas las persona que como vos se han dado un susto al encontrarse conmigo o con mi hermana, luego de habernos dejado atrás
LA MUJER SE ECHA EN EL PAJAL Y LO OBLIGA A ECHARSE CON ELLA.
BERTA.- (susurrándole)¿Sabéis que sois guapo de Chamises?
LA MUJER SE ACERCA PARA BESARLO Y ÉL TOMA SU CARA CON LAS DOS MANOS. ELLA DA MEDIA VUELTA Y SE ECHA SOBRE ÉL. PERO UN LARGO AULLIDO DE UN MEFISTÓFELES Y LOS RELINCHOS DE SU CABALLO LO DETIENEN.
FAUSTO.- ¡¡Cuidaos, Monseñor, de las mujeres de la noche!!
FELIPE RECHAZA A LA MUJER.
FELIPE JOVEN.- ¡Vade retro Satanás! ¡Padre Nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre...!
LA BRUJA CHILLA DESESPERADA COMO SI SE QUEMARA .Y. .SE ESCUCHAN VOCES DE UNA HORDA DE PAISANOS GRITANDO.
PAISANOS.- (AD LIB) ¡Es ella! ¡Es la Bruja! ¡¡¡Bruja!!!
UN SACERDOTE ELEVA HASTA SUS LABIOS
CAPUCHINO.- ¡Basta ya! ¡Echadla de una vez al fuego!
UN EXTRAÑO FUEGO COMIENZA A CONSUMIRLA HASTA QUE SE TRANSFORMA EN CENIZAS EN UN INSTANTE.
CAPUCHINO.- ¿Ya estáis bien, caballero?¿Nunca habéis visto quemar a una hechicera? Pasó me igual la primera vez.. Era una de las peores brujas que asolaban la región. Confesó en el tormento haber dado muerte a su primer marido y mantener hechizado al bueno de Goldenfingen.
FELIPE JOVEN.- Andrea...
CAPUCHINO.- A parte de divertirse con los hombres, era mala y vengadora con quienes se le negaban, apareciéndoseles a leguas más adelante para estrangularlos, como hizo a tres guapos mozos en los últimos años.
FELIPE JOVEN.- ¡¿Y fue ella?!
CAPUCHINO.- Se les creyó víctimas de bandoleros hasta que ella misma confesó bajo tormento, haberles dado muerte con sus propias manos.
FELIPE JOVEN.-¡¡Santa María de Soddenheim!! No erré cuando la sentí maligna y solicité su protección.
CAPUCHINO.- (OFRECIÉNDOLE UN VASO DE SANGRE)Era capaz de volar en su escoba por siete leguas. Gracias A vos la hemos podido castigar....
FELIPE LLEGA AL PUERTO AUN CONSTERNADO.
FELIPE JOVEN.- ¿Qué hubiera sido de mí de haber sucumbido a sus reclamos? Luego de hacerme pecar, robándome el estado de gracia, me hubiera quitado la vida enviándome a los infiernos. Con razón el corcel se mostró reacio a entrar y relinchaba al llegar a los parajes. Los animales presienten el mal. Un perro grande aulló. Sería Mefistófeles. ¡Oh, Doctor Fausto cuán poderoso mago eres! ¡Cumpliste tu promesa de sacarme de un serio apuro!
LA BARCA SE DESLIZA POR EL DANUBIO CORRIENTE ABAJO.
FELIPE JOVEN.- Es la segunda vez que me pasa. El demonio juega conmigo para perderme. Soy fuerte y continente ante las más hermosas mujeres, pero ante hembras como Berta, asiáticas de cara y alma, quedo indefenso y corro hacia el mal sin contenerme. He de flagelarme al llegar a Viena. Guardaré ayuno de pan y de agua por cuarenta días. Nunca más sucumbiré a las tentaciones de la carne. Mantendré mi voto de castidad hasta el matrimonio o abrazaré de una vez por toda el sacerdocio.
ENTRE NUBES EMERGE LA IMAGEN DE NICOLÁS FEDERMAN.
NICOLÁS.- Los curas como tú no encuentran jamás la paz en su oficio. Eres demasiado gallardo para profesar de monje. Las mujeres te miran al pasar con requebrante gusto. Jamás te dejarán quieto, ni en paz en los conventos. DESAPARECE.
FELIPE JOVEN.- Lo único que sé es que ya estoy harto de viajar de un sitio a otro. Los caminos son la vía por excelencia de que se valen las estrellas para mezclar a los hombres en tristes y dolorosas experiencias. Apenas vea a su Majestad le pediré que me guarde a su lado o me envíe a la guerra. No quiero volver a un camino, con banderola de paz.

DIRECTOR.- ¡Impriman! ¡Que se lleven el material a redición que yo paso en dos horas!!

LOS TÉCNICOS CAMBIAN. ENTRAN OTROS. EL ASISTENTE TRAE UN TELEFONO NEGRO CON UNA LARGA EXTENSIÓN AL DIRECTOR.

DIRECTOR.- (AGARRANDO EL TELEFONO, TAPÀ LA BOCINA) ¿Quién es?
ASISTENTE.- La Chamise...
DIRECTOR.- ¿Pero por qué carajo me la pasas...? ¡Yo estoy en pleno proceso creativo...! ¿Para qué me llama la bruja esta? ¿Para contarme su última cuita con Schmidhubert, o para pedirme dinero prestado? Dile que se venga que tiene grabación y le voy a coser la que te conté si no se sabe la letra y me vuelve una mierda la grabación... No... Mejor cítala para mañana... Hoy prefiero no verla...¿O es que tú también me quieres sabotear el proceso para que todo salga como una mierda, como siempre ha ocurrido con el cine venezolano, chico?
ASISTENTE.- Es que dijo que si no hablaba contigo no se iba a quedar en paz, porque ella hablaba con la cabeza y no con las patas ni con el rabo... y que la cabeza de todo esto eres tú...
DIRECTOR.- Alo... Sí... ¿qué quieres?... No por qué no estas aquí es lo que me pregunto yo... Tú lugar es el set, el escenario... la pantalla, pero no la casa... tú no eres ama de casa y no lo serás nunca... las mujeres como tú nunca llegan a ser mujeres de verdad... porque todos te aman mientras estás en la pantalla, pero los pies de barros de las actrices son demasiado frágiles cuando tratan de ser mujeres de verdad... ustedes son de mentira, de ficción y me sabe a casabe que digas todo el tiempo que soy un misógino de mierda... Sí lo soy ¿y qué coño pasa con eso...? si uno se tiene que calar a la legión de mujeres clase media aspiracional, a las que ningún espécimen masculino quiere coger, por inteligenticas, por acomplejadas, por sentirse superior a los hombres y por haber mamado más de la mitad de las cosas que tienen en la vida gracias a nosotros los hombres... he dicho... Yo lo que quiero es que te pongas los pies sobre la tierra y estés mañana aquí a primera hora... mira y si no estás olvídate de mí de todos los proyectos y regrésate a tu tierra de donde nunca jamás debiste haber salido, gárgola de mierda... No me interesa... ¡Haz lo que quieras y te advierto que cualquier, maldición o embrujo que pienses echarme piénsalo dos veces porque te deseo el doble para ti y que se te multiplique! (CUELGA) ¡¡¡Continúa y no quiero que nadie más eche vaina por lo que queda de rodaje el día de hoy o le voy a cortar la lengua y las manos y las bolas para que no me jodan más...!!!
ASISTENTE.- ¡Silencio! Secuencia quinta. Primera parte. Correo de sangre
DIRECTOR.- Luces, cámara... ¡Acción!
ARTICULACIÓN HACIA EL PALACIO.

V
Correo de Sangre.
AL GIRAR EL JOVEN FELIPE HA LLEGADO A PALACIO. EL AYUDA DE CÁMARA DE FERNANDO I HA SALIDO A SU ENCUENTRO.

AYUDA DE CÁMARA.- ¡Al fin llegasteis! SU Majestad ha enviado en vuestra busca en todas las direcciones. Requiere de vos con premura.
FELIPE AVANZA Y ENCUENTRA AL REY DE LOS ROMANOS CON EXPRESIÓN SOMBRÍA. EL AYUDA DE CÁMARA SE RETIRA
FERNANDO.- Cosa grave lo que te voy a confiar: Francisco I ha concertado una alianza secreta con Solimán.
FELIPE JOVEN.- ¡Es inaudito, es un rey cristiano!
FERNANDO.- Ñoñerías. El equilibrio del poder exige eso y más. Lo que te pido es llevar estos informes a mi hermano, El Emperador. Están escritos de modo tal modo que nadie, salvo que esté enterado de lo que te voy a decir, puede descifrarlos. Es imperativo que Carlos ataque de inmediato a los piratas de Argel. ¿Entendido?
FELIPE JOVEN.- A cabalidad, Su Majestad.
FERNANDO.- Te pondrás en camino ahora mismo. Viajaras como un modesto comerciante hasta Génova, donde tomarás el primer barco en dirección a España. Es preferible el albur de los piratas berberiscos que cruzar las tierras del traidor Francisco I.
DEL CHINCHORRO SE LEVANTA FELIPE EL VIEJO.
FELIPE VIEJO.- A matacaballos, cambiando de bestia cada tres horas, del alba al amanecer, RECORRÍ EL LARGO TRECHO QUE IBA DE Viena A LOS cantones suizos. Muy cerca de la frontera cambié mis ropas por un burdo traje. Los protestantes hostilizaban a los papistas y a los amigos de los Habsburgos, “anverso y reverso del mismo mal”. Llevaba yo más de tres leguas de andar por un agreste paraje, cuando del borde de un abrevadero otro jinete se me emparejó, para dar de beber a su bestia. Tenía hundido el pómulo derecho y sus ojos negro eran aterradores. Era tal la fuerza que emanaba de él que despertó en mí ese malestar que siempre me ha inquietado cada vez que he estado en peligro de muerte.
GEORG,. Buenos días, maese.
FELIPE JOVEN.- Buenos...
GEORG- ¿Vais muy lejos?
FELIPE JOVEN.- Se podría decir.
GEORG.- ¿Tenéis algún inconveniente en que hagamos el camino juntos?
FELIPE JOVEN.- Será para mí un placer compartir con vos...¡perdonad!... con tan noble caballero las vicisitudes del camino.
GEORG.- (RIENDO) Ducho sois en el tratamiento cortesano, para ser un joven mercader.
FELIPE VIEJO.- Fue inevitable llevar azarado mi mano al cuello de mi capa, donde ocultaba el real mensaje ante la sensación de peligro inminente
GEORG.-(AUTORITARIO) ¿Hacia dónde os dirigís?
FELIPE JOVEN.- Voy a Génova... a cobrar una deuda.-
GEORG.- (CON TRANSFONDO DE MOFA) Menos mal que no la habéis cobrado.
FELIPE JOVEN.- ¿Qué insinuáis?
GEORG.- Que estarías más expuesto a percances. En estos tiempos que corren la vida no vale nada y los bandidos acechan por los caminos. Pero tenéis suerte yo también me dirijo a Génova. Para mayor seguridad, me hago escoltar por los que vienen atrás
FELIPE VIEJO.- Al volverme quedé sorprendidos y más que tranquilo lo que vi me exacerbó: seis lasquenetes, armados de punta en blanco, custodiaban aquel hombre que más que de soldado tenías aspecto de bandolero de expresión feroz y sonrisa deforme.
FELIPE VIEJO TOMA CAFÉ RECALENTADO.
FELIPE JOVEN.-Pues no mucho podrían quitarme. Salvo seis florines y lo que llevo puesto, nada más tengo.
GEORG.- Por menos que eso he visto asesinar a muchos. Pero nada tendréis que temer mientras andéis en mi compañía. Mi nombre es Georg Hohermuth von Spayer...
FELIPE JOVEN.- ¿Von Spayer?
GEORG.- ... y muchos me conocen como el perseguidor de brujas. ¿Sabíais de mí?
FELIPE JOVEN.-Vuestro apellido es de gente muy distinguida en Ulm. Hace poco el Emperador concedió a un von Spayer un escudo nobiliario.
GEORG:- (SOLTANDO LA RISA) Ducho sois, os insisto, en ciertos conocimientos para ser un pequeño comerciante. Yo soy ese von Spayer a quien el Emperador concedió tan estimable gracia. Soy natural de Ulm y mi vida la he consagrada a la causa de los Habsburgo. (TOCÁNDOSE EL PÓMULO) Esto que veis aquí lo recibí en Mohacs luchando contra los turcos. Yo estaba al lado del rey Matías cuando se hundió en el pantano huyendo de lo jenízaros. Bueno, ya sabéis bastante de mí ¿Puedo saber cuál es vuestro nombre?
FELIPE JOVEN.- (MINTIENDO) Mi nombre es Felipe Mayer, natural de Ratisbona.
GEORG.- (CAMBIANDO DE HUMOR) Y por lo que veo no sois muy fuerte en la administración de la información que poseéis. Pero descuidad, no os traicionaré, ni trataré de averiguar vuestra identidad. Lo único que tengo por cierto es que no sois quien habéis dicho ser. (TR. MIRANDO AL HORIZONTE) Mirad; este paisaje.
FELIPE JOVEN.- (CONTEMPLATIVO) El paso de Brenero.
GEORG.- Por muchos siglos este fue el camino de la riqueza para Alemania. Antes de que cayesen en poder de los turcos las minas de oro y plata de Transilvania, la comunicación entre Oriente y Occidente se hacía por este desfiladero. Los súbditos del Gran Kan nos enviaban sedas, perfumes, especies y pedrerías y nosotros le pagábamos con metales preciosos, acero cobre y latón.
FELIPE JOVEN.- Y a la caída de Constantinopla todo se vino abajo.
GEORG.- Así es. Y cuando ya desesperábamos, un portugués navegó hasta las Indias, bordeando el cabo Bojador. Los empresarios alemanes entonces instalaron sus factorías en Portugal gran provecho,
FELIPE JOVEN.- Sin embargo se supo que los lusitanos los excluyeron al poco tiempo, declarando el comercio hacia Oriente monopolio de la corona.
GEORG.- Sois una madeja de información y conocimiento... El buen Dios ha sido, sin embargo, generoso con Alemania. Apenas nos retirábamos de Portugal, Cristóbal Colón, a nombre de Castilla, descubrió las Indias , que si no eran las de Marco Polo, eran tan ricas y de tanto provecho como aquéllas.. Bartolomé Welser, siempre avizor, vio en España la solución de su problemas. De allí su interés porque el príncipe Carlos de Habsburgo fuese emperador de Alemania. Al suministrarle el dinero que necesitaba para comprar a los grandes electores, adquirió preeminencia sobre los negocios del Nuevo Mundo.
UN ESTALLIDO DE TROTES DE CABALLOS NOS DA LA TRANSICIÓN DE TIEMPO. Y LLEGA A GÉNOVA. FELIPE LLEGA HASTA UNA OFICINA ATENDIDA POR UN EMPLEADO QUE ESCRIBE NÚMEROS EN UN LIBRO.
FELIPE JOVEN.- ¿Es esta la factoría de los Welser?
EMPLEADO.- Esta es... ¿En que os somos útiles?
FELIPE JOVEN.- Quisiera cambiar una letra, en efectivo
EMPLEADO.- Una cantidad en efectivo...
FELIPE JOVEN.- y quisiera, de ser posible, un pasaje en el primer barco de su confianza que navegue hacia Barcelona, que cobrará de parte del efectivo.
EMPLEADO.- (TOMANDO LA LETRA DE CAMBIO) ¿A ver?
CEJIJUNTO LEE EL DOCUMENTO Y SE ALEJA PUERTAS ADENTRO. FELIPE SE INQUIETA HASTA VERLE REGRESAR.
EMPLEADO.- Venid, señor Mayer. El director desea hablar con vos.
FELIPE JOVEN.- ¿El director? ¿Ocurre algo malo con mi letra de cambio?
EMPLEADO.- El director os lo dirá si es así.
LAS PUERTAS Y LA SEPARACIÓN HACIA LA OFICINA DEL DIRECTOR SE ELVAN MIENTRAS FELIPE SIGUE AL EMPLEADO Y NOS DEJAN DESCUBIR A VON SPAYER CON RICAS ROPAS Y UN GORRO DE TERCIOPELO EN SU ESCRITORIO.
GEORG.- ¿Con que os llamáis Felipe Mayer? Ya sospechaba que algo tendríais que ver con la casa Welser, a la que tengo el honor de regir en Génova. ¡No necesitáis justificaros, ni aspiro que lo hagáis! Bien conozco lo que son los grandes negocios. Ved mi caso: me habéis visto trajeado de guerrero y ahora de comerciante y seguramente os preguntaréis cuál es mi verdadera profesión. Y yo sólo tengo una respuesta: las dos. Como guerrero he combatido por los Welser y el Emperador por toda Europa, Así mismo he sido administrador y ipso a ratos en las más diversas ciudades. (ENTREGÁNDOLE EL DINERO Y EL PASAJE CORRESPONDIENTE) Bien amigo, llevad a buen término vuestra misión. Ya me encargaré de velar por ella ¿Qué os vaya bien... señor Mayer!
FELIPE GIRA Y ESTA EN EL VELERO RUMBO A BARCELONA. ESCUCHAMOS GUITARRAS QUE ANUNCIAN EL DESTINO
FELIPE JOVEN.- ¿Quién será ese von Spayer? Es indudable que conoce mi identidad y mi misión. De lo contrario no me hubiera invitado a ser su compañero. Él se presenta como fiel servidor de los Habsburgo. Su cargo de factor de lo Welser lo confirma, pero también puede ser un espía a sueldo del rey de Francia y hasta de los mismos turcos. La traición está a la orden del día por estos tiempos ¿Acaso el Condestable de Borbón no traicionó a su primo y rey Francisco I?
DE PRONTO VE DE ESPALDAS A UN MARINO Y LO RECONOCE.
FELIPE JOVEN.-¡Andrea Goldenfingen! ¡Maese!
ANDREA.- ¡Monseñor, qué sorpresa!
FELIPE JOVEN.- ¿Qué cuentas? (AL VER SU ROSTRO ENROJECITDO) No os veis realmente muy alegre... ¡Oh, disculpa...! ¿Es por Berta?
ANDREA.- (INTENTANDO OCULTAR SU PENA Y UN REPENTINO SOLLOZO) ¿Qué puedo deciros, Monseñor? No logro ocultar mi vergüenza. No creo ni una sola palabra sobre la presunta brujería de Berta. Pero por bruja la tiene, no sólo en aquel villorrio, sino a todo lo largo del Danubio. Por eso me dije, “basta ya de aguantar preguntas y chacotas. El mundo es ancho. Y si no quepo en Alemania me iré a España” por eso me tenéis aquí, dispuesto a abrirme paso a cómo dé lugar, huyendo de mi pasado.
FELIPE JOVEN.- Bueno ahí tienes el Mediterráneo. Tú no sabes a dónde vas y yo llevo encima la posibilidad de cambiar la historia de Europa
ANDREA.- El mundo es muy ancho, Monseñor... Como LA Bóveda celeste... Como la Luna...
Y AMBOS SE RECUESTAN EN LA ESCOTILLA MIRANDO EL MEDITERRÁNEO CON INTENCIONES DISTINTAS, ETERNAS. UNA VOZ DE ALARMA LOS SACA DE SUS CAVILACIONES.
MARINERO.- ¡¡Peligro!! ¡¡Nos interceptan a babor!!
ANDREA.- ¡¡Mirad, señor!! ¡¡Una nao berberisca y se nos echa encima!!
UN CAÑONAZO ESTREMECE LA PROA.
FELIPE JOVEN.-Es una nave de velas impulsada por veinte remeros.
CAPITAN.- (LANZANDO TRES COHETES) ¡¡Son piratas!! ¡¡No hagáis resistencia!! A lo mejor podemos salvar la vida!!
EL BAJEL DEL BARCO PIRATA CLAVA SU ESPOLÓN A UN COSTADO DEL BARCO, CAYENDO SOBRE LA CUBIERTA UN GRUPO DE FORAJIDOS CON SABLES AMENAZANTES. UN HOMBRE RUBIO, ALTO Y FORNIDO PREGUNTÓ.
FRANCISCO GUERRERO.- ¿Cuál de vosotros es el cabrón del capitán?
CAPITAN.- (BALBUCENTE) Yo señor.
FRANCISCO GUERRERO.- ¿ Puede saberse para qué coño lanzabas cohetes al aire, cual si esto fuese una verbena? ¡Habré de cortarte los huevos por estar de chivato!
FELIPE JOVEN.- ¡¡Esa voz!!
FRANCISCO GUERRERO.- ¡¡Señor Hutten!!
FELIPE JOVEN.- ¡¡Francisco Guerrero!! ¡¡Mi jenízaro protector!!
FRANCISCO GUERRERO.- ¿Pero hombre, de dónde salisteis?
FELIPE JOVEN.- Otro tanto pregunto yo. ¿Qué habéis hecho de vuestro uniforme?
FRANCISCO GUERRERO.- Lo mandé a la mierda una noche de media Luna. A pocas semanas de haber regresado a Constantinopla decidimos robarnos este barco y hacer la guerra por nuestra cuenta. Somos el terror de la Celedonia y aquí, sin jactancia, puedo deciros que no nos ha ido mal. Por primera vez nos hemos aventurado hasta Córcega. Pero contadme, Don Felipe, ¿seguis de ascético puñetero, o de puñetero auténtico?
FELIPE JOVEN.-(PROTESTANDO) ¡Callad, por Dios don Francisco! Y decidme: ¿por qué no habéis regresado a la cristiandad, como habíais prometido?
FRANCISCO GUERRERO.- ¡Ay, Don Felipe, la bondad me pierde! Apenas nos robamos la nao, nos percatamos de un grave problema: la mitad de los fugitivos eran musulmanes. Mal podíamos solicitar refugio si los pobre chicos iban a terminar de esclavos.
FELIPE JOVEN.-Pedro eso lo podía yo arreglar. ¿Por qué no fuiste en mi busca?
CUATRO CAÑONAZOS AL NORTE SUSPENDEN EL DIÁLOGO.
PIRATA.- ¡¡Galeras papales vienen sobre nosotros!!
FRANCISCO GUERRERO.- ¡Y son cuatro.. . y muy veloces. Y todo por culpa del tira cohetes éste, a quien voy a dejar como el gran eunuco.
FELIPE JOVEN.- ¡Quedaos quieto, don Francisco que agraváis vuestra suerte! Escribiré al Embajador de España en Roma y explicaré vuestro caso.
FRANCISCO GUERRERO.- De todas formas mi destino era terminar colgado. Y más vale pronto que tarde. ¡¡Huida!!
LOS PIRATAS HUYEN. SE ESCUCHAN CAÑONAZOS Y GRITOS.
FELIPE JOVEN.- (A ANDREA) Dios quiera que el capitán le haga llegar al Embajador la carta donde voy a interceder por este hombre
ANDREA.- No quiero desilusionaros, Monseñor, pero no es fácil salir airoso de esta triple conyunda de pirata, berberisco y renegado. Lo colgarán de las antenas del Castillo de San Ángelo. Hombres de su temple no los quiere nadie, ni como esclavo.
FELIPE JOVEN.- Pobre Francisco Guerrero. Parece que mi buen padre tuviese razón cuando afirma que a la postre toda vida termina mal.
ANDREA.- Yo lo creo, Don Felipe. Luego que el drama empieza, no ha de acabar hasta tanto los hados no nos hagan trizas. No hay salvación, señor. No hay salvación . La alegría, si es que se le halla, sólo se encuentra en la infancia; y de mucho durar se va con la juventud.
FELIPE JOVEN.- No penséis de esa manera, maese. Vivir en tristeza es un pecado contra el Espíritu Santo. Ya encontraréis la dicha una vez más... ya veréis.
LLEGAN A LOS MUELLES DE BARCELONA ABARROTADOS DE GENTE QUE VIENE Y QUE VA. HUTTEN SE APROXIMA A UN PAR DE VIEJOS MARINOS.
FELIPE JOVEN.- (PREGUNTANDO AL DE BARBA) Buen hombre, ¿sabéis dónde queda la casa Consistorial?
MARINO VIEJO.- ¿Flamenco, no?
FELIPE JOVEN.- No precisamente... soy alemán..
OTRO MARINO.- (ESCUPIENDO) ¡Bah! Para los efectos, lo mismo da una cosa o la otra: esquilmadores, sanguijuelas, piojos del Emperador. Venís a España sólo a sacarnos la sangre.
FELIPE JOVEN.-Pero, señor mío...
MARIANO VIEJO.- Tiene razón el maese. ¡Aquí no os queremos! ¡Vagabundos de parla torcida! ¡Farolones multicolores! ¡Sangradores de oficio!
FELIPE JOVEN.- Pero , señores, por Dios ¿qué mal os he hecho? ¿Por qué tantos insultos e injustificados desaires?
AMBOS VIEJOS.- ¡¡¡Fuera los flamencos!!!
VIEJA.- ¡¡Volved a vuestras tierra y dejad de esquilmarnos la bazofia que nos queda!!
GRITOS Y AMENAZAS RECIBE HUTTEN. LLEGA LA GUARDIA DE BARCELONA.
SARGENTO DE ALABARDEROS- ¿Que sucede aquí?
FELIPE JOVEN.- Nada, señor, por mi parte. Sólo he preguntado a esta buena gente donde queda la casa Consistorial y me han maldecido en diecisiete formas.
SARGENTO DE ALABARDEROS.- (EN TONO DE ARRESTO)Venid conmigo.
JUAN.- (HACIÉNDOSE NOTAR POR ASPECTO SEÑORIAL) Dejad en paz a los señores.
SARGENTO DE ALABARDEROS.- Como lo ordenéis, excelencia. (A LOS MARINOS) ¡¡retiraos de aquí!!
JUAN.- Permitid presentarme, señor de Hutten...
FELIPE JOVEN.- Me conoce...
JUAN.- Por supuesto. Soy Juan de Sarró, factor de la casa Welser en Barcelona. Tengo órdenes precisas de Georg von Spayer de satisfacer vuestras exigencias
FELIPE JOVEN.- ¿Von Spayer? ¿Pero si acabamos de desembarcar... cómo habéis podido...?
JUAN.- Descuidad. El secreto del éxito está en la precisión y la rapidez. Venid.
ANTES DE SEGUIRLO A ANDREA.
FELIPE JOVEN.- ¿Pero cómo pudo saber vos Spayer mi verdadero nombre? ¿y cómo puede haberse enterado este buen hombre, si apenas hace quince minutos que desembarcamos?
ANDREA.- No conocéis bien a von Spayer. Es uno de los hombres más facultos del imperio, además de ser inmensamente compasivo. Él fue el que me dio la noticia de lo sucedido a mi pobre Berta, allá en Ratisbona, incitándome para que abandonase a Alemania, dado el grave daño que el suceso causaría a mi reputación. Cual si fuese un hermano me dio caballo y dinero para llegar a Génova, y cartas para emplearme en la factoría hasta su regreso a la ciudad.
FELIPE JOVEN.-¡Caramba! No me dijiste que lo conocías en todo el tiempo que llevamos conversando (TOCA EL CUELLO DE SU CAPA) jamás me hubiera imaginado que un hombre de apariencia tan dura, albergase un buen corazón.
ANDREA.- No sólo eso; al llegar a, díjome paternal “Italia no queda lo suficientemente lejos para protegeros de la maledicencia. Deberíais marcharos a España, a Barcelona. Os daré una carta de recomendación para nuestro representante. Él os dará trabajo en aquella linda ciudad. Y si no os basta, idos a Sevilla y de allí a Indias, si es necesario. Mucho me temo que el feo asunto que abatió a vuestra desventurada mujer, os robe crédito y fiabilidad”.
FELIPE JOVEN.- ¿Es cierto que von Spayer conoció a vuestra mujer, afirmando que un maleficio la rondaba.
ANDREA.- ahora no tiene ninguna duda. Según él, mi Berta fue víctima de una verdadera bruja que al querer perderla la hizo aparecer como tal. Viviré para hallarla.
FELIPE JOVEN.- ¿Volvisteis a Las Tres Herraduras?
ANDREA.- (LLOROSO) ¡Ni por ocurrencia! Nunca más volví, ni volveré, mientras no llegue el día de la venganza. Mi pobre padre murió acongojado al poco tiempo. Lo mío de aquí en adelante será olvidar. Veamos las posibilidades que me brinda Barcelona para rehacer mi vida.
EL REPRESENATANTE DE LOS WELSER SE DETUVO. ANTE EL UMBRAL DE UNA POSADA DE ASPECTO RESPETABLE.
JUAN.- (DESPIDIÉNDOSE) Aquí podéis descansar, antes de emprender el largo camino que os espera.
FELIPE JOVEN.- (A ANDREA) Espero, Maese, que Dios y Santa María de Soddenheim os devuelvan la paz y felicidad perdida.
Andrea.- (CON LOS OJOS HÚMEDOS) Que ellos os protejan de todo mal, Monseñor
AL ENTRAR ESCUCHAMOS EL GALOPE DE CABALLOS Y TODO SE TRANSFORMA PARA DAR PASO A UNO DE LOS SALONES DEL HOGAR DEL EMPERADOR.. FELIPE SE VE FATIGADO QUE ES RECIBIDO POR EL MAYORDOMO DEL PALACIO.
MARYODOMO.- El emperador no ha de tardar en recibiros. Hace días que sabe de vuestro arribo y pregunta continuamente por vos. Se alegra de saber que ya os encontráis en casa. Ya sale el Duque de Medina-Sidonia. ¡Venid conmigo!
FELIPE LO VA PASAR ERGUIDO, SOBERBIO Y DOMINADOR
FELIPE JOVEN.- Padre de su bella hija.
LLEGANDO FRENTE AL EMPERADOR. LE DA LA CARTA CON LA CORTESÍA DEL CASO Y ESTE SACA UNA COPA OCULTA LLENA DE VINO.
CARLOS V.- (CON EL ROSTRO DESCOMPUESTO POR LA GOTA BEBE) No es de extrañar lo sucedido... ¡Maldita enfermedad ésta impídeme caminar y disfrutar de los placeres del vino! Yo, mi querido Felipe, estoy a punto de enloquecer. Esto no es un imperio, sino un tablao de mosaicos rotos. Cuando no son los castellanos, son los flamencos o los alemanes; o los que van y vienen de Indias, llenos de bubas y de sueños locos. No perdónanme haber nacido en Bruselas; hablar mal el castellano, cuando lo hago mejor que el alemán; y tener a Viena por mi capital. Ódianme los protestantes por haberme opuesto a Lutero; y los católicos se resisten por haber tirado de la nariz del Papa... Con razón, a los treinta y tres años, en la flor de la edad, parezco más viejo que mi abuelo Fernando el Católico cuando abandonó este cochino mundo, para gloria de la cristiandad y ventura mía. Nunca tuve suerte con ninguno de mis abuelos. El padre de mi padre, el gran bellaco del Maximiliano, de quien heredé mi afición por las ciencias ocultas, solía decir que, aparte ello y del gusto por la cetrería, nada teníamos en común. Y en cuanto a Fernando de Aragón, viejo lascivo e intrigante, prefería a mi hermano Fernando, tal como le sucede al pueblo español.: por el solo hecho de haberlo parido mi madre aquí. Nunca he tenido suerte para atraer amores. A los meses de nacido, mis padres se vinieron a España, y dejáronme por más de tres años con mi abuela, dos veces viuda y dura como una nuez. A los seis vi morir a mi padre, llamado el Hermoso por los aduladores, aunque fuese chaparro y enteco, y con esta misma quijada que tanto abruma a los Habsburgo... Pero alcánzame una copa de vino.
HUTTEN OBEDECE MIENTRAS EL EMPERADOR SE SABOREA COMO UN NIÑO ANTE UN DULCE, LE HACE GESTOS PARAQUE ÉL TAMBIEN SE SIRVA PERO FELIPE SE NIEGA..
CARLOS V.- Yo si quiero... aunque proteste el doctor Torrealba, un hombre la mar de pintoresco, mitad brujo, mitad médico (BEBE) Ya el Santo Oficio o la Inquisición, con más poderes que yo por la beatería de mi abuela Isabel, reclamo castigo para él, no tanto por brujo como por embustero y hube de acceder, para evitarme líos, que a mi médico le dieran doscientos azotes en la Plaza Pública. ¿Crees tú que un pueblo tan reacio a la ciencia sea capaz de llegar a alguna parte? ¡Ay! ¡Cómo me duele esta pierna! ¡Pero dadme más Borgoña...!

FELIPE OBEDECE Y CARLOS V BEBE CON SED ANCESTRAL.
CARLOS V.- Y ahora hablemos de otro asunto preocupante e ignorado por ti. Como bien sabes, llevado por la necesidad, ya que les debo un millón de ducados, hipotequé a los Welser, por veinte largos años, mi provincia de Venezuela.
FELIPE JOVEN.- ¿Venezuela de Indias...?
CARLOS V.- El caso fue, quiero serte sincero , que cuando Bartolomé Welser, ese usurero amigo de tu padre y el mío, propúsome el arriendo de la dicha provincia a cambio de mi deuda, vi el cielo abierto, diciéndome: “hay que ver las ñoñas a las que pueden estar expuestos los hombres cuando un banquero tan sabiondo afirma que en algún lugar de Tierra Firme se encuentra La Casa del Sol”. Yo, como político que soy, debo hacer uso de la estupidez de los hombres. Apenas dijéronme aquello, luego de simular regateos, accedí a su propuesta. Pasado tres años, cuando creía haber hecho pingüe negocio, encuéntrome que nunca lo hiciera peor. Un porquero de Trujillo, un tal Francisco Pizarro, acaba de conquistar –afuera se encuentra su hermano para presentarme homenaje- un reino o imperio siete veces mayor que España. Ello no sería nada si estuviese plantado de trigo ¡pero está lleno de oro y plata! Con decirte que el indio jefe de aquellos sitios, uno que mientan el Inca, ha pagado por su rescate todo un cuarto de dieciocho pies de ancho por treinta y seis de largo y hasta donde alcance su mano alzada, de puro oro. Y, por si fuera poco, dos veces una habitación mediana llena de pura plata. Por concepto del quinto real, y ve tú a saber lo esquilmado, han tocádome en suerte un millón doscientos mil ducados.
FELIPE JOVEN.- Una excelente suma.
CARLOS V.- ¿Te sorprende, no? Pues a mí me ha dejado sin sueño y sin apetito exacerbándome esta sed.. Pues, todas esas riquezas son unas bagatelas al lado de las existentes tierra adentro, donde me dicen que hay pueblos con muros y techos de oro, tal como lo refiere las Sagas de Esplandián que tantas veces leímos juntos y que la Inquisición condena por ser historia embustera. Pues bien, ¿sabes tú dónde se halla esa ciudad tras la cual desaparece el sol en las tardes? -Sorpréndete y santíguate!- ¡Pues nada menos que en Venezuela-
FELIPE JOVEN.- Santa María de Soddenheim... en Venezuela...
CARLOS V.- En Venezuela. De modo, mi querido Felipe, que al igual que Saúl, quien por muerto de hambre cambió el reino por un plato de fabada, yo, por un millón de escudos, una verdadera migaja, he entregado un emporio.
FELIPE JOVEN.- Pero...
CARLOS V.- Sí, lo sé... Tú te preguntarás, a todas estas, ¿qué pito toco yo en este funeral?¡Ya te lo digo! Pero antes, lléname de nuevo la copa con ese maravilloso vino... Un poco más... Así... así está bien. ¡Uff, qué delicia! Esta es una de las razones por la cual tanto he llorado haber traspasado mi ducado de Borgoña, aparte de por ser herencia de mi Bisabuelo... al que Torrealba le asigna la responsabilidad de mi gota y de esos ataques de alferecía que asáltanme desde la niñez. Pues como te iba diciendo, si los Welser están a punto de hallar la Casa del Sol, y la encuentran, no sólo perderé el mayor bien que el Señor me diera en suerte, sino que los muy pillos son capaces de birlarme el quinto de usufructo que me corresponde por ley... Como tú eres familiar o cliente de los Welser, ni ellos mismo están enterados hasta qué punto eres hombre de nuestra confianza, fácil te será enrolarte en la expedición próxima a zarpar para Venezuela, vigilando al paso e informándome de todo cuanto urdan esos malditos banqueros. Si cumplen fielmente lo acordado nada han de temer, pero si, porque la palabra del rey es sagrada. Pero, si incumpliesen cualquiera de las cláusulas como temo y deseo, las cosas cambiarían y me sería viable, sin peso para mi conciencia, anular un compromiso artero y perjudicial para mi patrimonio.
LA IMAGEN DE LA DUQUESITA APARECE Y A CARLOS V PARECE AGRADARLE SU PRESENCIA
FELIPE JOVEN.- Emperador...
CARLOS V.- (BEBE) En cualquier caso, rico habrás de regresar de las Indias; posición de honor tendrás en mi corte y en mi reino. Habrás de casarte, no de meterte a monje, como has dicho, con la más renombrada de nuestras princesas. Y bien pudieras terminar de gobernador o de Virrey de cualquiera de mis provincias. ¿Qué te parece la oferta, Felipe de Hutten?
FELIPE JOVEN.- Me acojo a vuestra voluntad, Emperador.
CARLOS V.- ¡Bien! Nada más tenemos que hablar por el momento. Vete ahora, afuera espera el doctor Torrealba. Pero antes de marcharte oculta en aquel armario esa botella y esta copa. En la enfermedad más puede el matasanos que el mismo rey. Mañana te haré llegar una carta para Bartolomé Welser, comunicándole mi decisión. ¿Crees que se opondrá el bellaco?
HUTTEN NIEGA CON LA CABEZA.
CARLOS V.- Vaya contigo mi gracia. ¡Ah! ¡Por último, si has de regresar, no volverás a tomar el camino de la mar sino el de la Tierra firme! A diferencia de lo que piensa mi Fernando, deleitoso de misterios, recorrerás el trayecto por la misma Francia, con credenciales francas de ser lo que eres: Un enviado imperial. Verás como el propio Paco de Angulema se encargará de velarte el sueño mientras estés en su reino.(HACE MUTIS)
FELIPE JOVEN.- Al fin el destino me coloca en promisoria situación. Ya no seré más correveidile de augustas inquietudes. Ya no seré el aburrido jinete que vive sobre el camino. El propio Emperador ha decidido por mí. Iré a Indias, a Venezuela, al país de la ciudad de oro, donde las tejas son lingotes acanalados, a merced del que las pueda tomar. Cruzaré el mar Océano. Tendré mando de tropas. Combatiré a los salvajes, como alguna vez lo intenté hacer con los turcos. ¿Dónde estará Francisco Guerrero, el Cautivo, como lo llaman sus compañeros? ¿Qué habrá sido de él? ¿Lo habrán colgado del Castillo de San Ángelo?
FAUSTO.- ¡Absteneos por Satanás, de ir tras la Casa del Sol! ¡Os lo dice Fausto, su hermano político, el más grande nigromante nacido de mujer! Quedaos acá. Mentid e intrigad en la corte. Haced de bufón, de heraldo de buenas y falsas nuevas, de paladín de alfombradas justas, de todo cuanto os repugne y hiera; pero no vayáis en pos de la Casa del Sol.
FELIPE JOVEN.- (REBELDE) La existencia está llena de extraños encuentros y también de posibilidades. La mía acaba de llegar y juro por mi honor que no habré de echarla en saco roto. Por última vez soy portador de un mensaje y lo celebro por más que sea del dueño del mundo al poderoso señor Bartolomé Welser. No voy a aceptar la profecía de un alquimista duquesita de Medina-Sidonia... Tú no serás mi perdición sino mi triunfo como noble... Iré a la isla de Venezuela, me haré de la fortuna que es menester para pretenderte y regresaré con la debida gloria para ser tu esposo... conseguirér fortuna para contraer nupcias contigo.
FELIPE JOVEN SE INCLINA ANTE ELLA Y LA DUQUESITA LO BENDICE Y LE DA UN PAÑUELO. ESTE SE LEVANTA AGALLARDO, LO TOMA Y SE DISPONE A PARTIR.
FELIPE JOVEN.- ¡Vamos a los caballos, pongámonos en marcha!
CON UN ADEMÁS DE FAUSTO LA DUQUESITA DESPARECE ENTRE LLAMAS COMO SI SE LA HUBIERA TRAGADO LA TIERRA.
FAUSTO.- No corráis tras la quimera, mi amado príncipe y señor... ¡Os lo decimos Fausto y Mefistófeles, mi demonio personal y familiar! ¡¡O morirás sin remedio!!
GRANDES ACORDES DE TENSIÓN
LOS TÉCNICOS CAMBIAN DE TURNO. ENTRAN OTROS ESPACIOS.
DIRECTOR.- ¡Corten!
ASISTENTE.- Hora de comer
DIRECTOR.- ¡Mañana a la misma hora!


FINAL DE LA PRIMERA PARTE DE
La Luna De Fausto




PERSONAJES DE LA PRIMERA PARTE DE La Luna De Fausto.
1. Fausto
2. Mefistófeles (Dogo)
3. Felipe Hutten Joven.
4. Felipe Hutten Viejo.
5. Zimmer.
6. Daniel.
7. Andrea Goldenfingen.
8. Fraile 1
9. Fraile 2
10. Tabernero 1
11. Militares (4)
12. Paisanos
13. Juan El Minero.
14. Nicolás de Federman
15. Teniente.
16. Fernando (Hermano de Carlos V)
17. Soldado 1.
18. Soldado 2.
19. Francisco El Guerrero.
20. Cuatro Jenízaros (4)
21. Del Toro.
22. Morante.
23. Otro marino.
24. Duquesa de Medina-Sidonia
25. Duque de Medina- Sidonia (Grande)
26. Carlos V.
27. Papa Clemente VII
28. Cardenales (Imágenes)
29. Berta
30. Dos Taberneros
31. Heraldo
32. Capuchino
33. Ayuda de Cámara de Fernando.
34. Georg Von Spayer
35. Acompañantes.
36. El Empleado de la oficina de Von Spayer.
37. Cuatro Marineros (4)
38. Capitán.
39. Piratas (Jenízaros)
40. Marino Viejo.
41. Vieja
42. Juan de Sarró.
43. Imágenes.
44. Director de la película.
45. Asistente 1
46. Asistente 2
47. Camarógrafo.
48. Iluminador
49. Sonidista.

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